“El objetivo para venir aquí a Argentina es para difundir la problemática que estamos sufriendo en México. La violación a los derechos humanos del gobierno mexicano, las injusticias que hace hacia su pueblo. Eso es lo que venimos a difundir aquí a Argentina”, explica Mario César González, padre de uno de los 43 “normalistas”, como se los llama a los estudiantes de las escuelas normales donde se forman los futuros docentes mexicanos.
Francisco Sánchez es uno de esos estudiantes que vino a Argentina a contar su historia y la de sus compañeros desaparecidos. La represión estatal en connivencia con los carteles narcos que cogobiernan estados como el de Guerrero dejó además varios estudiantes muertos y heridos. Asegura que “Ayotzinapa (la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos) siempre ha sido una Normal tachada, una normal a donde el estado siempre la ha reprimido, siempre la ha atacado con tal de atacarla pues ese es el objetivo principal del Estado, cerrar la normal de Ayotzinapa”. Le da marco a la historia de esta escuela con larga historia de lucha y actividad militante. “Nosotros antes de que ocurriera esto luchábamos, nos alzábamos, nos manifestábamos por problemas internos, de que nos cortaban la matrícula, nos reprimían, nos encarcelaban compañeros pero al día siguiente los soltaban. Pero nunca nos esperamos esto que nos hicieron el 26 de septiembre”, refiriéndose a los ataques que recibieron en medio de su traslado a una manifestación y que terminó con la desaparición de los estudiantes.
El reclamo estudiantil tenía que ver con los recortes en las matrículas, y la posibilidad de perder presupuesto para el desarrollo de los estudios en la escuela rural ubicada en Iguala, estado de Guerrero.
Padres y familiares
Mario e Hilda, padres de uno de los estudiantes, también explican que todo esto fue una terrible experiencia que los puso de cara a muchos problemas que tiene México y que, según cuentan, ellos no veían. “Nosotros hemos ido aprendiendo, porque como lo acaba de decir mi esposa, nosotros empezamos a aprender desde ese momento, del 27 en adelante. Porque nosotros no sabíamos nada, absolutamente nada. Ahí empezamos a aprender lo que es la escuela, su fin. Lo que es la lucha, lo que es los puntos radicales, lo que es una acción, todo eso lo venimos a aprender ahí. Ellos querían tener conciencia para su pueblo. Esa es la única diferencia que tienen a los demás chicos que prefieren el futbol, o cualquier otra cosa.”
Si hay algo que recalcan todos los familiares y compañeros que visitan Argentina contando su terrible historia es cómo el gobierno les negó ayuda desde el principio. “Por parte del gobierno nunca tuvimos respuesta. Nosotros como padres desde ese momento, desde el día 26, andamos en busca de nuestros hijos. Nosotros como padres hemos tenido que recorrer prácticamente toda Iguala, el poblado de Iguala para buscar a nuestros hijos. El gobierno únicamente pues nos atendió pero porque lo solicitamos, prácticamente se lo exigimos que tenía que tomar el caso, que tenía que buscar a nuestros hijos. Pero por parte del gobierno es la fecha en que no nos ha ayudado. De hecho él ha querido cerrar el caso desde un principio pero nosotros no aceptamos su versión porque hay muchas irregularidades en los expedientes, así que pues no aceptamos y nosotros continuamos en la búsqueda de nuestros hijos”.
Los familiares a través de una lista de 10 puntos rechazaron los resultados de las investigaciones que la Procuraduría General de la República (PGR) presentó el 27 de enero y señalaron que no permitirán que el gobierno cierre el caso. Y aclaran que “no es que lo hayamos rechazado, es que no es contundente, no fue científicamente como siempre lo hemos repetido. Nosotros aceptamos científicamente y eso que nos lo digan los peritos que tenemos de nuestro lado”.
“El gobierno a nosotros siempre nos ha pisoteado. Y no nada más a los 43, hay miles de desaparecidos de desaparición forzada, hay miles de indígenas que los han matado, los han desaparecido, los han encarcelado por defender un árbol, por defender un lago, y les dan 80 años de prisión o los matan”, asegura Mario poniendo de manifiesto una realidad que con los ataques en Ayotzinapa tomaron estado público internacional pero que México viene sufriendo desde hace años.
El narcotráfico y el Estado
Sobre esta amplificación de la noticia los familiares ensayan una reflexión causal: “Ayotzinapa fue la gota que rompió el vaso. No lo derramó, lo rompió. Porque desgraciadamente cuando se derrama nada más se derrama poca agua. Y ahora se rompió porque ya todas las organizaciones y todos los indígenas, los trabajadores, todos ya se están levantando. No sé hasta qué repercusiones va a tener esto de Ayotzinapa en México. No sabemos cómo termina esto. Pero sí ya se puso muy, muy, muy fea la cosa ahí en México”. Y explica que “nosotros nomás lo destapamos. Pero él (el presidente Peña Ñieto) por querer tapar un agujero destapó cientos de agujeros y él solito se está ahogando”.
Una de las repercusiones más inmediatas de los incidentes tuvo que ver con blanquear la relación profunda que en México tiene el Estado con las bandas narcos que se han transformado prácticamente en un paraestado. “Yo vivo en Guerrero y me he dado cuenta que el narcotráfico, la delincuencia organizada siempre ha prevalecido. Desgraciadamente están dentro de los municipios, son los funcionarios públicos. Es lo mismo el narco, la delincuencia, con el gobierno. Es el narco gobierno el que tenemos dentro de nuestro municipio. Hay cifras enormes de desaparecidos. Hay más de 30 mil desaparecidos, el gobierno dice que Ayotzinapa es un caso aislado, no es ningún caso aislado” denuncia categóricamente Hilda Leguideño, otra de las madres que recorre Sudamérica pidiendo la aparición con vida de su hijo.
Solidaridad latinoamericana
Sobre su visita a la Argentina, que arrancó con actividades en Córdoba, siguió en Rosario y culminará en Buenos Aires previo a recorrer ciudades de Uruguay y Brasil, los familiares explican que principalmente han sentido “mucha solidaridad, mucho cariño” y cuentan que tenían miedo que venir por la idea de que su historia no iba a importar en otros países. Pero explican que “afortunadamente fue todo lo contrario. Fue muy fuerte lo de la Plaza de Madres. Muy fuertísimo porque te pones a pensar que nuestros hijos están desparecidos. Y la madrecita linda señora esa va y suelta una flor en un lugar nada más simbólico. Y eso es lo que nosotros no queremos. Por eso es que seguimos luchando y por eso vamos a seguir luchando, por querer encontrarlos. Y así nos manden al fin del mundo vamos a ir como padres. Es muy fuerte muy impresionante la solidaridad del pueblo argentino hacia nosotros.”
Con respecto a sus expectativas a las repercusiones de la caravana sudamericana explican que “con la gente que está levantando la voz ya va a sentir presión el presidente mexicano”.
Finalmente, Mario asegura que “el problema es de que se puede venir para acá. Ese es el gran problema. Que ahorita fue México pero estamos también en Sudamérica. Y puede ser cualquier otra normal, cualquier otra escuela”. Casi como excusándose culmina la entrevista diciéndonos que “mucha gente mexicana eran como yo, analfabetas de que no despertamos hasta los 45 años y vemos la problemática del país, es cierto, hay muchísima, pero es también muchísima gente que ya no aguanta”.
Se van para seguir con la gran cantidad de actividades que tienen programadas, y en sus caras cansadas se entremezcla casi en la misma proporción la tristeza, la rabia y la seguridad de que la única manera de llegar a la verdad es mantenerse firmes y juntos. n