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16 de julio de 2025

En medio de la pelea de las grandes potencias por nuestro continente

Ataque imperialista de Trump a la economía de Brasil

Crece la disputa interimperialista en América Latina, en un contexto mundial signado por la disputa principalmente entre Estados Unidos y China y el agravamiento de los peligros de una tercera guerra mundial.

Brasil asumió recientemente la presidencia pro tempore del Mercosur, y simultáneamente la presidencia del Brics, organización fundada por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Hoy con 10 miembros, el Brics, impulsado principalmente por Rusia y China con el objetivo de disputar con occidente, cuestionar el dólar como moneda de intercambio y la injerencia política del FMI y el Banco Mundial, hoy representan el 37% del PIB mundial.

Expresión de la disputa en nuestra región es el corredor ferroviario bioceánico Brasil–Perú, que conectará el puerto de Río de Janeiro en el Atlántico con el megapuerto en Chancay de la empresa china Cosco sobre el Pacífico, atravesando la Amazonía y Bolivia. Este es un proyecto clave de la Franja y la Ruta de la Seda en la región, que permitirá exportaciones directas desde América del Sur a Asia, evitando los pasos del Canal de Panamá (que Trump amenaza con ocupar) y el estrecho de Magallanes, controlado militarmente por Reino Unido y la OTAN desde las Islas Malvinas.

En este contexto se dio el anuncio de impuestos a productos brasileños que se exportan a Estados Unidos, de los que habla esta nota de A Verdade, del Partido Comunista Revolucionario de Brasil, de la que reproducimos extractos.

 

Guerra comercial imperialista yanqui a Brasil

Donald Trump, presidente de la principal potencia imperialista, anunció un impuesto del 50% sobre los productos brasileños importados por los Estados Unidos. Durante toda una semana amenazó con esta medida, mientras defendía al fascista Bolsonaro. De esta forma, extiende la guerra comercial imperialista yanqui a Brasil.

En la carta enviada al presidente Lula en la que anuncia las tasas, Trump deja muy claro cuáles son sus objetivos: atacar la industria brasileña, ampliar el dominio de los monopolios imperialistas estadounidenses sobre la economía brasileña y garantizar la libertad a la banda fascista liderada por Jair Bolsonaro. El presidente estadounidense exige el fin inmediato de todos los procesos contra Bolsonaro.

“Como usted sabe, no habrá aranceles si Brasil, o empresas de su país, deciden construir o fabricar productos dentro de los Estados Unidos (…) Si desea abrir sus mercados comerciales hasta entonces cerrados a los Estados Unidos y eliminar sus políticas y barreras comerciales arancelarias y no arancelarias, tal vez consideremos un ajuste en esta carta”, afirma Trump en la carta al presidente Lula.

El presidente Lula, por su parte, respondió en tono duro rechazando cualquier injerencia extranjera en los asuntos internos brasileños. Dijo que Brasil es independiente y tiene derecho a su soberanía y afirmó que responderá a los impuestos dentro de lo que define la ley brasileña.

Además, la embajada de Estados Unidos defendió enfáticamente a Bolsonaro. En una nota publicada el miércoles, reconoció el papel de Bolsonaro como agente de los intereses yanquis. El encargado de negocios estadounidense Gabriel Escobar afirmó que Bolsonaro y su familia son «fuertes socios» de los Estados Unidos en Brasil.

Desde que dejó el gobierno, Bolsonaro intentó por todos los medios atraer una intervención de Estados Unidos para favorecer un golpe de estado, tal como ocurrió en 1964. Ahora, con Trump en el gobierno estadounidense, la expectativa y el compromiso de los fascistas es que los ataques a Brasil se amplíen para crear una nueva situación favorable a un golpe de estado en Brasil.

 

Es necesario luchar contra el imperialismo

Este ataque muestra, una vez más, lo malo que es para el pueblo brasileño la influencia y el control de la economía nacional por parte de los monopolios imperialistas, especialmente el de Estados Unidos, que lo consideran como su patio trasero.

Hoy en día, el capital imperialista de los Estados Unidos controla amplios sectores de la economía brasileña, como automotriz, alimentos, productos de higiene, servicios financieros y también en el sector digital; también en el petróleo y el gas. Pero los yanquis quieren avanzar sobre las riquezas naturales de Brasil, especialmente las llamadas «tierras raras».

Es necesario responder firmemente a este ataque gravando y prohibiendo las remesas multimillonarias de beneficios de estas multinacionales a los Estados Unidos. No solo eso, es necesario nacionalizar los sectores estratégicos que están en manos de empresas estadounidenses.

Hoy en día, el impuesto del 50% afectará las exportaciones de café, jugo de naranja, acero, petróleo crudo y minerales que Brasil hace a los Estados Unidos. Estos productos se venden para garantizar el beneficio de los propietarios de la agroindustria y de las empresas mineras. Se pagan más estos productos por la codicia de la burguesía brasileña, que quiere vender más al mercado estadounidense. Ahora, con la tributación de Trump, es el momento de obligar a que estos productos se pongan a disposición del mercado nacional, para que se vendan más baratos a nuestro pueblo.

 

Castigar a los golpistas

Esta situación también muestra la importancia de la detención inmediata de Bolsonaro y sus cómplices fascistas. Ahora es evidente que actúan aquí a instancias de los jefes del imperialismo contra los intereses del pueblo brasileño. Su arresto inmediato es una necesidad para defender la soberanía nacional y evitar un nuevo golpe financiado por Estados Unidos.

El intento de Trump de crear inestabilidad en nuestro país es una prueba más de que ya no se puede confiar en la política de conciliación con los sectores reaccionarios del Congreso Nacional, que se ponen del lado de los fascistas y golpistas. Estos grupos cuentan con el apoyo estadounidense para imponer a nuestro país una nueva dictadura. Para vencer el golpe y el fascismo en Brasil también es necesario luchar contra el imperialismo.

 

hoy N° 2068 16/07/2025