Noticias

14 de diciembre de 2011

Desde su Catamarca natal, a los 16 años llega a Buenos Aires y comienza un camino de violencia familiar, 27 años con un marido golpeador y diez hijos producto de esa relación. Esta vida de sufrimiento y opresión la trasformó en lucha por la salud y contra la violencia de género.

Angeles, agente de salud de la Sala María Elena

Hoy 1399 / Una historia de vida

Su llegada a la sala
“Entro en la sala en el 2006 por un hundimiento de cráneo que me produjo mi pareja que desde siempre había sido golpeador.
“A la sala llego con ataques de pánico, estaba encerrada en una pieza no quería ver ni a mis hijos, con el cráneo hundido, sentía que me iba a morir y cuando sentí que me descomponía vine a buscar ayuda. Me acordé que la sala tenía un psicólogo, aquí me comenzó a atender Hugo.

Su llegada a la sala
“Entro en la sala en el 2006 por un hundimiento de cráneo que me produjo mi pareja que desde siempre había sido golpeador.
“A la sala llego con ataques de pánico, estaba encerrada en una pieza no quería ver ni a mis hijos, con el cráneo hundido, sentía que me iba a morir y cuando sentí que me descomponía vine a buscar ayuda. Me acordé que la sala tenía un psicólogo, aquí me comenzó a atender Hugo.
“En un principio no quise tomar fármacos por la experiencia que había tenido con mi pareja, para mi tomar fármacos era estar drogándome, también por mis hijos que no me vieran tomando nada, que pensaran que en lugar de curarme me estaba drogando.

 

Porqué agente sanitaria
“Con la crisis que estaba viviendo me vinieron a la memoria recuerdos familiares; mi madre era enfermera quirúrgica en Catamarca; ella comenzó en los cerros vacunando a los 13 años, a mí me llevaba al hospital desde los 5 años y quería que yo fuera médica. Lo primero que pensé fue que hubiera sido mejor que me quedara allá y seguir los consejos de mi madre, pero no lo hice me vine a Buenos Aires.
“Cuando me acerco a la sala le pido al Dr. Chino si podía empezar el curso de agente de salud, pero me dijo que no se podía porque ya estaba por terminar y yo le dije que no importaba, sé que puedo recuperar el tiempo perdido y así fue, con mi mamá ya había aprendido a hacer algunas cirugías y me gustaba la enfermería. Preparé todas las carpetas, fotocopié lo de mis compañeras y empecé a estudiar, después vinieron las prácticas y llegó diciembre, seguí con los médicos que se quedaban en la sala durante las vacaciones. Además hice varios cursos de psicología social y aprendí a trabajar todo lo que era grupal.
“Ahora en la sala entre las tareas que hago es atender la farmacia pero no es lo que me gusta, lo que me gusta es la enfermería. Comencé con curaciones, tomando la presión, seguí con suturas y pude reconstruir la yema de un dedo utilizando los conocimientos que fui adquiriendo.
“También hago asistencia domiciliaria, voy a las casas de personas enfermas, no importa el estado Esto de conocer el lugar en que viven sirve porque cualquier pequeño detalle te da un dato de cómo es esa persona y poder rescatar algo de su perfil, así, desde ese elemento, empezar a ayudar en lo psicológico.

 

La violencia familiar
“Soporté la violencia de mi marido durante 27 años creyendo siempre que se iba a curar. Tomé el papel de madre, era obsesivo, no quería salir de al lado mío, era como uno más de mis hijos. Pasó por distintas adicciones, desde fármacos, anfetaminas, marihuana, cocaína, pepas, ácido lisérgico hasta el alcohol que lo perdió del todo y yo con él durante toda esta etapa.
“La violencia que ejercía sobre mí se reflejaba en mis hijos; tenía que sobrecargarme de trabajo para mantener la casa, realicé diferentes trabajos, hasta llegué durante un año a ejercer la prostitución, en esa etapa quedé embarazada de una de mis hijas.
 
 

Los Encuentros Nacionales de Mujeres
“La idea de trabajar en el tema de violencia contra la mujer surgió a partir de mi participación en el Encuentro Nacional de Mujeres de Paraná. En el taller en que participé, reflexioné sobre la situación de violencia que yo había vivido; se conversó sobre la violencia doméstica pero sentí que faltaba algo en el debate y no pude expresarlo. No sé por qué no hablé ahí; recién al volver me aparece la idea y lo hablé con el doctor Chino, entendí qué había faltado el taller del Encuentro, faltaba tomar el tema de la violencia en la sociedad que te sigue agrediendo como mujer. No hay una política que genere los medios para que la mujer una vez que sale de su propio problema tenga la posibilidad de reconstruir su vida, de autosostenerse con sus hijos, con un trabajo digno y que no siga siendo violentada después por las instituciones que supuestamente buscan ayudar. Por lo tanto quiero volcar mi experiencia personal para luchar contra la violencia sobre las mujeres.
“En el Encuentro de Bariloche las mujeres de la sala propusimos en el taller:
 – Que haya un grupo institucional preparado para atender con exclusividad a las mujeres que sufrieron violencia.
– Que las instituciones de policía tengan conciencia de la urgencia que tiene el atender a una mujer en situación de violencia. Que se tomen las denuncias.
– Que en los hospitales exista un sector especial para recibir y atender a la mujer que va por un caso de violencia en su familia. Con la intimidad que requiere el caso porque al estar junto a otros enfermos se hace difícil hablar del problema
 – Que se Declare la violencia contra las mujeres como Emergencia Nacional
“Me quedó como síntesis final que las mujeres tienen que reconocer la situación de violencia que viven y prepararse para enfrentarla sin justificarla y luchar para terminar con las causas que la generan.”