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23 de noviembre de 2011


Angel Manfredi y Ana Sosa: héroes de la lucha popular

Hoy 1396 / AUDIOS Homenaje en Tucumán a detenidos desaparecidos del PCR

El viernes 18, en Tucumán, a 35 años de su secuestro, el PCR, la JCR y el PTP realizaron un emotivo homenaje a los camaradas Ángel Mafredi y Ana Sosa, secuestrados el 8 de agosto de 1976, por la dictadura videlista.

El viernes 18, en Tucumán, a 35 años de su secuestro, el PCR, la JCR y el PTP realizaron un emotivo homenaje a los camaradas Ángel Mafredi y Ana Sosa, secuestrados el 8 de agosto de 1976, por la dictadura videlista.
Cerca de 200 compañeros, familiares y amigos se dieron cita en el emblemático local de la FOTIA para homenajear a los queridos Angel y Ana María, quienes fueron recordados por el secretario del PCR de Tucumán y miembro de su Comité Central  Juan Rodrígues; la psicóloga, psicóloga social e investigadora Josefina Racedo; el secretario de zonal de la JCR, Marcos Mendoza; y Rosa Nassif, parte de los fundadores del PCR tucumano junto a Manfredi, y miembro del Comité Central del PCR.
Una profunda alegría y emoción causó la presencia de los hermanos e hijos de Angel, y de su compañera, con sus familias. También asistieron compañeros ferroviarios de Manfredi, así como compañeras de estudio, y alumnas de Ana Sosa.
Luego de entonar el Himno Nacional, y La Internacional, se leyó una carta del camarada Otto Vargas, secretario general del PCR, y múltiples adhesiones (Ver aparte). Contamos con el acompañamiento de fuerzas políticas como el Partido Comunista regional Tucumán, Libres del Sur, y Movimiento Socialista de los Trabajadores; también delegaciones del PCR de Santiago del Estero, de Salta con su secretario y miembro del CC Andrés Monzón, Carlos Aramayo del CC del PCR, Eduardo Bianchi, secretario del PCR de Jujuy. Además se encontraban presentes Ana Quiroga, directora de la Primera Escuela de Psicología Social, de la Casa de la Mujer “Norma Nassif”, del Sindicato Municipal de Aguilares, y compañeros y camaradas de la CCC y el PCR de la capital, Aguilares y Alberdi.
Durante el transcurso del acto, se leyeron dos poemas, uno de Juan M., “Consuelo a la hija de Ana”, y otro de Diana Fabio “A Ángel y Ana”, conmovedores ambos.

 

“Son nuestra guía y nuestro ejemplo”
El primer orador fue el secretario del PCR de Tucumán, Juan Rodrigues. El compañero destacó entre otras cosas que Ángel y Ana eran “dos compañeros entrañablemente queridos. Dos héroes. Dos mártires del pueblo argentino”. Rescató cómo estos compañeros no dudaron un instante en combatir a la feroz dictadura desde los inicios, por eso “son nuestra guía y nuestro ejemplo”. Recordó los comienzos de la militancia de Manfredi como joven estudiante de Filosofía, afiliado a los 19 años a la FJC, y su trabajo en los talleres ferroviarios, “donde fue elegido delgado en su sección, Cerrajería”, y su participación como delegado de Filosofía y Letras en el Congreso de la FUA de 1968.
Rodrígues se refirió a los orígenes militantes de Ana Sosa en la Juventud de la Acción Católica, “era una joven rebelde desde la secundaria”, resaltando que como docente fue consecuente con una concepción pedagógica “que no sea reproductora de la ideología dominante”. Recordó como estos compañeros se fueron forjando en esos tumultuosos años como militantes revolucionarios”; y el papel del Menap como organización estudiantil que tenía en claro la necesidad de un partido que fuera vanguardia revolucionaria, un instrumento de la clase obrera para que esta liderar el proceso revolucionario. Y cómo en este camino, cada uno por su lado, Mandredi y Sosa fueron parte de la conformación del PCR, cuando rompieron con el PC “que ya no quería más transitar por el camino de la revolución.
Rodrígues contó como por esos años muchos decían que el PCR iba a fracasar, “se equivocaron, porque nosotros estábamos profundamente convencidos de la necesidad de la revolución en la Argentina, y de la necesidad de un partido revolucionario que sea el instrumento de la clase obrera y el pueblo para llevar adelante esa revolución. “Y ese partido fue protagonista de los principales hechos de esa época”. Contó cómo ya en esos años, nos decían que el socialismo era una utopía. “Nosotros vimos el socialismo en Cuba, en Rusia, en China… vimos de lo que eran capaces esas masas cuando tomaron el cielo por asalto”. Y polemizó con los que sostienen que el comunismo ha fracasado, diciendo que “70 años les bastan para afirmar que el socialismo ha fracasado, cuando hicieron falta miles de años para que la humanidad se organice en clases sociales. Cuando hicieron falta centenares de años para que un modo de producción sea suplantado por otro modo de producción, con idas y vueltas, solamente el capitalismo tardó 400 años en establecerse en el poder. Y a nosotros con 70 años nos dicen que hemos fracasado. Nosotros decimos que hemos sido derrotados, no fracasamos”, y detalló Rodrigues los logros del socialismo.
Se refirió al auge revolucionario de los 60 y los 70, que en la Argentina fue muy profundo, donde los cuerpos de delegados y las comisiones internas combativas “florecían como hongos”, y cómo las clases dominantes, conjuradas con el imperialismo “sobre todo los imperialistas yanquis y rusos”, organizaron el golpe de Estado “que vino a terminar con ese proceso, y vino a implantar una política en beneficio de los más poderosos.”
“Cuando vino la dictadura nuestro partido dijo nos quedamos en la Argentina porque tenemos que combatir desde la clandestinidad, tenemos que ayudar a la organización de las masas contra esta dictadura. Nos cuestionamos a quienes se fueron, pero nosotros nos quedamos.
“Ahí están Angel y Ana, trabajando denodadamente, conspirando, para hacer retroceder a esa feroz dictadura”.
Relató Rodrígues cómo fue el secuestro, afirmando “sabemos que se los llevaron a los Arsenales. Sabemos que Ana estuvo muy enferma, sabemos de su valentía y también sabemos del valor de Ángel. Sabemos que les preguntaron a golpes, y sabemos que ellos contestaron con silencio. Por eso son nuestros héroes. Porque gracias a haber guardado los secretos de nuestra organización, la dictadura no nos pudo hacer más daño. Y muchos de los que estamos vivos, se lo debemos al valor y al heroísmo de estos compañeros”.
Finalizó Rodrígues afirmando que “permanecemos fieles a los principios por los que ellos dieron la vida, luchando denodadamente por esa revolución que es posible porque es necesaria”.

 

“Una mujer valiente y audaz”
Luego, Josefina Racedo, docente cesanteada por la dictadura que la lucha democrática logró reincorporar, actualmente Prof. Titular en la Facultad de Psicología, rectora del Instituto Superior de Psicología Social, quien conoció a Ana Sosa en 1962, recordó distintos tramos de la vida de Ana, afirmando: “Ana representó a miles de jóvenes mujeres que, como ella, querían cambiar el mundo… ¿qué conocí de ella? Su indoblegable rebeldía a las normas, al dogmatismo, a la hipocresía. Y conocí también de su afán de cambios, de gestar nuevos hijos, nuevos jóvenes, nuevos docentes”.
Racedo relató anécdotas de los “tumultuosos años” entre el 60 y el 66, en los que Ana se formó como “estudiante activa”, como pedagoga que buscaba llevar a los sectores populares las teorías revolucionarias”, y su llegada al PCR desde el Menap. Destacó que Ana Sosa era valiente y audaz, que “se casó, tuvo hijos, los cuidó y crió”, su concepción de la pedagogía, “que hoy llamarían crítica y social”, y su temprano interés en la psicología social de Pichon Riviere. “Fue una de las primeras en considerar seriamente al maoísmo; lo estudiaba y lo hacía estudiar, recordó Racedo, afirmando que “los jóvenes revolucionarios de los 70 se forjaron con mujeres como Ana… que nunca se doblegó, ni en la tortura ni ante el cáncer”.
Finalizó Racedo destacando que fueron “años breves y enormemente acelerados. Del 60 al 76, sólo 16 años. De joven maestra a pedagoga, de miembro de la Juventud de acción Católica a dirigente del PCR, viajando a Simoca y criando a sus tres hijos, formándose en Psicología social… Conocer su valentía nos hará sentir más orgullosos de su compromiso y de que pudo todo su coraje hasta el final en servir al pueblo”.

 

El homenaje de los jóvenes
El secretario de la JCR tucumana, Marcos Mendoza, abordó la importancia de que las nuevas generaciones, que no conocieron a Ana y Ángel, sean protagonistas de este homenaje. Habló del proceso de formación de los jóvenes militantes, para el cual es fundamental conocer la historia de las luchas del pueblo “historia que fue protagonizada por hombres y mujeres que dieron su vida a los que se han enriquecido con la sangre de nuestro pueblo”. Destacó Marcos que “no resulta extraño para los jóvenes que estemos aquí rindiendo este homenaje”, y trazó un recorrido de las grandes luchas que protagonizan los jóvenes hoy en el mundo. Recordó el proceso del Argentinazo, que generó “que sean miles los jóvenes en estos años que se volcaron a la lucha”, y polemizó con la idea que el gobierno plantea de que “hasta aquí es donde se pudo llegar”. Afirmó que los jóvenes “no están dispuestos a retroceder en lo que se ha logrado”, destacando su participación tanto en las luchas estudiantiles, en los barrios contra la droga, en las ocupaciones de tierras.
Mendoza cerró sus palabras diciendo “Se nos ensancha el pecho al decir que somos de este partido que fundaron Ángel Manfredi y Ana Sosa”, e invitando a los jóvenes a sumarse al PCR.
 

“Juicio y castigo para los asesinos, memoria y justicia para Ana, Ángel y los 30 mil desaparecidos”
Cerró el homenaje la camarada Rosa Nassif, del Comité Central del PCR, quien repasó los intensos años de militancia junto a Ángel y Ana en Tucumán, trazando pinceladas definitorias de cada uno de ellos. Comenzó planteando que pese a que siempre recordamos a los que no están con esas palabras que dicen que no queremos que sus recuerdos estén asociados con la tristeza, y que Ángel y Ana hubieran deseado que se los recuerde con la plenitud y la felicidad con la que vivían, “no puedo ocultar la tristeza y el dolor que me sigue produciendo, a pesar de los 35 años que han pasado, el no contar con Ángel y con Ana”. “Esa tristeza es sólo comparable al odio que nos producen esos asesinos”, como “Bussi, ese cobarde”, que ha sido juzgado por uno solo de sus crímenes”, y planteó que “nosotros tenemos que exigir que la presidenta, que tiene el poder político para hacerlo, ordene a las fuerzas armadas que entreguen los archivos. Que se sepa de una vez por todas quiénes son todos los asesinos, donde se los llevaron, donde los enterraron a nuestros muertos” y que tenemos que exigir “juicios colectivos”, no “justicia al goteo”. Pedimos juicio y castigo para los asesinos, memoria y justicia para Ana, Ángel y los 30.000 detenidos desaparecidos”.
Recordó Nassif que “nuestra generación llegó a la revolución por los sentimientos que nos producía la injusticia que vivíamos a diario”. Y también por eso tan difícil de describir “ese intransferible aire de la época. En el aire, junto con todos los perfumes de Tucumán vivíamos la revolución”, relatando el proceso de unidad de los distintos sectores que conformaron el PCR, convencidos “de que la revolución la hacen las masas”.
Contó Rosa cómo conoció a Ángel, antes de la formación del Partido, en un congreso de estudiantes secundarios, y posteriormente en las luchas en las que confluían estudiantes con obreros y campesinos, donde empezábamos a hacer realidad la consigna de la FUA dirigida por un compañero de nuestro partido, Jorge Rocha, y que planteaba la unidad obrero estudiantil. Rosa se reencontró con Ángel en la Facultad de Filosofía, “y siempre me llamó la atención de la brusquedad en su superficie, con la ternura que se veía al poco de tratarlo”.
“Ángel era un tucumano hasta la médula”, lo describió Rosa, dando ejemplos cómo que cuando quería caracterizar a alguien que no servía, decía “no vale ni aca”, o “el escándalo que armaba cuando en una comida faltaba la sopa”, y sintetizó: Ángel era de una integridad y una valentía que bordeaba lo temerario”.
Luego, sobre Ana Sosa, tras remarcar que “mucho de lo que dijo Josefina tiene que ver con mis vivencias de Ana”, destacó que Ana odiaba la formalidad, recodando que “A través de Ana yo llegué a conocer a Simone de Beauvoir, una avanzada en la lucha por los derechos de la mujer… Ana fue una avanzada. Si bien es cierto que nosotros pudimos haberle enseñado algunas cosas, ella nos enseñó lo que era la vida… Tenía una libertad envidiable.
Recordó la compañera Rosa su última conversación con Ana Sosa, en 1975, en la que ella “estaba muy preocupada por su cáncer, sobre todo porque sus hijos eran muy chicos”, la frase con la que se despidió Ana “morir nos vamos a morir todos, lo importante es no morir al pedo”. “Era una época muy difícil para nosotros. Nos habían empezado a matar a nuestros compañeros… Nosotros defendíamos al gobierno constitucional de Isabel Perón frente al golpe, éramos antigolpistas y nos acusaban de ser lopezreguistas”.
“Ni Ángel ni Ana cambiaron su vida por la de sus compañeros -dijo Nassif-, por eso estamos muchos acá, igual que todos a los que rendimos un homenaje, sean del grupo político que sean, que murieron en la tortura, sin entregar ningún secreto”.
“Que Ana y Ángel hayan caído en el Ingenio Concepción, muestra y resume lo que era un compromiso de nuestro Partido, y también una característica de ellos. En primer lugar porque el Ingenio Concepción era, y creo que sigue siendo, uno de los fundamentales centros de concentración del proletariado azucarero”. Rescató Rosa también “esa profunda humanidad de los revolucionarios que ocultan las clases enemigas, lo que significaba que esos padres jóvenes, con hijos muy chicos, un día del niño renunciaran a estar con ellos para poder estar con otros chicos que seguramente necesitaban más del chocolate y la fiesta”.
Y señaló la similitud de lo ocurrido en el Ingenio Concepción con el Ledesma, porque esa oligarquía parasitaria que esquilmó a generaciones enteras dieran las camionetas porque eran socios de la dictadura”, reclamando que esta oligarquía parasitaria “también debe ser juzgada”.
Luego, Nassif dijo que “estamos viviendo un período en el que no hay motivos para la nostalgia, y mucho menos para el escepticismo. Estamos viendo un momento en el que la crisis del capitalismo ha generado la más extraordinaria y generalizada movilización de jóvenes y trabajadores en el mundo”, detallando estos levantamientos, y los motivos de estos “indignados” que se levantan “porque no tienen futuro, no tienen un proyecto”. Y Remarcó que ellos van a tener que encontrar sus caminos, que no van a ser los que encontró nuestra generación, pero que tendrá que ser un camino que los lleve a poder enfrentarse con este sistema, y a buscar cómo terminar con el sistema capitalista… No podemos creer en el relato que hace Cristina de Kirchner, cuando plantea la oposición entre un capitalismo serio y un anarco capitalismo financiero. Claro que son diferentes, pero son dos caras de la misma moneda… Y no tiene que extrañar que la presidenta defienda al capitalismo, porque ella misma es parte un importante grupo capitalista, de burguesía intermediaria… Ella habló ante los empresarios como lo que es, en nombre de las clases dominantes de la Argentina. No ha hablado en nombre de gran parte de los 14 millones de obreros, de campesinos, de intelectuales, de profesionales, que la han votado pensando que por ese camino se puede avanzar”.
“Nosotros seguimos respetando a esos miles de jóvenes que dieron la vida creyendo en Perón y Evita por la patria socialista”, a ellos sí los respetamos, y creo que muchos de ellos hoy están confundidos, y nosotros tenemos que dirigirlos, para mostrarles que el camino de la revolución no pasa por mejorar algo dentro del sistema, que dentro del sistema no es posible.
Y finalizó Rosa Nassif afirmando: “Y no crean que despreciamos las conquistas que se pueden lograr con la lucha. Al contrario, las valoramos enormemente y creemos que podemos ir por más. Creemos en el camino que recorrieron los compañeros de Jujuy, lamentablemente con cuatro muertos, por el que consiguieron la tierra, en el camino de los compañeros del Chaco, de la CCC de acá en Tucumán. Pero no nos resignamos a aflojar un poquito el nudo de la soga que nos acogota. Nosotros queremos cortar ese nudo. Nosotros, como acá se dijo, seguimos creyendo en el camino que emprendimos de jóvenes. Jamás vamos a resignarnos a guardar en un relicario nuestros ideales, como si fueran una utopía. Porque a nosotros no nos han vencido. A pesar de nuestros muertos y de nuestros caídos, hemos sido, somos y seguiremos  siendo de la gloriosa juventud argentina. Y vamos por más. Vamos a ir por la revolución, vamos a ir por el socialismo, vamos a ir por el comunismo. Y cuando llegue ese día, seguramente entonces, podremos con alegría sentir en nuestro corazón, sentir dentro nuestro, a Ana, a Ángel y a todos nuestros caídos. ¡Hasta la victoria siempre, venceremos!”