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29 de noviembre de 2017

Años ‘20: Huelgas en Jujuy

Crónicas Proletarias - 293

 A comienzos de la década del 20, en el Noroeste argentino como en todo el país, la carestía de la vida, como se llamaba en aquel entonces lo que hoy denominamos inflación, golpeaba duramente los bolsillos populares. En la provincia de Jujuy, los diarios daban cuenta de estos sufrimientos: El Día, bajo el irónico título “La gran vida en Jujuy”, describía: “La carne, en el litoral se estuvo cotizando a 22 y 25 centavos el kilo y a 30 centavos a lo sumo en Salta, mientras que en Jujuy la teníamos y bastante más que mala, a 50 y 55 centavos el kilo. El kilo de azúcar, lejos de los centros de producción, estaba a 42 y 45 centavos y aquí, a un paso de los ingenios, se vendía a 50 y 55. El pan, que siendo ricamente elaborado en establecimientos de primer orden en Tucumán y otras ciudades, se conseguía y se consigue a 18 y 20 centavos el kilo, aquí lo compramos en condiciones desconsoladoras a 30 y 40 centavos… Los huevos andan matreros, la docena cuesta 2.40 pesos… No hablemos de la fruta, que hoy por hoy es un plato de los dioses: en Jujuy resulta un regalo estupendo regocijarse con un kilo de uvas en la mesa… La leche, que casi siempre llega ‘bautizada’… al consumidor vale 20 centavos arriba el litro…”. El Día, Jujuy, jueves 26 de abril de 1923.
En ese contexto, hubo varias huelgas en Jujuy, donde se había creado la Federación Obrera Provincial en 1920. En la FOP se nucleaban dirigentes gremiales socialistas o anarquistas, que se pusieron al frente de varias huelgas: tipógrafos, panaderos, sastres, ferroviarios, conductores de carruajes, municipales reclamaban por la carestía de la vida y solicitaban aumento salarial o que se hicieran efectivos los haberes notablemente retrasados.
Algunas de estas huelgas eran duramente reprimidas, y los obreros humillados por la policía, como un episodio en el que a varios obreros los raparon y les afeitaron los bigotes al meterlos presos, en marzo de 1923 en la capital jujeña. Un delegado de la FORA sindicalista, Alberto Bianchi, decía sobre el episodio: “Por fortuna, el proletariado de esa provincia, no se ha dejado atropellar impunemente y a estas horas con una altivez que nos alegra, se ha cuadrado frente al gaucho bruto del gobernador analfabeto y sus secuaces, haciendo efectivo un paro general, el que por lo menos, le hará ver a esos mazorqueros que otros son los tiempos y otras las consecuencias de un atentado brutal contra el pueblo”. Vuelve a aparecer el desprecio e incomprensión de los militantes anarquistas y comunistas sobre los sectores populares.