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14 de octubre de 2020

Un gran cuadro comunista

Antonio “Negro” Sofía

¿“Qué hacé bepi?” Aún recuerdo aquel saludo recio, aporteñado y teñido de cariño del «Negro» Antonio Sofía- de quién el próximo 19 de este mes se cumplen tres años de su fallecimiento- cada vez que nos veíamos. Cosas de la vida, se fue un octubre, también de un 17…

Médico de profesión, hincha de San Lorenzo de Almagro, abrazó la política activa en los años ’50 afiliándose a la FJC. Practicó varios deportes en el CASLA: natación, fútbol y básquetbol.

Y fue en su militancia en el barrio de Nueva Pompeya -nació y vivió varios años a pocas cuadras del Parque Chacabuco- donde tomó la tarea del deporte entre los jóvenes.

Producto de esa actividad de masas fue la creación de una Federación de equipos de básquetbol de toda la CABA. Paralelamente, junto con otros compañeros centró el trabajo político en las empresas de la zona, en especial la ex metalúrgica Volcán.

Pero fue en la Facultad de Medicina de la UBA donde, posteriormente, confirmó sus dotes de constructor y dirigente, tanto en el Centro de Estudiantes como en la FUBA y la FUA.

Iniciados los ’60 y ya recibido de médico, trabajó varios años en el Hospital Durand.

Pero ya se había transformado en el principal dirigente de la corriente estudiantil universitaria que desde la Fede enfrentó y rompió con la dirección revisionista, gorila y pacifista del viejo PC codovilista. Ese proceso se unió a otros y dio como resultado el actual PCR del que fue uno de sus dirigentes hasta su fallecimiento.

Dueño de una personalidad y un empuje admirables, el «Negro» era un político de raza, a la que respiraba por todos los poros. Nunca perdía la perspectiva histórica y los objetivos revolucionarios, por lo que siempre reflexionaba, e invitaba a hacerlo. Era un comunista.

En ese plano, siempre ponía la lupa sobre las causas de la derrota del socialismo, porque entendía que era fundamental sacar conclusiones de la experiencia para construir hacia adelante. Otra de sus características era una enorme libertad y profundidad de pensamiento.

Nada de lo humano le era ajeno: le gustaba el cine, el deporte, era un gran lector, ávido si se trataba de novelas policiales. De gran olfato político, siempre estaba atento a las grandes corrientes de pensamiento de la sociedad, en especial en la juventud. Aunque siempre respetuoso con todo el mundo, ponía mucha pasión en las discusiones donde confluían sus más profundas convicciones con su conocida «tanada».

Fue el gran impulsor, ya desde mediados de los años ’80, de la construcción del PTP y de los frentes políticos. Era muy respetado, muy valorado en todas las fuerzas políticas.

Muchas veces, en especial durante los tiempos de crisis política, cosa que en nuestro país es bastante común, siento su ausencia. Me pregunto, “¿qué pensaría el Negro? ¿Qué rumbo habría que seguir? ¿Qué haría él…?».

Como tantas y tantos otros, lo quería y respetaba mucho. Era además para mí un gran honor ser su amigo. Parafraseando a Raúl González Tuñón «Yo sé que él es un hecho favorable en la Historia, y en nosotros prolonga su estirpe jacobina».

Escribe Daniel Lagos

Hoy N° 1836 14/10/2020