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24 de julio de 2013

¡Apareció Adriana!

SECUESTRADA EN JUJUY POR LAS REDES DE TRATA

En los Tribunales de San Pedro de Jujuy Cristina, integrante de la Casa de la Mujer María Conti, escuchó que la llamaban. Era Mariana Suárez, que corrió hacia ella gritando “está mi hermanita, ella es mi hermanita”. Adriana Suárez, desaparecida desde el 18 de marzo, secuestrada junto a su hermana Mariana en San Pedro de Jujuy, por las redes de trata que operan con intensidad en la provincia, se acercó a Cristina, la abrazó sin conocerla, y se le llenaron los ojos de lágrimas.

En los Tribunales de San Pedro de Jujuy Cristina, integrante de la Casa de la Mujer María Conti, escuchó que la llamaban. Era Mariana Suárez, que corrió hacia ella gritando “está mi hermanita, ella es mi hermanita”. Adriana Suárez, desaparecida desde el 18 de marzo, secuestrada junto a su hermana Mariana en San Pedro de Jujuy, por las redes de trata que operan con intensidad en la provincia, se acercó a Cristina, la abrazó sin conocerla, y se le llenaron los ojos de lágrimas.
Adriana era buscada por la Casa de la Mujer María Conti de San Pedro de Jujuy; todos los miércoles la plaza central del pueblo se llenaba de mujeres que la buscaban repartiendo su foto, su nombre, su historia, contando su secuestro, explotación sexual, cautiverio y desaparición. Junto a Carmen, mamá de Adriana, y su hermana Mariana, esas mujeres de La Casa de la Mujer María Conti iniciaron un camino que permitiría que el pueblo de San Pedro conociera lo que el gobierno provincial niega a costa de las víctimas: que existe la trata en Jujuy y que necesitamos políticas públicas que atiendan la problemática sin complicidad. Muchísimos vecinos firmaron cada miércoles el petitorio donde se exigía el cumplimiento de la ley nacional de trata.
En el poco tiempo en que apareció Adriana, Carmen y Mariana le transmitieron lo que esas mujeres hicieron por recuperarla, lo que apenas habrán podido transmitir fue suficiente para ese abrazo de Adriana a Cristina lleno de lágrimas. “Sus manos parecían quemadas”, expresó Cristina emocionada y dolida. “La vi bien, pero con cierto deterioro de higiene”, contó. “Me dijo Mariana que estaba en Formosa, y que la obligaban a trabajar”. Esto es todo lo que sabemos hasta ahora, más lo que sabíamos de antes a partir del relato de Mariana, que fue testigo de la explotación sexual a la que era sometida Adriana en Yuto, Jujuy.
Hoy estamos con Mariana y con Adriana. Festejamos con la alegría de una lucha colectiva y del pueblo tenerlas con nosotras. Pero sabemos que otras chicas fueron cautivas junto a ellas, y que siguen en la misma situación. Y sabemos que esa red sigue operando, libre de una justicia que la desmantele. Luchamos para que no haya otra Mariana y Adriana: mujeres convertidas en mercancía. Queremos que las mujeres no seamos objetos por el hecho de ser mujeres. Luchamos contra la opresión, que se expresa en la apropiación de nuestros cuerpos a través de la violencia de género, con la violencia doméstica, las violaciones, la trata y los femicidios. Hoy exigimos, más que nunca, acompañamiento a las víctimas de trata, el desmantelamiento de esas redes, cárcel a todos los implicados en el secuestro de estas jóvenes y su explotación sexual y laboral. Y si esta justicia no actúa, exigiremos la destitución de esos funcionarios cómplices.