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02 de octubre de 2010

La oleada de huelgas y protestas populares desnudó el doble discurso kirchnerista. Para apoyar esas luchas, en el camino de conquistar un gobierno de unidad popular, patriótico y democrático, vote en blanco, nulo o no vote en las elecciones de la Capital Federal y Neuquén.

Basta de mentira K

Hora política

1. Se debilitó el gobierno K
El gobierno de Kirchner se ha debilitado notoriamente, castigado por las grandes luchas obreras y populares que desnudaron su doble discurso y pusieron en evidencia la mentira K.
La gran huelga docente santacruceña detonó la rebelión provincial mostrando el hartazgo a 17 años de saqueo de la provincia y prepotencia.
Los enormes aumentos de los precios de los artículos de la canasta familiar pusieron de relieve la mentira de los índices del IndeK. Brotan las luchas de los asalariados, estimuladas por el gigantesco paro y movilización del 9 de abril en repudio al fusilamiento de Carlos Fuentealba.
En muchos lugares el movimiento obrero está rompiendo el tope salarial del 16,5% pactado por el gobierno con las patronales, con el apoyo de Moyano y Yasky. Los docentes de Tierra del Fuego conquistaron el 40,6% de aumento. Las asambleas desbordan a los jerarcas traidores y conciliadores. Una oleada de luchas salariales sacude al país, como la de los trabajadores de los subterráneos de la Capital, el corte de la Panamericana por los obreros de Fate, y las marchas de los trabajadores del Astillero Río Santiago. Crece el combate contra los contratos basura a la juventud, con triunfos como en Terrabusi, y por el acortamiento de la jornada laboral en varios gremios.
La oleada de luchas golpea a la viga maestra de la política económica kirchnerista: salarios de pobreza y en negro, contratos basura y jornadas y ritmos de trabajo brutales. Los jerarcas traidores y conciliadores son desbordados; y se avanza en la recuperación de cuerpos de delegados, comisiones internas y sindicatos, como se vio en el gran acto clasista y combativo del 1° en Plaza de Mayo.

Brota la bronca
El estallido de los usuarios del ferrocarril Roca mostró la bronca y la combatividad del pueblo frente al doble discurso kirchnerista de las “privatizaciones menemistas”. Lo único que hizo el gobierno es, donde pudo, traspasar esas empresas a empresarios amigos o directamente testaferros suyos como Tasselli y Montoto en el Ferrocarril Roca. Les otorgó enormes subsidios para garantizarles sus ganancias, y no hicieron ninguna inversión. Viajar en tren en horas pico es una tortura.
Ha brotado la bronca contra el gobierno. Crece en millones de desocupados frente a un gobierno sordo a sus reclamos, que los condena al hambre con planes congelados a $ 150 o sin planes. Y crece en los pueblos originarios expulsados de sus tierras o viviendo en las peores condiciones en las ciudades. Por eso vuelven los cortes de ruta prolongados.
El asesinato de Fuentealba golpeó a Sobisch y salpicó a Kirchner, que ni siquiera suspendió sus vacaciones y trabajó para que impedir que ese gobernador fascista cayera por el combate popular. Kirchner militarizó Santa Cruz, y su títere en la gobernación, Sancho, que jamás movió un dedo sin que se lo ordenara su jefe, lanzó una brutal represión contra el pueblo santacruceño, aplaudida desde la Rosada por el ministro del Interior. El doble discurso kirchnerista sobre los derechos humanos quedó en evidencia: otra gran mentira K.
La gigantesca concentración en Gualeguaychú, y los innumerables y masivos cortes de calles y movilizaciones de los inundados de Santa Fe, Rosario, Buenos Aires y otros lugares, dejaron al desnudo la mentira K ante los grandes dramas ambientales que castigan la salud popular.
Crecen grandes luchas estudiantiles y docentes en La Plata, Comahue, Rosario y La Plata, que reclaman la democratización de las universidades, aumentos salariales y más presupuesto.

2. Volvió el ¡Qué se vayan todos!
   El pueblo santacruceño, que en diciembre de 2001 fue violentamente apaleado por la policía y las “patotas K”, volvió a imponer en las calles la histórica consigna: ¡Qué se vayan todos! Cayó el gobierno de Sancho.
El pueblo misionero, con sus grandes luchas de trabajadores y campesinos, demostró que se podía derrotar la mentira kirchnerista en las urnas. Ocultada por la prensa, sigue la pueblada de Puerto Piray que volteó al gobierno local e impuso un nuevo gobierno. Ahora, el pueblo santacruceño, con la lucha docente en el centro, mostró que se puede derrotar la mentira kirchnerista en las calles, volteando al gobierno en la provincia que Kirchner considera su feudo.
Crece en masividad, profundidad y combatividad el auge de las luchas populares: los trabajadores desbordan a los jerarcas con huelgas prolongadas y duras, crecen los cortes de ruta y calles, se multiplican movimientos que van abarcando todos los aspectos de la vida de las masas, y las multisectoriales juegan un papel creciente en la coordinación de la protesta popular.
Las clases dominantes golpeadas por los avances de la lucha popular, se alarman por el agravamiento de la crisis de autoridad, lo que llamamos crisis de hegemonía, y el notorio debilitamiento del gobierno de Kirchner.

3. La división de los de arriba
Kirchner aprovechó a fondo su doble discurso y las expectativas que había creado para fortalecerse en el poder. “Pateó” a una parte de los grupos que lo llevaron al gobierno, conformó su propia alianza con grupos poderosos, compró con los dineros del Estado a dirigentes políticos y sociales, y “engordó” con negociados a un grupo de socios y testaferros. Hizo planes para gobernar ¡16 años!
Los grupos que tienen el mango de la sartén del poder (el sector hegemónico del bloque dominante), se fisuraron. El sector “pateado” por Kirchner comenzó a jugar en política, promoviendo candidatos y frentes opositores.
Además, el gobierno fue ganando enemigos con su política. La mayoría de la iglesia católica fue pasando a la oposición. La mayoría de las corrientes nacionalistas militares se asqueó de su política antimalvinera y proinglesa.
El debilitamiento de Kirchner alentó las disputas entre los de arriba. El sector de las clases dominantes “pateado” por el kirchnerismo pasó a jugar previendo, como ya ocurrió otras veces en el país, que a pesar de la situación económica el gobierno se encamine hacia una crisis política. Comenzaron a destaparle el negociado del “caso Skanska”, en el que el kirchnerismo se cebó con las suculentas coimas y sobreprecios, y van por más. Hacen planes para acelerar el desgaste, y se preparan para coronar con plazos fijos: unos hablan del 2008, otros el 2009, y los más suaves el 2011.
Con Kirchner se agrupan monopolios imperialistas o de burguesía intermediaria, y sectores terratenientes, que expresan o se vinculan con capitales españoles, ingleses, chinos, y algunos rusos, entre otros. En la vereda de enfrente unos y forcejeando otros, se ubican Techint (que acaba de ganar la dirección de la Unión Industrial Argentina), los ganaderos y otros grupos terratenientes, monopolios de capitales rusos, yanquis, franceses, etc. (entre ellos muchos de los que engordaron con Menem, De la Rúa y Duhalde).

4. La salida popular y el voto bronca
Hay tres jugadores en la cancha: 1) el frente kirchnerista, 2) sus opositores dentro del sistema, y, 3) terciando en la disputa con sus propios reclamos y objetivos se va esbozando la unidad patriótica y popular, multisectorial, de grandes masas obreras y populares.
El frente kirchnerista trata de llegar a octubre confiando en ratificar su predominio electoral gracias al manejo de los fondos públicos. También, apuesta a una oposición dividida y sin candidatos que puedan generar nuevas expectativas en las masas. Presenta los retoques cosméticos de Cristina K como “una nueva etapa” más “suave” con un futuro gobierno demócrata yanqui. Macri ya saltó el cerco negociando el apoyo de Kirchner para enfrentar a Telerman (a “papá” Macri y a Kirchner los une la misma amistad con los capitales chinos).
Los opositores al kirchnerismo, Lavagna, Carrió, Duhalde (que salió a jugar públicamente), Alfonsín, etc., apuestan al desgaste del gobierno, que pierda parte del caudal electoral del 2005 y quede herido para rematarlo después de las elecciones. Las fechas que dan algunos, 2008 o 2009, muestran que trabajan para un golpe institucional, y sino pueden, para el 2011.
Lo que está en juego en la pelea de fracciones del sector hegemónico del bloque dominante, es la pulseada entre otro turno de mentira K, o su recambio por lo que ya conocimos con la Alianza o Duhalde.
Lo que está fuera de ese juego es la lucha obrera y popular, que no solo ha soplado las brasas del Argentinazo, sino que ha hecho brotar brasas nuevas. Desde Misiones hasta Santa Cruz y Tierra del Fuego (pasando por Constitución), se va forjando la unidad patriótica y democrática a través de una amplia red de multisectoriales, con las grandes huelgas y las asambleas y cuerpos de delegados como motores de esa unidad. El pequeño gran ejemplo de la pueblada de Puerto Piray, destituyendo a un gobierno reaccionario e imponiendo uno propio, mostró que es posible conquistar, por el camino del Argentinazo y la unidad multisectorial, una salida popular, verdaderamente patriótica y democrática.
No hay salida para el pueblo con estas elecciones truchas, en las que los de arriba pretenden arrear al pueblo para que opte por alguno de los candidatos de los grupos de poder.
El radicalismo levantó la consigna de abstención revolucionaria contra el régimen cuando tenía las banderas democráticas de Alem. El peronismo luchó por el voto en blanco cuando enfrentó la proscripción del sistema. En el 2001, más de 10 millones votaron en blanco, nulo o se abstuvieron; ese voto bronca deslegitimó a De la Rúa y abrió paso a su derrocamiento un mes después.
El domingo 20, en las elecciones de Río Negro, el radicalismo K (que perdió 6.000 votos respecto al 2005) se impuso con el 31,5% de los votos (del total del padrón) en las elecciones a gobernador gracias a la alianza con un partido provincial (el PPR, con el apoyo económico del gobierno radical, aumentó 19.000 votos). El kirchnerismo fue la segunda fuerza con el 27,3% (perdió 5.000 votos respecto al 2005); se habla de “traiciones”, como la de Soria a Picheto. Por otra parte, Libres del Sur integró se sumó al frente con los radicales K. La tercera fuerza fue el voto bronca con 59.052 votos en blanco, nulos y abstenciones, el 15,2% del padrón (sin el 15% de abstención estructural). Las fuerzas de izquierda volvieron a tener una participación testimonial: el 1% el PH, y el 0,7% el PO, el PC y el MST (el PO y el PH perdieron casi la mitad de los votos que habían sacado en el 2005).
Hoy, para apoyar a la gloriosa huelga santacruceña y al conjunto de las luchas obreras y populares, y para acumular fuerzas y avanzar hacia un gobierno de unidad patriótico y popular, hay que unirse en un masivo voto bronca, blanco, nulo o la abstención, en la Capital Federal y en Neuquén.