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02 de octubre de 2010

El gobierno no toma medidas de fondo frente a la gripe y la usa para tapar el hambre, los despidos, los salarios, planes sociales y jubilaciones de hambre, la crisis agraria, etc. Hay que arrancarle medidas concretas para frenar la epidemia y las demás urgencias populares.

¡Basta de mentiras, emergencia ya!

Hoy 1274

1. Emergencia ya frente a las epidemias
Para ocultar la imagen de su fracaso, el gobierno kirchnerista “pateó todo” hasta después de las elecciones, usando mentiras, promesas falsas, anuncios y parches. Ató con alambre todo lo que pudo hasta el 28 de junio. Ahora todo está peor: gripe porcina, despidos, suspensiones, salarios, jubilaciones y planes sociales de hambre, la situación de campesinos y chacareros y de la educación, etc. El triunfo electoral en Buenos Aires, al que Néstor Kirchner se aferró hasta las 2 de la mañana del 29 de junio, era su “salvavidas” para aplicar los “ajustes” que preparaba. Pero fue aplastado.
Ahora, las nefastas consecuencias de sus maniobras electoralistas van quedando a la vista. El adelantamiento de las elecciones, mantenido a rajatabla cuando la ministra kirchnerista Ocaña pedía su suspensión y declarar la emergencia, impidió frenar la epidemia de gripe en sus comienzos. Claro que Ocaña debió renunciar entonces, y no hacerse cómplice postergando su salida hasta el 29. Ahora la epidemia galopa sin control. Nadie sabe la verdad sobre los muertos y los contagiados (que algunos estiman que podrían ser ya más de 300.000): ¿Cuántos hombres y mujeres llegaron sanos a las mesas de votación, en las que el gobierno expuso al contagio a todo el país, y se fueron con el virus a cuestas?
El gobierno kirchnerista puso el Ministerio de Salud a cargo de Juan Manzur, denunciado en Tucumán por haber falseado las estadísticas de desnutrición y mortalidad infantil. Además, es conocido por ser un intermediario con clínicas y laboratorios. Parece que a los Kirchner, les interesa hacer negocios con la gripe porcina.
Se perdió un tiempo valioso, y se malversó mucha plata en la campaña electoral que podría haberse usado para fortalecer el sistema sanitario, mejorar la alimentación (y por lo tanto las defensas) de la población hambreada, y dar aumentos de salarios, jubilaciones y planes sociales para estimular la economía. Ahora el gobierno usó para la epidemia fondos destinados a otros fines, que en definitiva van a ser pagados por los chacareros y los usuarios del transporte.

2. Luchas obreras y populares
El gobierno y los medios de comunicación del sistema usan la epidemia de gripe para tapar los graves problemas que han comenzado a estallar a partir del 29 de junio.
Los trabajadores de Mahle siguen la lucha. También se ha movilizado Terrabusi-Kraft por la falta de medidas sanitarias en una empresa con muchas trabajadoras. Petroleros, azucareros, camioneros y metalúrgicos, entre otros gremios, enfrentan la sordera de las patronales y el gobierno frente a sus reclamos de aumentos salariales.
En muchos casos, son luchas muy grandes, muy combativas, que desbordan a las direcciones sindicales, en las que los trabajadores eligen delegados y comisiones internas, y se mantienen en estado asambleario para tener en sus manos las decisiones.
No van más las “asambleas informativas”, como se ven muchas fábricas, y en los petroleros. Hay mucha bronca, y mucha voluntad de lucha y protagonismo por abajo. Sobre todo en los obreros jóvenes, sobre los que más castiga la flexibilización laboral y el trabajo en negro.
Ya están en la calle los desocupados: el hambre crece junto a la desocupación. También los mayores que repudian el alevoso robo kirchnerista de sus fondos del Anses, mientras el gobierno mantiene congelados sus jubilaciones y pensiones.
Luego de una gran jornada nacional de lucha de la Federación Nacional Campesina, sigue la pelea de los campesinos pobres y pequeños productores; en muchos casos, exigiendo el cumplimiento de los compromisos que, con la lucha, arrancaron antes de las elecciones del gobierno nacional y los de provincia, y no cumplieron.
Mientras la Mesa de Enlace se dedica a componendas parlamentarias, por abajo crece la bronca y hay iniciativas de lucha en el campo. Los tamberos repartieron leche en Córdoba, iniciando un plan de lucha contra la política de un gobierno que lo único que le interesa es quedarse con una tajada de La Serenísima metiendo en el negocio a sus socios y testaferros.

3. Tembladeral
El país es un tembladeral. Por abajo y por arriba.
El gobierno no acusa recibo del duro mazazo de votos bronca y el corte de boletas. Cristina Kirchner todavía no se enteró que perdió frente a la abstención en su feudo, Calafate. Además, el corte de boletas fue forzado desde abajo, cuando gobernadores e intendentes “testimoniales” olfatearon que muchos de los de abajo no iban a votar una boleta con Kirchner y Scioli. Ahí fue cuando los afiches de los “candidatos testimoniales” con Néstor y Cristina, fueron tapados por otros nuevos sin el matrimonio presidencial, y los punteros pasaron a repartir boletas cortadas.
Las definiciones de Cristina K en la conferencia de prensa del 29, y las de Néstor K el 5/7 a los intelectuales de Carta Abierta, muestran que el gobierno va a seguir con más de lo mismo, como si no hubiera recibido un “planchazo”.
Algunos sectores de las derechas rivales de la derecha kirchnerista hacen un balance electoral mentiroso, hablando de “derechazo”. Pero ninguno de los candidatos de esas derechas salió “instalado” como gran elector hacia el 2011. El kirchnerismo aprovecha ese balance para chantajear al centroizquierda y tentarlo.
Néstor Kirchner, furioso con lo que considera “la traición” de muchos intendentes del Conurbano Bonaerense, hace trascender una vuelta al proyecto “transversal”. El traicionó a las fuerzas “transversales” del centroizquierda para armar “la concertación plural”. Y luego traicionó a “la concertación” para ponerse a la cabeza del aparato del PJ, fuerza cuyos caudillos tienen buen olfato para las derrotas, y no siguen a “perdedores”. Ahora, que es un “piantavotos”, se acuerda de los aliados a los que traicionó.
El kirchnerismo regaló los grandes yacimientos de petróleo y gas, hasta acabarlos, a los monopolios imperialistas Repsol (del que es socio Kirchner) y Pan American (con el que tiene viejas relaciones). Cristina Kirchner vetó la ley de protección de glaciares para que las mineras imperialistas usen aquí tecnologías envenenadoras prohibidas en sus países; y además le dio grandes desgravaciones impositivas a esos monopolios, como a la Barrick, a la que le volvió a recortar impuestos, sumando ya esos recortes $ 550 millones). La denuncia de estas y otras políticas kirchneristas fueron temas fuertes de la campaña de Pino Solanas y otros sectores del centroizquierda con buenos resultados electorales.

4. Solidaridad con Honduras
El golpe de Estado en Honduras es un hecho de peso en la política regional y mundial.
Los países imperialistas, con sus Estados cargados de deudas por billones de dólares de los “salvatajes” de sus bancos y monopolios, descargan la crisis, sobre sus propios trabajadores y, especialmente, sobre los países que oprimen. En el Este y otros países de Europa, y en otras regiones, los trabajadores y los pueblos zamarrean con sus luchas a gobiernos lacayos, varios de los cuales han caído. Ahora, en Honduras, sectores de derechas oligárquicas proimperialistas, en particular lacayas de los sectores “duros” yanquis dieron el golpe de Estado para hacerle pagar la crisis al pueblo con puño de hierro, y mantener el control de las posiciones estratégicas de ese país.
Recetas políticas como la de Honduras fueron impuestas a nuestros países por Estados Unidos y otros países imperialistas, en otros períodos negros de nuestra historia. No la subestimamos. Estamos en contra de todo golpe de Estado, que solo son maniobras de los de arriba contra los pueblos. De ahí la importancia de la solidaridad del pueblo argentino y de todos los pueblos y países latinoamericanos con la lucha del pueblo hondureño contra la dictadura. Hay divisiones entre los países imperialistas que pueden ser aprovechadas, pero sin subordinar la lucha a ellas. Es un hecho positivo que los presidentes de Argentina, Ecuador y Paraguay hayan participado de la movilización para aislar a la dictadura reaccionaria hondureña.
En la Argentina, frente a la crisis, las clases dominantes están muy divididas, como mostraron las elecciones. En lo que sí acuerdan es en sacar al pueblo de las calles e impedir los estallidos de bronca para poder resolver entre ellas la crisis política, y garantizar la continuidad de una política que le haga pagar la crisis a los de abajo. Por eso Macri quizo imponer como jefe de la nueva policía porteña al “Fino” Palacios, cabeza de la represión asesina de la Federal el 19 y 20 de diciembre de 2001.
Pero no les va bien. El resultado electoral, con el mazazo de votos bronca, debilitó a la política kirchnerista y limitó a las otras derechas; creando buenas condiciones para la lucha, la recuperación de las organizaciones obreras y populares, y la unidad en las multisectoriales para la lucha por las urgencias de las masas, y para terciar, con independencia, en la crisis política en curso. Acumulando fuerzas para imponer un gobierno de unidad popular, patriótico y democrático, que le haga pagar la crisis a los monopolios, especialmente los imperialistas, banqueros, grandes pooles y terratenientes.