Noticias

02 de febrero de 2022

Proscripción del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK)

Basta de persecución a los kurdos

Artículo redactado en base a la nota de Nilüfer Koç (integrante del Consejo Ejecutivo y portavoz de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso Nacional del Kurdistán –KNK-) publicada en www.kurdistanamericalatina.org

A fines de 2021 se lanzó una campaña en el marco de la Iniciativa Justicia para los kurdos: eliminar de la lista de grupos terroristas al PKK (Partido de los trabajadores del Kurdistán), tanto en Estados Unidos como en Europa. La primera prohibición oficial del PKK fue en 1993 en Alemania, luego Estados Unidos en 1997 y la Unión Europea en 2002. El PKK es la consecuencia de una injusticia contra uno de los pueblos más antiguos de la tierra: los kurdos.

Para tener herramientas para entender la causa kurda, recurramos a la historia. Después de que los otomanos fueran derrotados en la Primera Guerra Mundial, los estados europeos dividieron los territorios del imperio entre ellos, creando los estados nación de Turquía, Irak, Siria y más tarde Irán. Estos territorios eran ricos (y lo siguen siendo) en materias primas necesarias para la industrialización europea. Los territorios kurdos quedaron divididos entre estos estados. Todo esto se selló el 24 de julio de 1923, en la Conferencia de Lausana. Antes de Lausana hubo varias conferencias, congresos y acuerdos sobre la distribución del botín territorial. El pueblo kurdo nunca fue invitado.

Como consecuencia de esta apropiación del territorio, los kurdos se levantaron para evitar la turquificación forzada. La cuestión kurda surge como resultado de este colonialismo europeo en medio oriente. El PKK ha logrado exponer este juego. El líder kurdo Abdullah Öcalan, fundador y presidente del PKK, contribuyó con sus obras a hacer visible este conflicto. Al organizar la diáspora kurda en todo el mundo, pero especialmente en Europa, el PKK pudo exponer el conflicto kurdo.

El PKK sufrió un duro golpe cuando Öcalan fue condenado a muerte, en 1999. Como la pena capital fue prohibida en Turquía, se lo castigó con cadena perpetua en la isla-prisión de Imrali, con un confinamiento solitario.

El PKK practica un confederalismo democrático, lo que significa una democracia sin el gobierno de un poder estatal central, que prevé la coexistencia de los pueblos dentro de las fronteras existentes según el Tratado de Lausana de 1923. Actualmente, es el Estado turco el terrorista que viola la soberanía de estados como Siria, Irak, Libia, Armenia, con intervenciones militares, y no el pueblo kurdo, originario de esas tierras.

Se etiquetó al PKK como organización terrorista con el asesinato del primer ministro sueco Olof Palme, en 1986. Hoy en día Suecia cerró el expediente, reconociendo que el PKK no tuvo nada que ver. Dictámenes del Tribunal Europeo de Luxemburgo, en 2018, y de un tribunal belga en 2020, también muestran que el PKK no es una organización terrorista. Es muy importante remarcar que fue el pueblo kurdo, con protagonismo de los y las combatientes del PKK quienes aplastaron a ISIS (Estado Islámico).

Detrás de la prohibición del PKK, o de su inclusión en la lista de “organizaciones terroristas”, se esconde una completa injusticia contra un pueblo oprimido. Prohibiendo al PKK e incluyéndolo en la lista de organizaciones terroristas, los perpetradores del problema kurdo quieren ocultar su culpa y responsabilidad, por un lado, y por otro lado quieren castigar al PKK por haber sacado la causa kurda de sus manos.

Desde el PCR celebramos la lucha del pueblo kurdo, y exigimos la eliminación de la proscripción del PKK, y de su eliminación de la lista de grupos terroristas.

 

Hoy N° 1899 02/02/2022