En el periódico del PCR Nueva Hora, en su número 377 del 15 de junio de 1982, publicamos una nota sobre la rendición de Astiz sin pelear en las Georgias cuando todavía no había comenzado la batalla de Malvinas. Los ingleses lo detuvieron, alegando que era reclamado por los gobiernos de Francia y Suecia por estar involucrado en los asesinatos de Dagmar Hagelin y las monjas francesas, además de los de 13 integrantes del movimiento de Madres, detenidas desaparecidas en la iglesia Santa Cruz, donde estaban reunidas para juntar fondos para una solicitada que salió en La Nación el 10/09/77 y que Astiz –infiltrado- firmó como Gustavo Miño.
En el artículo recordábamos que en nuestra presentación en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), del 12/09/79 ante los Dres. Andrés Aguilar Pte, y Francisco Bertrand Galindo, valorábamos mucho la solidaridad y la denuncia internacional, pero que nos correspondía a los argentinos aplicar la más estricta justicia republicana a los responsables de los crímenes contra el pueblo.
En dicho artículo decíamos “que el pueblo que luchará –como lo hizo– por justicia, sabrá diferenciar a los militares patriotas, cualquiera fuera su responsabilidad, si abominan públicamente de la misma, dan un paso al frente y se unen a las filas del pueblo”.
Astiz sobrevivió, fue un cobarde antipatriota para enfrentar al enemigo, fue valiente para torturar y fue condenado junto a otros responsables del ESMA.
En el mismo ejemplar de Nueva Hora se publica similar exigencia: por las Madres “Astiz debe testimoniar en la Argentina”. También señalábamos en la nota que es tan viejo como el colonialismo, alegar que los colonizadores llevan la civilización a las naciones que sojuzgan; tal fue la campaña de Clarín (con recordadas notas de Francois Lepot) en relación a la invasión soviética a Afganistán.
Subrayamos en dicho artículo que René Salamanca, Cesar Gody Álvarez y muchos otros detenidos desaparecidos serían un aporte decisivo en la lucha contra el invasor.