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27 de enero de 2016

Se cumplen 40 años del nefasto golpe de Estado de 1976. A lo largo del año, publicaremos distintos documentos y entrevistas que reflejen la posición política de nuestro Partido en esos años. Comenzamos reproduciendo extractos del Informe del Comité Central del PCR de noviembre de 1974, titulada “Unirse para enfrentar al golpismo”. Se puede leer completo en Documentos del PCR, tomo 4, primera parte.

Así enfrentamos el golpe

1976 – 2016. 40 años del golpe de estado fascista

Unirse para enfrentar al golpismo

Unirse para enfrentar al golpismo
El país vive horas de tensión y de inquietud. Es evidente para todos que utilizando la oleada terrorista se ha ido creando un caldeado clima golpista. Hace apenas año y medio se acabó con una dictadura militar que durante siete años escribió algunas de las páginas más negras de la historia argentina. Y ya se habla, de nuevo, de otro posible gobierno militar.
Generales encumbrados anuncian que “ha sonado nuestra hora” o afirman “el Ejército argentino habrá de jugar una vez más el papel protagónico que la Argentina libre y fuerte del mañana le tiene reservado”; y se proponen, públicamente, diversos tipos de gobierno militar.
Algunos quieren un gobierno militar que convierta a la Sra. Presidente en un títere en manos de un gabinete de las FFAA…
Entre los partidarios de esa salida hay quienes quieren un tal gobierno militar para aplicar una línea proyanqui y proterrateniente. Así lo declara el actual rector de la Universidad Nacional de Buenos Aires que defiende un camino de represión antipopular basado primero, dice, “en el Estado de Sitio”, y luego en la “dictadura” y las “facultades extraordinarias”.
Otros quieren un gobierno semejante (con la Sra. Presidente prisionera de los militares) para aplicar una política “progresista y antiyanqui”. Este ha sido el sueño del Sr. Gelbard y los sectores prosoviéticos a los que representa.
También se trabaja, de fracasar estos planes, para un golpe abierto. Los proyanquis preparan, para en tal caso, un golpe semejante al de Pinochet en Chile. El diario La Prensa, con no muchos tapujos, ha manifestado sus simpatías por un tal tipo de gobierno.
Y los prosoviéticos, aprovechando los sentimientos nacionalistas de una gran parte de la oficialidad de las FFAA, apoyarían, de ser desplazada la Sra. Presidente, la instauración de un gobierno “peruanista” al que esperan transformar en una dictadura militar aliada a la URSS (Unión Soviética). Sectores de izquierda, como los dirigentes montoneros, defienden las conveniencias de un golpe de este tipo, porque estiman que los grillos, cadenas y barrotes que el mismo colocaría al pueblo serán de oro, porque ese será un gobierno “antiimperialista”.
En la alta jerarquía sindical unos trabajan con los golpistas proyanquis y otros con los prorrusos. Sus declaraciones de apoyo a Isabel son hipócritas. También durante la dictadura militar usaban la camiseta peronista. Pero saboteaban la lucha obrera y popular y pactaron con Onganía, con Levingston y luego con Lanusse.
El pueblo, y especialmente la clase obrera y las grandes masas trabajadoras de la ciudad y el campo, que son en su inmensa mayoría peronistas, no quieren el golpe de Estado, se lo disfrace como se lo disfrace.
La voluntad antigolpista de la clase obrera y grandes sectores populares se manifiesta en todos lados y en toda ocasión. Existen para ello condiciones favorables para impedir el golpe de Estado, o, en caso que el mismo se dé para que el pueblo tercie en la lucha e imponga su voluntad.
 
¿Por qué se ha llegado a esta situación?
Si hace poco más de un año, más de siete millones de votantes apoyaron la fórmula Perón-­Isabel de Perón ¿cómo ha podido prosperar tan fácilmente un clima golpista como el actual y cómo han podido crecer amenazadoras fuerzas golpistas como las que cercan al gobierno? Esta es una pregunta que se hacen millones de argentinos.
Hay que recordar que el gobierno peronista no tomó el gobierno como resultado de la destrucción revolucionaria de la dictadura militar y su aparato estatal. Ganó el gobierno gracias a elecciones que organizó esa dictadura, con un Estatuto y condiciones proscriptivas… 
El país había sido conmovido sobre todo desde 1969, por gigantescos estallidos de insurgencia popular como los Cordobazos, Rosariazos, Mendozazo, Tucumanazo, Rocazo, y por grandiosas luchas obreras y populares. Se fueron creando condiciones para derribar por un Argentinazo insurreccional a la dictadura. Pero la dictadura, apoyándose en las fuerzas terratenientes, burguesas, y reformistas, acosada y debilitada, pudo pese a todo elegir el campo de su derrota. Eligió el campo electoral. Así cerró el camino a su derrota revolucionaria y sólo fue derrotada parcialmente.
Así subió Cámpora y así subió, luego, el Gral. Perón al gobierno. El Gral. Perón repitió insistentemente que su programa era reformista y no revolucionario. Es ese programa reformista el que ha fracasado. Como fracasó antes de 1955, y como fracasó el programa reformista de Allende en Chile. Porque los males de nuestra Patria y nuestro pueblo, originados en la dependencia al imperialismo, primero inglés y luego yanqui, y en la subsistencia del latifundio oligárquico, no se curan con los paños tibios de algunas reformas. Requieren medidas revolucionarias, que, como tales, sólo pueden ser aplicadas por un gobierno y un Estado revolucionarios…
El enemigo principal de nuestra Patria y nuestro pueblo, el imperialismo yanqui, ha clavado profundamente sus garras en la vida económica, social y política del país. Es un enemigo poderoso. Debe ser aniquilado internamente para poder derrotar sus arremetidas. Y esto no se puede hacer pacíficamente. Como no fue posible en 1810 derrotar pacíficamente a los colonialistas españoles.
De no arrancarse de raíz la dominación yanqui, liquidando las bases de su poder y las de sus aliados internos, aprovechando las contradicciones de una política reformista que los asusta pero no los aplasta, como enseña el reciente ejemplo chileno, y al amparo de la blandura de los reformistas para con los reaccionarios proyanquis, estos se reagrupan y en el momento favorable contragolpean…
El incremento del clima golpista también tiene relación con la aguda lucha interimperialista que se libra a escala mundial. Especialmente entre el imperialismo yanqui y el socialimperialismo soviético…
Los soviéticos, pese a haber infiltrado durante años al peronismo, al igual que hicieron con otros movimientos nacionalistas de Asia, África y América Latina, al ver que sus sueños de dominio se frustran por la resistencia de las masas y la negativa a subordinarse a sus planes de Perón, y ahora de Isabel de Perón, han pasado a conspirar abiertamente. Así vemos a la camarilla dirigente del PC, reemplazar la bandera antigolpista por la de la propaganda del golpe portugués o la de las virtudes del “modelo” peruano. Y vemos a todo el periodismo prosoviético, como Crónica o Clarín, transformarse en agitadores del clima golpista. Yanquis y rusos disputan la presa argentina.
El gobierno de Isabel de Perón (al igual que hizo antes el gobierno de Perón) enfrenta al peligro de golpe realizando reformas (algunas relativamente importantes como la nacionalización de las bocas de expendio de combustibles, o la “argentinización” de la Standard Electric, la Siemens y la Italo de electricidad); concediendo, alternativamente, a uno u otro sector proimperialista y golpista; y dirigiendo una política represiva que inevitablemente cae sobre las masas obreras y populares, al tiempo que escapa al control del gobierno que pretende instrumentarla…
 
Cómo evitar el golpe de Estado y derrotar a los golpistas
El camino para aplastar el golpe es el de unirse y organizar las brigadas de autodefensa armada de masas. Este es también el camino para que los oficiales y suboficiales antiimperialistas y amigos del pueblo puedan enfrentar, tanto las provocaciones golpistas como el golpe abierto.
Al calor de la lucha antigolpista se puede forjar un auténtico frente único antiyanqui, basado en la unidad obrero-campesina y dirigido por la clase obrera, que sea el apoyo firme de un gobierno revolucionario de unidad antiyanqui, que acabe para siempre con la dependencia al imperialismo yanqui, expropiando las palancas económicas que ellos y sus socios nacionales controlan, y abra el cauce liberador de la revolución democrático-popular, agraria, antiimperialista y antimonopolista en marcha al socialismo.
Para ello la clave está en la unidad de la clase obrera y, especialmente, de los obreros peronistas con los comunistas revolucionarios.
El PCR hará todo lo posible para que esta unidad se forje y sea indestructible. Si ello se hace, el futuro del pueblo y de la Patria será luminoso, cualquiera sea la gravedad de las horas que se aproximan.
¡No a otro 1955! ¡Unirse y armarse para aplastar al golpe!