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20 de marzo de 2013

El 2 de abril de 1982 fueron recuperadas para la soberanía nacional las islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur. La agresión del imperialismo inglés, posterior a este acto, impuso a la Argentina una guerra nacional que duró hasta el 14 de junio.
 

Argentina: indefensa frente a la agresión colonialista

La guerra por las Malvinas fue una guerra justa desde el punto de vista nacional; desde el punto de vista de la contradicción entre los países imperialistas, opresores, y los países dependientes, oprimidos. 649 patriotas dieron su vida defendiendo la soberanía nacional de la agresión colonialista británica. A 31 años de aquella gesta, los comunistas revolucionarios, como señala nuestro programa, ratificamos nuestro compromiso de luchar por la restitución de los territorios usurpados, la soberanía plena sobre nuestra plataforma continental y el Sector Antártico Argentino.

Plebiscito colonialista
Asistimos días pasados al “referéndum” en el cual los británicos residentes en Malvinas votaron por continuar siendo británicos. En 1967 en Gibraltar, realizaron un plebiscito similar que las Naciones Unidas rechazaron por considerar que la población del Peñón no era originaria del lugar, sino inserta, y quedaron delineadas dos situaciones: a) La de los países sometidos a la situación de colonias con derecho a la autodeterminación, y b) La de los países a los cuales se les cercenó una parte de su territorio, y se lo convirtió en colonia, caso en el cual lo preponderante es la restitución de la integridad nacional.
La ocupación colonial de Malvinas corresponde al segundo caso: un país, Argentina, al que se le cercenó una parte de su territorio por medio de una ocupación colonial. Esto sólo puede resolverse por la restitución de la integridad territorial, devolviendo los territorios ocupados. La independencia kelper y su constitución en Estado Asociado a la Comunidad Británica de la Naciones, tampoco es justicia: es mantener el cercenamiento territorial, bajo otras formas.
Malversando la Resolución Nº2065 de la ONU referida a la cuestión Malvinas en la que dice: “respetando los intereses de los habitantes de las Malvinas”, los británicos interpretan la palabra intereses como “deseos”. Los intereses, dicen, son materiales y morales, entre los morales están los deseos, entre los deseos la decisión de si van a seguir siendo británicos, “independientes”, etc. Entonces, pretenden introducir a los kelpers en la discusión, en pie de igualdad con la Argentina como tercera parte, invocando el derecho a la autodeterminación.
No es este un proceder nuevo de parte de Inglaterra, que vuelve una y otra vez a su táctica de “respetar los deseos de los kelpers” (que son británicos) para no cesar con la ocupación colonial. Por ello Cameron ha repetido: “dado que las Falklands (Malvinas) mantienen su interés en permanecer como un territorio soberano británico, deben permanecer de esa manera, y no hay nada más que decir al respecto”.
Simultáneamente con el plebiscito británico, Inglaterra movilizó nuevas unidades militares a Malvinas. El centro de gravedad de la acción militar británica en el Atlántico Sur está en Malvinas, allí instaló la base militar extranjera más importante de América Latina: Mount Pleasant. Aviones de última generación, buques de guerra modernos, submarinos de propulsión nuclear y centenares de soldados, componen la fuerza militar de ocupación colonial sobre nuestros territorios. Un tercio de la inteligencia militar británica está enfocada en el Atlántico Sur.
El antecedente más próximo a la maniobra británica del plebiscito, fue la imposición del nombre de “Tierras de la Reina Isabel” a un área de 437.000 kilómetros cuadrados, ubicada en la parte sur del territorio antártico.
La zona abarca una superficie aproximada de 1.709.400 kilómetros cuadrados. Todo el Sector Antártico Argentino y la mayor parte del chileno, es reivindicado como propio por Inglaterra que lo denomina Sector Antártico Británico, y la UE reconoce mediante el Acuerdo de Lisboa de diciembre de 2007.
Las pretensiones sobre el Territorio Antártico Argentino y Chileno son parte de las aspiraciones coloniales de Inglaterra que involucran, además de la Antártida, las Malvinas, y demás archipiélagos australes, mares adyacentes y plataforma continental argentina, en total más de 5 millones de kilómetros cuadrados. Desde esas posiciones el Reino Unido amenaza la integridad territorial de la parte continental de nuestra Patria y sur de la América del Sur.

La Argentina indefensa frente a la agresión colonialista
Luego de la derrota en Malvinas, las potencias mundiales, especialmente Inglaterra, impusieron su “castigo infinito” contra nuestro país. Mediante los Acuerdos de Madrid, los gobernantes argentinos aceptaron todas las imposiciones británicas que incluyeron el desarme total y la liquidación del patrimonio nacional.
El conjunto de la industria de defensa nacional fue liquidado: Altos Hornos Zapla, Fabricaciones Militares, astilleros, fábrica de aviones, etc., proyecto Cóndor, Plan Nuclear nacional, etc. También YPF y otras empresas estratégicas fueron privatizadas. Se suprimió el sistema de defensa de tierras de frontera y Cristina Kirchner permitió la construcción y operación de un aeropuerto británico en Puerto Lobos, Río Negro, a solo dos horas de avión desde Malvinas. Las fuerzas militares argentinas desmanteladas, carecen de una hipótesis de conflicto con el colonialismo inglés u otra potencia imperialista. El hundimiento del Santísima Trinidad, la caída de un avión en Santiago del Estero, la confesión de Garré de que tenemos munición solo para dos horas de combate (que además es importada), etc., demuestran palmariamente que nuestro país está indefenso frente al imperialismo y el colonialismo.
Las fuerzas militares están organizadas para actuar en misiones militares al exterior, cumpliendo funciones de policía bajo el mando militar de potencias imperialistas, (política diseñada por la dupla Menem-Balza) y de conflictos internos como quedó demostrado con el denominado “Proyecto X” y otras acciones represivas del gobierno.
La desmalvinización tiene como objetivo hacer olvidar la decisión de Argentina, de recuperar para su soberanía las Islas Malvinas usurpadas en 1833. La desmalvinización repudia y castiga a quienes combatieron contra el colonialismo inglés, por romper los principios impuestos por las potencias dominantes y por enfrentar el orden imperialista establecido, lo que se produjo por encima de la desastrosa conducción de la guerra por la dictadura y en las difíciles condiciones de represión fascista impuestas por ésta. La desmalvinización es una política de Estado que se compromete a no afectar y proteger los intereses británicos.
La presidenta pone como objetivo excluyente reabrir el diálogo con los ingleses. Es justo plantear reabrir el diálogo, pero la cuestión es qué y cómo se discute. No se puede repetir un diálogo que le dé tiempo al colonialismo inglés para consolidar su usurpación. Además, diálogo sin capacidades defensivas que lo respalden, se torna inútil para los intereses soberanos argentinos.
La situación exige firmes respuestas concretas que el gobierno no realiza. Estas incluyen entre otros puntos: la denuncia de los Acuerdos de Madrid, la derogación de la Ley del Acuerdo de Garantía de Inversiones con Gran Bretaña firmado en Londres el 11 de diciembre de 1990, y ratificado por Ley Nº 24.184. Suspensión inmediata de todo pago de deuda externa a Gran Bretaña. Anulación del canje de la deuda promovido por el gobierno a manos de bancos extranjeros, entre ellos el Barclays británico. Expropiación de las tierras de Lewis y su aeropuerto en Río Negro y demás latifundios de capitales ingleses. Estatizar las acciones de la Brithis Petroleum en Pan American y de la Shell como parte de la reestatización de todo el sector petrolero. Anulación de todas las concesiones mineras de capitales ingleses. Sanción efectiva en sus inversiones en Argentina a toda empresa que participe directa o indirectamente en la explotación colonial de nuestras Malvinas y Plataforma Continental. Reglamentación y cumplimiento inmediato de la Ley 26.659. Prohibición por Ley Nacional de la permanencia, amarre o abastecimiento u operaciones de logística en territorio argentino de buques de bandera británica, “kelper” o de conveniencia, que realicen tareas relacionadas con la exploración, explotación, perforación de recursos naturales y presencia de buques militares, dentro del ámbito de la cuenca de las Islas Malvinas sobre la plataforma continental argentina.