La situación de amplias masas sigue siendo dramática por la profundidad de la crisis en las que nos sumergió el gobierno de Macri.
El gobierno de Alberto Fernández viene avanzando en la implementación de la Tarjeta Alimentaria, y aumentos con sumas fijas para jubilados y trabajadores de menores ingresos, como parte de sus medidas para cubrir las urgencias de los sectores más golpeados por la política macrista. Por otra parte ha tomado medidas para frenar el aumento de los precios por la inflación, como el congelamiento del tipo de cambio oficial, el de los combustibles y las tarifas y los acuerdos con los sectores empresariales para moderar los precios.
Hasta ahora estas medidas resultan insuficientes para acabar con la inflación. Esta sigue, aunque sea de manera más moderada, y sigue devorando rápidamente el poder adquisitivo de las compensaciones en las jubilaciones y salarios, incluida la Tarjeta Alimentaria, y de todos los ingresos de los sectores populares.
Para algunos economistas se podría resolver la situación haciendo “un acuerdo generalizado de precios y salarios” (Lorenzo Sigaut Gravigna, en Clarín del 26/1/2020). Pero como lo demuestra la experiencia histórica, este tipo de acuerdos o pactos sociales solo logran inmovilizar al pueblo al que llaman a esperar, mientras los monopolios siguen presionando todos los días. Si el pueblo abandona las calles lo único que termina siendo congelado son los salarios y las conquistas de las masas.
La campaña contra el hambre y la pobreza no puede ser al margen de la lucha contra la inflación que se devora el poder adquisitivo de los ingresos de todos los sectores populares. Ni de la pelea contra las suspensiones en las grandes empresas con las que se pretende que la crisis la paguen las y los trabajadores. Esta pelea requiere de un amplísimo movimiento de masas para hacer que la salida de esta crisis la paguen los que se llenaron los bolsillos con Macri. No se resuelve con mayor ajuste del gasto público y una renegociación de los plazos de vencimientos de la deuda pública para aliviar los pagos inmediatos que requiere el creciente déficit financiero del Estado, como reclaman en general los economistas del sistema.
Para acabar con la inercia inflacionaria es necesario acabar con toda la indexación vigente, formal o informalmente, en todos los sectores de la economía, desinflando todas las deudas comerciales, financieras o del tipo que sean. Lo que requiere una ley que lo establezca, prohibiendo toda indexación futura, abierta o encubierta, en todos los contratos de la economía, como lo planteamos en relación a la defensa del peso argentino (ver “Una reforma monetaria integral”, hoy Nº. 1799).
Para que paguen la herencia macrista, además de la defensa del peso para garantizar la soberanía monetaria y la producción nacional, es necesario un Impuesto de emergencia al patrimonio y el capital de los monopolios cerealeros, grandes terratenientes y pules que concentran millones de hectáreas de las tierras más productivas, las mineras, el juego y la banca. Es necesario además decomisar los bienes de la corrupción, el narcotráfico y el delito organizado, y recuperar la soberanía energética y de los recursos naturales para industrializarlos cuidando el medioambiente.
Otro tema también relacionado con la soberanía monetaria es el de la deuda pública, relacionándolo con el debate sobre la renegociación de la deuda con los acreedores externos. El gobierno de Alberto Fernández ha enviado al Congreso un proyecto de ley que garantizaría a esos acreedores el mantenimiento de la cadena de la dependencia financiera del país, sin trabas judiciales como las que surgen de los cuestionamientos al macrismo por cómo y para qué aumentó el endeudamiento del Estado y del país en sus cuatro años de gobierno.
La historia de la deuda externa en la Argentina muestra que sólo trajo aumento de la dependencia y sufrimientos para nuestro pueblo. En este nuevo capítulo macrista creemos que es equivocado partir de reconocer esta deuda usuraria, ilegítima y fraudulenta sin una profunda investigación. Esta deuda no trajo ningún beneficio al pueblo argentino y está plagada de irregularidades. Este acuerdo en el seno FMI se hizo violando los propios estatutos del Fondo que dicen que no se puede prestar a países en situación de fuga de capitales. Y si algo pasó en el gobierno de Macri es que se fugaron capitales.
De los 44 mil millones que puso el Fondo se fugaron 37 mil. Y cuando uno mira los nombres de qué funcionarios intervinieron, en qué bancos trabajaron toda la vida, y qué bancos sacaron capitales al exterior, se puede ver sin mucho esfuerzo cómo son las relaciones y quiénes fugaron esa plata. Entendemos que hay que suspender el pago y abrir una investigación para ver cuánto de la deuda fue legal y cuánto fue una estafa a la Nación, lo que permitiría dar de baja esa parte de la deuda y hacer que paguen la estafa aquellos que en este proceso se han hecho de jugosas ganancias.
La ofensiva macrista
Después del acto opositor en Plaza de Mayo en el aniversario de la muerte de Nisman, donde apareció en primer plano la fiel colaboradora de Macri, Patricia Bullrich, vino el tractorazo organizado por los terratenientes, y los intendentes de Juntos por el Cambio en Pergamino.
Ahora reapareció Macri. Lo hizo tratando de contrarrestar intentos de otros dirigentes de Juntos por el Cambio por posicionarse como portavoces de la alianza opositora, como el radical Cornejo y otros radicales.
Su primera aparición pública la hizo junto a un grupo de vecinos y dirigentes del PRO en Villa La Angostura, Río Negro. “Estoy convencido que esta vez no nos van a llevar puestos como en el 2001″, comentó. También dijo con total hipocresía que él sabía que si seguíamos pidiendo prestado venía el infierno. Mauricio Macri hizo esta “confesión” durante ese encuentro que fue definido como una charla “casual” e «íntima” por algunos de sus asistentes, aunque fue ampliamente difundida a través de un video.
El economista Claudio Lozano, flamante director del Banco Nación, acaba de denunciar la monumental estafa que hizo el macrismo favoreciendo a la empresa Vicentin, gran cerealera del país, que fuera la principal aportante a la campaña de Juntos por el Cambio.
El Banco Nación del gobierno de Macri, dirigido por González Fraga, le dio a esta empresa más de 300 millones de dólares de préstamo (el 20% de la cartera del banco), algo que no solo es ilegal, sino que es suicida para cualquier entidad bancaria. Este monopolio que amasó millonarias ganancias con la política macrista, dejó de pagar después de la derrota macrista en las PASO y ahora se declara en cesación de pagos. Diputados del Frente de Todos y organizaciones sociales agrarias, entre ellas la FNC, plantean la estatización de la empresa.
A esto nos referíamos cuando decimos que tienen que pagar los que se enriquecieron estos años. Todos tienen nombre y apellido.
La poca trascendencia que le dan a este escándalo los medios de comunicación opositores, encabezados por Clarín y La Nación, muestra hasta dónde llegan los sectores que confluyen en esta ofensiva macrista.
Como parte de ese juego, el ex candidato a vicepresidente Miguel Ángel Pichetto ha anunciado su reaparición el 31 de enero, con una “charla abierta de política” en la localidad bonaerense de Pilar, mostrando su “solidaridad” con funcionarios municipales despedidos por el nuevo intendente, Federico Achával.
Seguimos en las calles
El macrismo que recuperó fuerza de masas tras las PASO del 27 de octubre del año pasado –lo que expresó la división social, política y cultural que existe en la sociedad–, trata de mantenerse en las calles ahondando las divisiones entre los trabajadores y entre los demás sectores del pueblo. Por eso decimos que con la misma unidad con que derrotamos a Macri en las calles y en las urnas, debemos seguir en las calles peleando por ampliar la unidad en el Frente de Todos. Es una necesidad continuar la pelea por resolver las emergencias y avanzar en la conquista de las reivindicaciones de los trabajadores y todos los sectores del pueblo, del campo y de la ciudad.
Reivindicando nuestra identidad como partido revolucionario del proletariado que nos asumimos es necesario jerarquizar la labor del Partido y su Juventud entre las masas, para incidir con nuestra línea en el debate político que está en todos los sectores de la sociedad argentina, acumulando fuerzas en el camino liberador del pueblo y de la patria.
Escribe Eugenio Gastiazoro