Noticias

02 de octubre de 2010

La lucha de los trabajadores de Arcor por aumento salarial ya lleva casi 30 días. Se sostiene el reclamo de $ 450 por mes de enero a abril.

Arcor: logro importante aunque insuficiente

Córdoba: En el camino de mejores convenios

El conflicto se inició con paros y asambleas de 2 horas, la siguiente semana pasó a 4 horas por turno, hasta que el 29 de enero el Ministerio de Trabajo de Cristina K dictó conciliación obligatoria por 5 días hábiles; desde entonces van 3 semanas de prórroga de conciliación obligatoria.
Como dice un delegado de Arroyito: “El gobierno está con Arcor, no hay otra”, o como opina otro compañero: “¿Conciliación obligatoria por un reclamo salarial? Entonces el derecho constitucional de huelga es una mentira”.
Durante los 21 días de la conciliación obligatoria, los ofrecimientos que ha hecho la empresa irritaron cada vez más a los trabajadores. Eso sí, el grado de presión adentro, delegado por delegado, entre las mujeres y entre los compañeros es infernal. Muchos se refieren a Pagani como “gordo nazi”, “explotador” y “negrero”. La persecución es casi personal. La bronca en los compañeros es muy grande, porque dicen: “a la empresa líder la hicimos nosotros, pero a la hora de repartir las ganancias no son líderes”. De hecho, hay un quite de colaboración permanente ya que no sólo no se hacen horas extras, sino que además hay mucha unidad por abajo, siguiendo en detalle el proceso productivo para que no aumenten la velocidad de las líneas; porque “quieren sacar la misma producción como si acá no pasara nada”, dicen los compañeros.

“Ellos se ponen duros, nosotros también”
El lunes 11, se fue recalentando el clima porque el ofrecimiento de la semana anterior era de $ 230 y una caja, cuando los trabajadores reclaman $ 450 y “ni una caja, todo en plata”. El martes 12 la última audiencia era a las 15 en Buenos Aires. Se corría por abajo que “si prorrogan otra vez la conciliación hay que cortar la ruta”. Ese día a las 18 estaba Cristina K en la Universidad de Córdoba, en un acto junto al gobernador del fraude Schiaretti y al intendente Giacomino. 
Llamativamente, pasó toda la tarde sin que los dirigentes del gremio hicieran saber qué había sucedido. Recién a última hora de ese día se supo que había una nueva prórroga de la conciliación obligatoria. Al otro día, las asambleas por turnos deciden, a instancias del acuerdo de los delegados de las 4 plantas de Córdoba, cortar la ruta por dos horas frente a las 4 plantas; y el gremio, bastante a desgano, tiene que llevar adelante la medida. “Hay que conseguir lo más que se pueda ahora, para que ese sea el piso de paritarias”, “Ellos se ponen duros, nosotros también” se escucha.
Dicen las chicas, “era una de probar galletitas todo la tarde el día del corte” porque la quema de cubiertas había sido muy grande frente a la empresa, los jefes les hacían probar galletas a cada rato para que no salieran “ahumadas”.
El último ofrecimiento fue el jueves 14 y es de $ 1.150 en 4 pagos de $ 287,50. Las asambleas de las 4 plantas de Córdoba no lo aceptaron pero el gremio dice que “ya está” porque “eso es lo máximo que se puede conseguir”, pero eso no es lo que piensan los compañeros. Esto ha generado mucha bronca con el gremio, que habría arreglado sin consultar y sin esperar las asambleas. Igualmente está abierto el resultado porque la última audiencia es el martes 19 (al cierre de esta edición).

Seguir la pelea hacia las paritarias
Es realmente llamativo que el STIA haya resuelto agarrar el ofrecimiento que la empresa hizo el mismo día que el pueblo de Córdoba y muchas organizaciones populares marchaban contra un aumento del boleto urbano del 38%. (Ver nota pág. 5).
Aunque se logró arrancar este aumento con la lucha, hay mucho descontento y bronca con los dirigentes de STIA, porque el reclamo de los $ 450 viene de octubre y dista mucho de la canasta familiar de $ 3.400 que publicó el propio STIA Córdoba hace ya varios meses. Tratan de desmoralizar a los compañeros y de rebajar el valor de la lucha, pero los compañeros ya están pensando en cómo prepararse para avanzar hacia las paritarias.