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02 de octubre de 2010

Los siguientes son extractos de una nota de Eduardo Mariano Lualdi, coordinador nacional del Foro Patriótico y Popular, publicada en www.lanuevahuella.com.ar

Atlántico Sur ¿un lago británico?

Hoy 1205 / La ocupacion militar y la expansion inglesa

El Derecho Internacional no escapa a la realidad de un mundo en el que hay países “globalizadores” y países “globalizados”. Ese Derecho Internacional que ejercen los poderosos, es el que se basa en el derecho por posesión y que se afirma en el poderío militar del poseedor: Mi derecho surge de mi posesión y éste de mi fuerza.
¿Qué derecho internacional avala la ocupación militar colonialista de nuestros territorios y mares australes? ¿Qué derecho avala la pretensión británica de extender esa usurpación a 3.000.000 de km2 de nuestros territorios? Lo que hace parecer light ese dominio colonial, es la obsecuencia de las minorías gerenciales que portan como un ícono intocable los dos instrumentos de la rendición incondicional: los Acuerdos de Madrid y el Tratado de Londres.
¿Para qué ocupa Gran Bretaña nuestros territorios? Para anexarlos. ¿Y para qué sirve el respaldo de la Unión Europea a la usurpación británica? Para anexarlos. El proyecto de Gran Bretaña es transformar nuestro Atlántico Sur en un lago británico, bajo el paraguas de la UE al que podría sumarse EEUU, socio estratégico del Reino Unido. Un lago británico con un portaviones inexpugnable: Malvinas; territorios con petróleo, gas, nódulos polimetálicos, y una posición estratégica para el dominio de la confluencia Atlántico Sur-Pacífico Sur, ya no pensando en el “derecho” sino en la guerra. También están las reservas de agua dulce, minerales, etc. en la Antártida.
Desde la ocupación colonial, como dijo hace tiempo el coronel Francisco de Guernica en su “Ensayo sobre la Defensa Nacional” publicado en Cuadernos para el encuentro en una nueva huella Nº 1, la presencia inglesa en Malvinas es como una pistola amartillada apuntando al corazón continental de la Argentina, trabajando también la secesión de los indefensos territorios patagónicos. Tierras, minerías, aeropuertos propios, van configurando la trama de un Texas en los confines del hemisferio sur, que evite una ocupación directa, y que permita a la potencia ocupante junto a otros poderosos del planeta, constituir una “República Patagónica” junto a una “República de Malvinas”. Pasos enormes se han dado en este sentido: provincias que serán socias de Repsol-Kirchner-Eskenazi, algunas con Cancillerías propias, como ha organizado Das Neves, etc.
La disgregación impulsada por los imperialismos está en las proximidades de nuestra vida cotidiana, junto al renovado proyecto de usurpación británica de más de 3.000.000 km2. Por eso marcha el Reino Unido al reclamo de soberanía de las 350 millas del talud continental alrededor de Malvinas y del Sector Antártico al que proclama propio. Aquí también debe reconocerse que el Derecho Internacional del Mar podrá prometer protecciones a nuestra soberanía. Derecho que es también prisionero del dominio de los poderosos del mundo.
Por eso Don Adolfo Silenzi de Stagni transcribe en su libro El nuevo derecho del mar: Controversias entre las potencias navales y el tercer mundo los dichos de Lee Matcalf, senador de Montana (EEUU), de marzo de 1971: “El Derecho Internacional del Mar fue creado y se ha perpetuado para promover los intereses de aquellas naciones lo suficientemente poderosas como para gravitar en su elaboración”.

Defender la soberanía
La Argentina debe trabajar para impedir la usurpación de más de 3.000.000 km2 de nuestros territorios: otra Argentina en magnitud y riqueza potencial. Deben desplegar una gran campaña política y diplomática en todo el mundo, y especialmente desde la Patria Grande de San Martín y Bolívar. Y alertar al pueblo de los peligros que se ciernen sobre nuestros territorios para que este pueda movilizarse en defensa de su patrimonio. Tienen por delante la Asamblea General de las Naciones Unidas donde nuestro reclamo cosechó éxitos hasta que el menemismo lo retiró sin sonrojarse, para beneplácito del imperialismo inglés.
La admisión de parte de la Comisión de Límites de las Naciones Unidas de la presentación británica reclamando soberanía sobre las 350 millas de las Malvinas y la Antártida, significará para el usurpador un enorme triunfo político. Tendrá en su haber el reconocimiento de que es país ribereño y verá facilitado sus deseos de transformar el conflicto alrededor de nuestros territorios y mares en un diferendo de límites entre dos estados ribereños. Con Gran Bretaña no tenemos un diferendo pacífico: sino una usurpación de nuestros territorios mediante una fuerza militar de más de 4.000 hombres armados.
Gran Bretaña debe retirarse de esos territorios, y nuestra diplomacia y nuestra defensa nacional deben estar orientadas a este objetivo para dar cumplimiento al mandato de los padres de la patria, de ver nuestra nación “libre de todo dominio extranjero”. Lo otro, son ositos de peluche y/o relaciones carnales, perdurando indefinidamente como política de Estado en la cuestión Malvinas.