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24 de abril de 2013

Reproducimos la posición de los compañeros del Partido Paraguay Pyahurá, en las elecciones del domingo 21 de abril, donde llamó
a anular el voto.

Ante los comicios en Paraguay

Partido Paraguay Pyahura

De partida la fuerza de la izquierda disminuye cuando solo entra en el ruedo electoral.
El sistema electoral en Paraguay hoy es una herramienta diseñada a medida para que los sectores tradicionales, conservadores y antidemocráticos puedan mantener y acrecentar su poder para seguir oprimiendo y empeorando las condiciones de vida de la mayoría de la población paraguaya. ¿Por qué?

De partida la fuerza de la izquierda disminuye cuando solo entra en el ruedo electoral.
El sistema electoral en Paraguay hoy es una herramienta diseñada a medida para que los sectores tradicionales, conservadores y antidemocráticos puedan mantener y acrecentar su poder para seguir oprimiendo y empeorando las condiciones de vida de la mayoría de la población paraguaya. ¿Por qué?
Primero, reduce la participación política del pueblo a su más mínima expresión, generando la ilusión colectiva de que unas papeletas de voto depositadas cada cinco años en unas urnas pueden producir un cambio real. En ese sentido, y como nunca antes, el gobierno de Fernando Lugo demostró que sin fuerza social organizada que respalde en la calle esos votos el cambio es imposible. Para construir esa fuerza social organizada se requiere participación política directa.
Segundo, reduce la pugna al acceso a los cargos, no al poder. En estas condiciones, debe quedar claro que ganar las elecciones implica llegar sin la fuerza suficiente para transformar la estructura del viejo Estado, construido sobre la desigualdad y la exclusión. Para el Partido Paraguay Pyahura, el objetivo es lograr que la gente se convierta en sujeto político consciente, para entender el porqué de la situación de miseria en que vivimos, quienes son responsables de eso y actuar cuando sea necesaria.
Tercero, convence de que lo importante es organizar una elección, en lugar de resistir y luchar. La consecuencia directa de esta ilusión generada es licuar y disolver la fuerza social y colectiva de una mayoría democrática que busca desarrollo, democracia, justicia para el presente y el futuro. Así, el pueblo es convencido de que lo importante es organizarse para votar, y deja de lado el debate, la organización y la lucha por frenar los retrocesos y conquistar sus reivindicaciones. En estas condiciones podemos parafrasear diciendo que “las elecciones son el opio del pueblo”.
Cuarto, proscribe todo intento de debate serio sobre los problemas reales de la mayoría de la población paraguaya, y como darles salida a nivel programático. La ausencia de un debate serio sobre los problemas reales que agobian a la mayoría de la población, así como de contenido sobre programas de gobierno es la gran ausente de este proceso electoral.
Quinto, saca el debate (y el poder) de la cancha popular, y lo lleva al de los financistas. El debate se centra entonces sobre las figuras de los candidatos y las candidatas en torno a virtudes personales que los capacitarían para los cargos, y se diluye el protagonismo central que debería pertenecer a la gente. Así, los debates que deberían ser colectivos, públicos, en asambleas populares, en los barrios, en las calles, se trasladan a sets de televisión. En la mayoría de los partidos también está ausente este debate que debería ser esencial para una democracia, porque se han convertido en estructuras sustentadas en un aparato que se mueve por dinero, por lo cual lo prioritario es asegurarse financistas para la compra de votos requerida por la campaña electoral.
En base a estos argumentos, el Partido Paraguay Pyahura considera que los conservadores ya tienen puntos a favor antes de entrar a la cancha, ideológicamente envuelve a la izquierda para participar en el proceso profundamente desigual y con oportunidades tan asimétricas, que culminará con la “legitimación” en las urnas de candidatos de sectores retardatarios, antidemocráticos y antipopulares.
¿Qué lograría el pueblo haciendo uso del voto protesta?
1. Manifestar su descontento. 2. Denunciar las mentiras electorales. 3. Desenmascarar a los politiqueros que se burlan permanentemente del pueblo. 4. Generar rebeldías organizadas y participativas. 5. Demostrar que el pueblo está en condiciones de luchar por programas que le beneficien. ¿Y después? ¿Cómo evitar que quede en lo simbólico y testimonial?
A nuestro criterio la participación en el voto protesta es una participación consciente, resultado de una relación directa del Partido con el pueblo, este camino hay que mantener y lograr que se constituyan verdaderos poderes paralelos a lo establecido por el sistema en donde todos los explotados y marginados sigan teniendo canales de participación que no signifique cargos o algo parecido. Y además ir articulando con sectores progresistas e izquierdas que plantean la transformación de esta sociedad.
¿Acaso no conviene a los partidos tradicionales que anulemos nuestro voto?
Lo que conviene a los partidos tradicionales y sectores conservadores es que reduzcamos nuestra participación política a lo electoral, en donde ellos son dueños de la cancha, de la pelota y del árbitro.