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25 de abril de 2012

Datos y testimonios de las compañeras y compañeros de la planta de chocolates de Arcor.

Arcor/Caroya: donde el chocolate enferma

Hoy 1416 / Las condiciones de trabajo de los obreros de la alimentación en Córdoba

Uno de los saltos que dio el grupo Arcor en su nivel de participación en el mercado mundial de golosinas fue la inauguración de la planta de Chocolates de Colonia Caroya en 1995. No es casual la fecha. Cavallo era el ministro de Economía de Menem. El mismo Cavallo que era principal asesor de don Fulvio Pagani, y economista jefe de la Fundación Mediterránea.

Uno de los saltos que dio el grupo Arcor en su nivel de participación en el mercado mundial de golosinas fue la inauguración de la planta de Chocolates de Colonia Caroya en 1995. No es casual la fecha. Cavallo era el ministro de Economía de Menem. El mismo Cavallo que era principal asesor de don Fulvio Pagani, y economista jefe de la Fundación Mediterránea.
Es un período de enorme expansión del grupo Arcor, entre otras cosas gracias al puesto estratégico de Cavallo, y a la alianza comercial con Brasil, cuando De la Sota era embajador. Arcor logró, además de otros beneficios, tener acceso mucho más económico a la manteca de cacao (materia prima del chocolate), porque quedaba libre de aranceles de exportación.
La planta de Caroya tiene tecnología de punta. Trabaja con algunas líneas robotizadas, donde la mano del hombre sólo aparece en los inicios y en el final del proceso, como en la Oblea bañada en chocolate o el Bon o Bon. Pero hay otras líneas donde la tecnología ni se asoma, como en el caso de los huevos de pascua, donde el relleno del confitado y la “sorpresa” ¡se hace a mano! y una parte del pliegue de los envoltorios de huevos también.
 
 

Delegados que expresen la necesidad de los compañeros
Los trabajadores de la planta de Caroya tienen un alto nivel de capacitación y de conocimiento de la producción específica. En 2007 gana la Comisión Interna la Lista Azul. Catorce delegados y subdelegados que fueron ayudando al conjunto a protagonizar la lucha económica y política hasta llegar en el 2010 al punto más alto, en unidad con las otras plantas de Córdoba y de la Alimentación. Un frente único en la clase que une a las diferentes corrientes en la masa y que fue enraizando en el sentimiento de los compañeros principalmente porque discute y actúa frente a todas las decisiones de la empresa. Una lista de delegados que en la última elección ganó por el 83% de los votos, mientras la Verde del gremio recibió el restante 16%.
Nuestro corresponsal conversó con un grupo de compañeras y compañeros sobre sus condiciones de trabajo. Hace apenas 15 días se lanzó la producción masiva de postres Bon o Bon. Se elabora con el reciclado del descarte del Bon o Bon, del refile de la oblea, etc. Dicen las chicas: “el más difícil es la tableta de 240 gramos porque nosotras estamos al lado de la cinta que trae las tabletas, pero el cuerpo se ubica (paradas o sentadas) a 45 grados de la cinta y una tiene que atraer la tableta con la mano izquierda mientras la mano derecha sólo hace de apoyo para agarrar un toco de tabletas y envasarlas. Para completar la caja de 20 tabletas, levantando de a 5 (más de 1 kg) la mano izquierda hace repetidamente este movimiento”. Como es imposible trabajar así ocho horas, se implementa la rotación. “Una compañera arma la caja, te la pasa, envasás, le devolvés la caja llena a la compañera que la tira a la cinta transportadora, mientras vos vas llenando la otra que ella te pasa. Una hora cada una en cada puesto, pero igual salís contracturada, con dolor de cuello, de hombros”. El desgaste principal lo hace una parte del cuerpo en el puesto de contadora, y en el de armar cajas la velocidad es tal que la mano izquierda nunca alcanza a recuperarse porque aunque varió el tipo de tensión, sigue esforzándose. “Lo mismo pasa en el tableteado del Cofler”, dicen “también es una tableta de 240 gr. que va pelada (no envuelta) porque es chocolate para cobertura de helado. La tableta va saliendo de la máquina y vos estás ahí con la palma de la mano izquierda abierta recibiendo la tableta; cuando cayeron 5 tabletas sobre esa mano tenés  1,200 kg y con la derecha ayudás a levantar el toco para envasarlo. Terminamos con la muñeca izquierda destruida”.
Cuentan los delegados, “por eso nos tenemos que parar al lado de la línea, ver cómo se trabaja, y si hay que parar la línea, la parás. Están chivos con nosotros, (la empresa) porque ellos quieren probar a cuánto da la línea al máximo. Saldrá en más tiempo la producción pero nosotros tenemos la obligación de cuidar cómo trabajan los compañeros”. “Lo primero que hicimos fue bajar los golpes de la máquina de 10 a 8. Y después asegurar que se cubran todos los puestos y no que uno trabaje por 2 o 3. Eso pasó con la línea que largó hace 15 días. Según la empresa con un sólo compañero que recibiera los bultos, pusiera el sticker fecha, hora, lote, etc.), embalara y palletizara, alcanzaba. Cortamos la línea hasta que nos trajeran una máquina etiquetadora; la máquina apareció en el acto. La tenían guardada, pero si nadie decía nada, la cosa seguía así”.

 

Preocupación ante las paritarias
La planta de Caroya elabora entre el 70 y el 80% del chocolate base para todas las plantas del grupo, además de vender a terceros. La base de las galletas Chocolinas, Macucas, de Rocklets, de Aguila, etc. sale de acá. Hay una línea en Arroyito y ahora están montando otra en Tucumán (Misky) con el objetivo de descentralizar la producción del chocolate. La empresa está preocupada por el peso que tiene este contingente de trabajadores en la lucha por sus necesidades. Es un contingente que en diferentes momentos, desde posiciones clasistas, ha logrado unir al conjunto de los trabajadores de la alimentación de Córdoba y del grupo Arcor, y cuando se tensó la piola, como en el 2010, (tomando también la experiencia de Terrabusi del 2009), facilitó la unidad que desde Córdoba proyectó a toda la rama para lograr el aumento del 35% que después sirvió de base a todos los gremios.
“Ellos no pierden nunca”, dice uno de los delegados. Trabajan con el “just in time”, adentro y afuera. Nunca tienen mucha producción acumulada, además es un tipo de mercadería que no puede estacionarse mucho tiempo, así que todo lo que se produce lo tienen vendido. Exportan a 120 países. “Para ellos que nosotros paremos es un gran problema. De esta planta sale un alto porcentaje de camiones adaptados para transportar el chocolate líquido, con destino a otras plantas y empresas, que tiene que estar permanentemente a una temperatura media de entre 47 y 50 grados más o menos. Y no puede permanecer mucho tiempo estancado porque pierde la viscosidad justa que tiene que tener para no perder calidad”.
Mientras estamos escribiendo esta nota los delgados nos avisan “estamos parando las líneas en todos los turnos”. ¿Qué pasa ahora? “Se les rompió el extractor de la chimenea de un horno, y para que éste no pierda rendimiento le abren las puertas laterales para que haga bien la combustión, pero tira todos los gases para adentro de planta en un ambiente cerrado. Hace ya unos días que lo venimos planteando y la respuesta era que se estaba estudiando presupuestos para arreglarlo y que iba a demorar unos 10 días más. Les dijimos que trajeran sus escritorios al lado del horno y vieran si podían trabajar, como lo hacen los compañeros”. Y agrega uno de los delegados, sonriendo: “esto es el precalentamiento. Nos viene como anillo al dedo para hacerles ver los que se les viene si no dan un buen aumento”.
Hay mucha preocupación con las paritarias, porque “si los gremios no presionan a la CGT para que se incrementen sustancialmente los mínimos no imponibles, de nada nos va a servir un buen aumento, porque lo va a absorber el impuesto a las ganancias”. Efectivamente, el gobierno y las empresas utilizan esta extorsión para evitar aumentos superiores al 18, 20 o 22%. Como planteó la Mesa Federal de la CCC para paritarias: No al tope salarial, eliminar el impuesto a los sueldos, y salario familiar para todos los trabajadores. Y junto a esto sostener la lucha por el cambio de los convenios, porque las empresas descargan la crisis de diferentes maneras y una es el aumento de la productividad. Producen varias veces más que años atrás con muchos menos trabajadores, lo hacen a costa de la juventud y la vida de miles de trabajadores industriales.