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23 de mayo de 2011

Rebeliones en el norte de Santa Cruz y en el Chaco. Se dan pasos en la campaña por la personería del PTP y en el frente popular.

Atreverse a dar vuelta el viento

Hoy 1370 / La hora política

1. Rebeliones
La rebelión solidaria con los piquetes de la huelga docente en el norte de Santa Cruz, con una gran pueblada en Pico Truncado, bloqueó el paso de una enorme caravana de la Gendarmería, enviada por Cristina K y su ministra de “Seguridad”, Nilda Garré, a reprimir a los maestros.

1. Rebeliones
La rebelión solidaria con los piquetes de la huelga docente en el norte de Santa Cruz, con una gran pueblada en Pico Truncado, bloqueó el paso de una enorme caravana de la Gendarmería, enviada por Cristina K y su ministra de “Seguridad”, Nilda Garré, a reprimir a los maestros.
¡Qué extraordinario ejemplo de solidaridad! De apoyo al reclamo de los maestros de un salario digno, y de defensa del derecho de huelga y de cortar las rutas, dieron esas localidades, que vienen de sostener un mes de huelga petrolera.
En el otro extremo del país, miles de campesinos originarios qom y wichis, y criollos, confluyen en Castelli (Chaco) reclamando “contra el hambre, por dignidad, tierra, techo, trabajo, producción, salud, educación y justicia”. El gobernador K, Capitanich, bloqueó el paso de los micros. Ancianos y niños debieron caminar toda una noche y una mañana. Desafiando el cansancio, luchan por “dar vuelta el viento”.
Hablando de los jóvenes que se movilizan en España, la presidenta Cristina K dijo: “Lo que están pidiendo estos jóvenes (…) es lo que hemos hecho y estamos haciendo aquí en estos años felices”. No, señora presidenta. Lo que hacen esos jóvenes españoles es lo que hacen los docentes y los petroleros del Norte de Santa Cruz, y los originarios y criollos del Chaco, que para conquistar “su felicidad”, deben enfrentar las caravanas represivas y el bloqueo de su paso en micros que usted y sus gobernadores mandan.
 
2. Mamarracho inconstitucional
Cristina Kirchner llegó a la presidencia con la promesa de renovar la “calidad” de “las instituciones”. Una vez en la presidencia, se acordó con la dirección de la UCR una ley electoral para liquidar todos los partidos populares, para que sobrevivan los grandes aparatos amamantados desde el Estado (nacional y de provincias). La ley se aprobó con discursos oficialistas que argumentaron que acababa la trampa de “las listas colectoras”. Y luego, el decreto presidencial, garantizó “las colectoras”, a la medida de las necesidades de la candidatura de Cristina Kirchner. Es una legislación con rasgos fascistas, profundamente antidemocrática, proscriptiva y fraudulenta.
Así, después de una campaña de varios meses, los candidatos oficialistas de la Capital Federal fueron decididos por el dedo de la presidenta. Además, impuso la lista de legisladores incluyendo en ellas a dirigentes de La Cámpora, mostrando el “modelo” para el país: dirigentes de La Cámpora tendrán un tercio de todas las listas. Es una decisión que generó enojos en otros sectores del kirchnerismo.
Un dato importante es que, aunque no se puede dudar de la devoción K de Filmus en la Capital Federal y de Rossi en Santa Fe, el “cristinismo duro” proyectó a sus candidatos Boudou y Bielsa, pero no pudo lograr que encabezaran las encuestas porteñas y la interna santafecina.
Para frenar la presión de Moyano para ocupar puestos en las listas, Cristina K autorizó la convocatoria del Consejo Nacional del PJ que preside Scioli. El Consejo del PJ no recogió los reclamos del Moyano, y convocó al Congreso Nacional del PJ. La foto del gobernador bonaerense con la cúpula de La Cámpora fue la prueba de la bendición presidencial de esa reunión; y fue una prueba, también, del “progresismo” de la dirección de La Cámpora, a la hora de la verdad abrazada con Scioli.
Luego del fracaso de las derechas opositoras al kirchnerismo, Ricardo Alfonsín justificó su alianza con De Narváez (el financista de la campaña de Menem 2003) afirmando: “Yo trabajo para ganar”, calificando esa alianza de “local”. Pero al cierre de las listas de candidatos a jefe del gobierno porteño, la UCR lleva una colectora de legisladores que responden a De Narváez, demostrando el carácter nacional esa alianza.
Prácticamente todas las fuerzas llegan a las “internas abiertas y obligatorias” con candidatos únicos. Queda al desnudo que esas “internas abiertas” son un mamarracho inconstitucional para tratar de proscribir a las fuerzas populares que no tienen atrás al Estado y los monopolios.
 
3. La personería, batalla a ganar
Las luchas de Santa Cruz y el Chaco, y la movilización al Congreso de un amplio movimiento por tierra, vivienda y hábitat, y el paro del 8/6 de la CTA, muestran que el combate popular seguirá hasta las elecciones, y que las luchas y la campaña política son dos herramientas para la misma pelea contra la política kirchnerista.
Las definiciones de las candidaturas en la Capital Federal y en las internas abiertas de Santa Fe, colocan de lleno el escenario electoral en el centro del tablero político, nacionalmente.
En la Capital Federal, se tensó la confrontación entre tres fuerzas: el oficialismo de Pro con Macri, el kirchnerismo con Filmus y un frente de las fuerzas que integramos Proyecto Sur, con el GEN y el Partido Socialista, con Pino Solanas. Es una gran batalla política.
En las internas abiertas de Santa Fe, como se analiza en esta edición (ver pág. 3), se mantiene una pelea pareja entre el PJ y el Frente Progresista (PS y UCR), con cambios en el interior de esas fuerzas. El kirchnerismo se fortaleció en el PJ, aprovechando el cambio de posición de Reutemann. Y Biner se fortaleció con el triunfo de su candidato, con lo que el Partido Socialista marcha a definir su posición nacional. El frente que integramos, en condiciones difíciles, tuvo “un piso digno”, como se analiza en la página 3.
Las definiciones en el tablero electoral se aceleran ante los plazos para alianzas y candidaturas, nacionalmente y en cada distrito. La situación es compleja, pero hay buenas condiciones para avanzar en el reagrupamiento de fuerzas populares. Reagrupamiento depende de lo que haga cada fuerza, pero en el que podemos influir, con la campaña y una política activa.
El PCR y el PTP están en el Movimiento Proyecto Sur. Hay lugares en los que, de hecho, hay dos o más bloques de fuerzas populares. Desde Proyecto Sur, tenemos en cuenta que hay fuerzas populares, patrióticas, democráticas y antiimperialistas, tanto de carácter nacional, como provinciales y locales, que todos debemos hacer esfuerzos para que nos unamos.
Esa es una exigencia para mostrar a las grandes masas que la política del gobierno K, presentada como “lo posible”, al no tocar los problemas de fondo como la tierra, la dependencia, la extranjerización de los recursos naturales, el pago de la deuda externa ilegítima y fraudulenta, etc., no resuelve los grandes problemas populares. Y que hay fuerzas que se unen con propuestas concretas, para hacer posible lo necesario. Lo que exige avanzar por el camino de las luchas, de las puebladas, de la unidad en multisectoriales, para barrer con el sostén de la opresión nacional y social: el Estado oligárquico imperialista.
Con esos objetivos, la campaña por la personería del PTP es clave, porque es la herramienta esencial que nos impone la legislación reaccionaria para poder actuar con independencia en el complejo tablero electoral. Y porque es el camino para llegar con nuestros 10 puntos que sintetizan nuestra política a las masas, y ofrecerle a miles un puesto de lucha.
Redoblamos los esfuerzos para llegar a la personería, apoyándonos en las masas, para lo cual deben conocernos por nuestra campaña. Es una batalla a ganarle al enemigo.
Siempre hay que tener en cuenta que, junto a las luchas y las elecciones, hay un tercer escenario, que por momentos amenaza con emerger y provocar cimbronazos: desboque de la inflación, conflictos por el comercio exterior con Brasil y con China, fuga de dólares, contradicciones dentro del gobierno (entre la presidenta y Moyano, entre el “cristinismo duro” y el PJ, entre otras), etc.
El gobierno quiere imponer que “Cristina ya ganó”. Las derechas opositoras que fracasaron en ganar a las masas, alientan el escepticismo. Pero las grandes luchas, y los pasos de avance en el frente popular y en la campaña de la personería del PTP, demuestran que es posible dar vuelta el viento. La batalla que se pierde es la que se abandona.