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19 de febrero de 2025

Una teoría revisionista que afirma que “el capitalismo está muerto”

Apuntes sobre el “tecnofeudalismo”

De un tiempo a esta parte aparece cada vez con más frecuencia el término “tecnofeudalismo”, en los análisis de la economía mundial. Según sus difusores “El capitalismo está muerto, en el sentido de que sus dinámicas ya no rigen nuestras economías. Ese papel lo desempeña ahora algo fundamentalmente diferente, que yo llamo «tecnofeudalismo»”. Quien escribe esto es Yanis Varoufakis, economista griego autor de un libro titulado “Tecnofeudalismo. El sigiloso sucesor del capitalismo”, publicado a mediados de 2024.

Según Varoufakis, esta “transformación” del capitalismo en tecnofeudalismo se da a partir de la aparición del “capital en la nube”, y al reemplazo de “los mercados”, por “plataformas de comercio digitales que parecen mercados pero no lo son, y que se entienden mejor si los consideramos feudos”. Y agrega “Y el beneficio, el motor del capitalismo, ha sido sustituido por su predecesor feudal, la renta. En concreto, una forma de renta que debe pagarse para tener acceso a esas plataformas y, en general, a la nube. La llamo «renta de la nube»”.

A partir de estas premisas, a lo largo de más de 300 páginas, Varoufakis, que supo ser ministro de Finanzas de Alexis Tsipras por un breve período en 2015, desarrolla estas tesis, impulsadas por sectores socialdemócratas, en Europa y Estados Unidos, y que ya han llegado a nuestro país.

 

Las “big tech” acuerdan con Trump

Llamativamente, o no, estas tesis cobran mayor difusión en momentos en que muchas de las  más grandes corporaciones de comunicación digital y servicios de Internet, así como varios de sus CEOs y magnates se alinean con el presidente yanqui Trump, como se vio en la presencia de los dueños de Amazon, Google, Meta, o Apple en la asunción de Trump, y en el rol que está jugando en este segundo mandato trumpista el multimillonario Elon Musk, dueño de X (Twitter), Tesla, Starlink entre otras empresas.

Lejos de una “desaparición” de los mercados, y una supuesta vuelta al predominio de “una forma de renta” característica de un nuevo feudalismo, asistimos a un crecimiento feroz de la disputa, no sólo en lo que hace a los mercados “tradicionales” y las materias primas, sino en todo lo que se ha dado en llamar la “economía digital”, dominada por las “big tech”, las grandes empresas de la información.

Podemos mencionar a modo de ejemplo los intentos yanquis de comprar “TikTok”, de capitales chinos, o la conmoción bursátil generada por la aparición de DeepSeek V-3, el sistema de inteligencia artificial chino, que hizo caer, en un día, casi 600 mil millones de dólares las acciones de Nvidia, gigante empresa de semiconductores yanqui.

 

“El monopolio penetra en todos los aspectos de la vida social”

Volviendo a esta teoría del “tecnofeudalismo” y a Varoufakis, es notable como parte de la premisa falsa de hablar del capitalismo en general, desconociendo el complejo proceso económico y político, entre fines del siglo 19 y comienzos del siglo 20, que llevó del capitalismo de libre concurrencia al surgimiento del imperialismo, o como lo llamó Lenin, “la etapa superior y agonizante del capitalismo”.

Varoufakis asegura que el inmenso crecimiento de la economía digital, con la Internet privatizada y las “big tech” controlando “el capital en la nube” ha derivado en “una mutación” surgida en los últimos veinte años, y que “ha matado al capitalismo”.

El autor además se explaya en la intromisión de los gigantes digitales en la vida cotidiana de miles de millones de personas, y cómo a través de los algoritmos y el control de la tecnología, los seres humanos somos “vasallos” de estos nuevos “señores feudales”. Dice, por ejemplo “tras haber automatizado el poder de Alexa para fabricar, o al menos seleccionar, nuestros deseos, ella concede a sus propietarios una varita mágica con la que modificar nuestro comportamiento, un poder con el que han soñado todos los vendedores desde tiempos inmemoriales. Ésta es la esencia del capital de mando algorítmico y basado en la nube”.

Evidentemente, el señor Varoufakis no leyó, o leyó y descartó, los profundos análisis de Lenin en torno al imperialismo. No será el primero. Hasta no hace muchos años, los mismos sectores que hoy hablan de “tecnofuedalismo” intentaron imponer la teoría de la “globalización”, que también supuestamente había reemplazado al imperialismo, y en particular decían que el mundo ya no se dividía más entre explotadores y explotados y entre naciones oprimidas y opresoras.

No vamos a reseñar aquí los rasgos que señalaba Lenin sobre el imperialismo. “Si fuera necesario dar una definición lo más breve posible del imperialismo, debería decirse que el imperialismo es la fase monopolista del capitalismo”, escribió el líder de la revolución rusa, advirtiendo que lo hacía “sin olvidar la significación condicional y relativa de todas las definiciones en general”.

Hablando de los monopolios, y su gigantesco desarrollo, Lenin plantea una cuestión central, con relación a los análisis de Varoufakis: “El capital financiero, concentrado en un puño y que goza del monopolio efectivo, obtiene un beneficio enorme, que se acrece sin cesar, de la constitución de sociedades, de la emisión de valores, de los empréstitos del Estado, etc., consolidando la dominación de la oligarquía financiera, imponiendo a toda la sociedad los tributos en provecho de los monopolistas”. Y agrega, en el mismo Capítulo III. El capital financiero y la oligarquía financiera: “El monopolio, una vez que está constituido y maneja miles de millones, penetra de un modo absolutamente inevitable en todos los aspectos de la vida social, independientemente del régimen político y de otras «particularidades». (ver Cuadernos del marxismo-leninismo-maoísmo N° 244, enero-febrero 2016, V. I. Lenin El imperialismo, Primera parte).

Por lo tanto, como se puede ver, ya Lenin advertía cómo el sistema imperialista “impone” tributos “a toda la sociedad”, sin necesidad de hablar de un supuesto retorno al feudalismo, o de un neo feudalismo como el que sugiere Varoufakis.

Y podemos encontrar, a lo largo de la historia del siglo 20 y del actual, decenas de ejemplos de cómo los monopolios penetran “de un modo absolutamente inevitable en todos los aspectos de la vida social”. Ya sea en los pueblos enteros que, como en Alemania, dependían de monopolios como la Krupp para cuestiones elementales como la luz eléctrica, que se manejaba desde adentro de la fábrica, a los ingenios azucareros o La Forestal en nuestra patria, que mientras imponían relaciones de producción feudales y hasta esclavistas en muchos casos, fueron resonantes apéndices del sistema imperialista.

 

La “rebelión en la nube”

En otras notas nos extenderemos sobre otros aspectos de esta teoría del “tecnofeudalismo”, pero no queríamos dejar de referirnos a un planteo de Varoufakis como la “rebelión en la nube”. Este autor parte de decir que contra estos “señores de la nube”, la organización del proletariado “no es suficiente”, para derrotarlos, y luego imagina una “rebelión” que se parece mucho a los boicots y “huelgas de consumidores” que vienen practicando sin mayores éxitos diversos sectores, y que en nuestro país tuvieron amplia difusión por parte de los socialistas reformistas seguidores de Juan B. Justo.

Varoufakis imagina como parte de esta “rebelión” una “coalición internacional de sindicatos que pidiera a los trabajadores de los almacenes de Amazon de todo el mundo que no fueran a trabajar durante un día”, y que esto se sume a una campaña para convencer “a un número suficiente de usuarios y clientes de todo el mundo para que no visiten la página web de Amazon durante ese día, para rechazar su condición de siervos o vasallos durante ese breve tiempo”.

Le avisamos a Varoufakis que huelgas de trabajadores de Amazon ya se hicieron, en Europa hace algunos años, y en Estados Unidos, en diciembre del año pasado. Esta última movilizó a miles y miles, pero sus reclamos fueron tan terrenales y alejados de “la nube” como el derecho a sindicalizarse, mejores salarios y condiciones laborales, denunciando “prácticas laborales injustas” y “falta de seguridad en el lugar de trabajo”; y sus métodos también estuvieron lejos del “click” en las computadoras, consistieron en marchas, incluso con enfrentamientos con la policía, y piquetes frente a las sedes de Amazon.

Escribe Germán Vidal

hoy N° 2047 19/02/2025