El gobierno respondió decretando el toque de queda y reprimió con las fuerzas militares. La policía no puedo evitar que se multipliquen las marchas y protestas. En la represión, el gobierno asesinó a más de 100 personas y dispuso un “apagón de Internet” para evitar las denuncias y escraches en las redes.
Las movilizaciones estudiantiles habían comenzado a principios de julio. Se pide la derogación de las normas impuestas por el gobierno de la Liga Awami de Sheikh Hasina, que reserva más de la mitad de los puestos del empleo público a determinados sectores de la sociedad, y a sus descendientes. En ese momento se pedía anular la decisión del Tribunal Superior de restablecer el sistema de cuotas para los empleos del sector público. Los estudiantes denunciaban que ese sistema se utiliza para comprar lealtades al actual gobierno, y no se adjudican por concursos.
El miércoles 17 de julio, con el crecimiento de las movilizaciones, el gobierno cerró todas las universidades, y luego decretó el estado de sitio. El jefe de policía declaró «Hemos prohibido todas las manifestaciones, procesiones y reuniones públicas en Daca hoy, para garantizar la seguridad pública». Los estudiantes desafiaron al gobierno, ocuparon las instalaciones y siguieron manifestándose. Las protestas se extendieron a las principales ciudades: Chittagong, Cumilla, Jessore, Rangpur y Rajshahi. El jueves, el gobierno intensificó la represión y produjo el apagón de Internet. Un grupo de hackers logró piratear las páginas web del gobierno de Bangladesh, de la policía y del banco estatal, y se viralizaron las consignas #Justicia para los estudiantes, #fin de la violencia y #permaneceremos unidos.
Pero el gobierno no sólo utiliza a los militares en la calle: tiene armados grupos parapoliciales que viven en las residencias universitarias y desde ahí intentan amedrentar a los estudiantes. Se reprimía todo tipo de actividad o lucha política. Las redes sociales de los estudiantes estaban vigiladas, y cualquier estudiante que disentía con el gobierno era perseguido. Muchos estudiantes fueron torturados por la policía o por grupos paramilitares, e incluso muchos murieron bajo custodia. Por eso la lucha estudiantil va más allá del sistema de cuotas en la asignación de empleos públicos: es por derechos democráticos, también. Luchan para romper las cadenas que le quiere poner el gobierno y exigen el derecho básico a un ambiente libre de amenazas y miedo.
Ya en 2018 el gobierno había intentado hacer pasar estas “cuotas de empleos públicos”. Las protestas estudiantiles la habían logrado parar.
Desde el 2020 el “milagro económico de Bangladesh” viene cayendo en picada. La crisis afecta profundamente a la clase trabajadora. La inflación y el desempleo crecen año tras año, y afecta principalmente a los jóvenes: en 2023 se registró que más del 39% de los jóvenes no tienen trabajo o no estudian.
Escribe Rodrigo Cruz
hoy N° 2019 24/07/2024