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12 de agosto de 2016

Las declaraciones de Gustavo ‘Pelado’ Cordera, ex vocalista de la banda de rock La Bersuit, conocidas a través del relato que uno de los alumnos de una escuela de periodismo hizo en su pefil de Facebook, despertó las reacciones de repudio inmediatas.

Basta de violencia hacia las mujeres

Repudio a los dichos de Cordera

Cordera expresó, entre otras aberraciones, que “Hay mujeres que necesitan ser violadas para tener sexo porque son histéricas y sienten culpa por no poder tener sexo libremente”.

Cordera expresó, entre otras aberraciones, que “Hay mujeres que necesitan ser violadas para tener sexo porque son histéricas y sienten culpa por no poder tener sexo libremente”.

Previo a su retiro afirmó que “A mi lo discursivo no me dice nada qué son los ‘Derechos de la mujer’? A mi hablame cómo te sentís y te entiendo, pero si me hablas de los derechos no te escucho, porque no creo en las leyes de los hombres, sí  en las de la naturaleza”.

Las palabras de Cordera expresan la naturalización de la violencia hacia la mujer, especialmente la violencia sexual. Esa naturalización que marca el ritmo de las causas penales, cuando en el mejor de los casos hay ritmo, y que desde ya condiciona las sentencias a los abusadores, que en la gran mayoría, sobre todo cuando no hablamos de menores de 12 años, tenemos por resultado la impunidad.

Cordera expresa el desprecio de la sociedad machista a las mujeres, a sus decisiones, y desde ya ese “derecho” a apropiarse del cuerpo de las mujeres.

Las palabras de Cordera generaron un repudio inmediato, que expresa ese hervidero que recorre todo el país que da cuenta del hartazgo ante las muertes de las mujeres por femicidio, la violencia sexual y doméstica. Y pone sobre el tapete la necesidad de rebelar, desde el movimiento de mujeres, que esas opiniones retrógradas, no son opiniones aisladas, sino la violencia con la que deben lidiar las mujeres cotidianamente: cuando son víctimas de violencia sexual, cuando lo que continúa es el silencio, o cuando al denunciar se ven sometidas a esas ideas reproducidas en actos procesales y sentencias judiciales. Cuando van a un hospital luego de la agresión, y padecen violencia, cuando son revisadas para “guardar” prueba. El revulsivo que provocó Cordera, debe multiplicarse en el revulsivo a esta sociedad machista, su Justicia y su Estado, que la reproducen hasta el hartazgo.