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18 de diciembre de 2019

Otto Vargas

Argentina, un país en disputa

Reproducimos algunas de las grageas publicadas en nuestro semanario, que fueron elaboradas por nuestro camarada Otto Vargas, secretario general del PCR fallecido el 14 de febrero de este año.

Nuestra lucha
En la Argentina, la lucha de la clase obrera contra la explotación y por hacer realidad el objetivo histórico de la sociedad sin clases, tiene planteado dirigir la lucha de todo el pueblo en una revolución de liberación nacional y social que termine con la dependencia expropiando a los monopolios imperialistas, a la burguesía intermediaria y a los terratenientes latifundistas para realizar una profunda reforma agraria, abriendo así el camino al socialismo.

Este es el aporte fundamental que, desde la Argentina, podemos brindar a la lucha revolucionaria del proletariado y los pueblos oprimidos de todo el mundo. (Ver Historia de la sociedad humana. Cuadernos 11 de Ed. Ágora, pág. 68).

Intermediarios del imperialismo
Siendo el nuestro un país dependiente, oprimido por el imperialismo, la burguesía argentina se divide en dos sectores: la burguesía intermediaria, y la burguesía nacional.

La burguesía intermediaria está conformada por un pequeño número de capitalistas que operan como intermediarios del capital financiero, comercial, bancario e industrial imperialista.

“Es el sector de la burguesía que se subordina a distintos imperialismos y monopolios asociándose con ellos, apoyando su penetración y dominio y poniéndose a su servicio. Su propio desarrollo depende del imperialismo y los monopolios a los que se asocia y se subordina, por lo que también resulta un instrumento de la opresión imperialista y de la dependencia.

“La condición de burguesía intermediaria (en la industria, el agro, el comercio o las finanzas) no está determinada por el tamaño de sus empresas, ni el volumen de su capital, sino por su actitud política de subordinación al imperialismo y a los monopolios. Esto es lo que la diferencia de la burguesía nacional”. PCR, Programa 12 Congreso.

En nuestro país, el capital intermediario se entrelaza con los grandes terratenientes. Hay grupos económicos, sociedades y familias que son ejemplos de esa asociación y son instrumentos y agentes de la dominación y la disputa –interna– entre una u otra potencia por el predominio económico, político y estratégico, por el control del Estado argentino a su servicio.

País en disputa
Argentina es un país dependiente disputado por varias potencias imperialistas. Durante gran parte del siglo XX predominó aquí el imperialismo inglés, asociándose con lo principal de los terratenientes, la burguesía intermediaria y otros imperialismos. La presión yanqui para que el gobierno militar, surgido del golpe de Estado del 4 de junio de 1943, entrara en la guerra contra los nazis, fracasó por el apoyo inglés a ese gobierno militar. Gran Bretaña no quería que los submarinos alemanes impidiesen el comercio con la Argentina. Según escribió el diario inglés Manchester Guardian: “El tipo argentino de fascismo nos gusta tan poco como a Mr. Cordell Hull (secretario de Estado yanqui, hoy); pero también preferimos la carne de reses argentinas al cerdo de procedencia británica”.

Un punto débil del enemigo
En países dependientes disputados por varias potencias imperialistas, como sucede en la Argentina, existen conflictos de intereses entre varias potencias imperialistas. Cada una protege a un grupo de terratenientes y burguesía intermediaria creando su propio grupo de poder y, por ende, contradicciones con otros grupos que, en ocasiones, se tornan inconciliables. Este es el punto débil del enemigo, posible de utilizar por el pueblo. Porque si esas fuerzas enemigas se unen –como sucedió el 24 de marzo de 1976– son imposibles de vencer en tanto se mantengan juntas.

El bloque de las clases dominantes
“Son enemigos estratégicos de la revolución argentina los imperialismos, los terratenientes, la burguesía intermediaria del imperialismo, y los reaccionarios que se subordinan a esos enemigos (…). Como ha enseñado Lenin, para avanzar hacia la revolución (y más aún en un país dependiente y en disputa entre varios imperialismos), es necesario que el enfrentamiento entre los de arriba produzca una ‘brecha’ por la que ‘irrumpa’ el proletariado y las masas populares. Esto exige determinar cuáles son las contradicciones entre las clases dominantes y cómo se articula la alianza de diferentes sectores y grupos que detentan el poder, alianza a la que denominamos bloque dominante y que es el blanco a golpear por la lucha popular.

“Luchando contra esos enemigos ubicamos dentro del bloque dominante, cuál es el principal soporte de la política reaccionaria, en cada momento, contra el cual se debe dirigir el golpe principal de la lucha popular para hacer avanzar el proceso revolucionario” (Programa del PCR).

Es un error golpear sólo al bloque dominante o a algún sector del mismo sin tener en cuenta al sector que hegemoniza el bloque en ese momento. Y, por otro lado, también es erróneo perder de vista al conjunto del bloque dominante cuando se golpea al sector hegemónico del mismo en determinado momento político.

Monopolios rusos en la Argentina
Los monopolios manejados por la burguesía intermediaria de la URSS fueron hegemónicos en la dictadura de Videla y en otros momentos de la política argentina (Bridas, Fate-Aluar, Graiver, grupo Eurnequian, el grupo Hirsch de Bunge y Born, entre otros, son ejemplos de ese período). Ahora monopolios que pasan por ser “brasileños” expresan también a monopolios rusos, como Camargo-Correa y Odebrecht.

Hoy N° 1796 18/12/2019