Luego de meses de negociaciones las autoridades oficiales de los EEUU y cinco de los mayores bancos, acordaron un pago de US$ 26.000 millones para dar alivio a casi dos millones de actuales y antiguos propietarios afectados por el estallido de la burbuja inmobiliaria, buscando detener la caída del mercado inmobiliario. La ayuda llega a una pequeña porción de deudores y se distribuirá a lo largo de tres años. Es más una ayuda a los bancos que a los deudores ya que uno de cada cinco estadounidenses debe más de lo que vale su casa y está sumergido por US$ 50.000 cada uno.
