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02 de septiembre de 2020

Trabajadores de la salud de CABA

Batallas ganadas durante la pandemia

El Hospital Ramos Mejía es uno de los más grandes de la CABA, y en la actualidad atiende con exclusividad a pacientes infectados con Covid-19, con diferentes grados de complejidad. En el momento que se hacía esta nota, la cantidad de pacientes rondaba entre los 110 y los 120, quienes son atendidos en dos secciones: dos salas UFU (Unidades Febriles), que asiste con oxígeno a pacientes ambulatorios adultos y pediátricos, que trabajan las 24 horas. Y dos unidades de Terapia Intensiva, una con seis pacientes y otra de diez, todas equipadas con sus respiradores y personal, kinesiólogo y médicos. Actualmente, el hospital cuenta con alrededor de 400 enfermeros, que sostienen una estructura de turnos de seis horas más los fines de semana.

Claudio Gómez, delegado gremial del Ramos Mejía, cuenta con orgullo que esto se puede sostener gracias a la lucha que libraron los trabajadores en el mes de marzo para tener condiciones para trabajar. “Comenzamos con un petitorio al ministro de Salud, Hernán Quirós”, recuerda, y “acompañamos con dos recursos de amparo desde el Cuerpo de Delegados, reclamando equipos de protección y personal. Esa conquista trajo tranquilidad a nuestros compañeros, y el miedo inicial al contagio se fue reduciendo cuando nos entregaron los elementos de protección personal, los testeos semanales y el ingreso de alrededor de 50 enfermeros más”.

“La peleamos desde temprano, sacamos la consigna de ‘cuidar a los que cuidan’, lo metimos en las redes, con el comité de seguridad en el barrio -que lo integran todas las fuerzas vivas de la Comuna 3. Desde ahí, la solidaridad fue enorme: videos de apoyo a los compañeros de adentro, escafandras de seguridad para enfermería, donaciones de comida del bar San Juan, apoyo de artistas en los momentos de angustia, ayudó a fortalecernos”, recuerda.

 

El poliempleo, el estrés laboral y el contagio de Covid-19

Cuenta Gómez que en la última reunión que tuvieron con el ministro de Salud de la Ciudad, le reclamaron el ingreso de personal de enfermería, unos 50 más para cubrir la cantidad de licencias por riesgo. Plantearon que cubrir esa necesidad es clave para reducir el contagio y paliar el agotamiento físico y mental: “el enfermero está más tiempo con el paciente. Por lo general tiene dos trabajos: hace siete horas en el hospital después de estar siete horas en el privado, donde no te proveen de nada, desprotegen al personal. Así el 80% de los compañeros se contagiaron”.

En la terapia intensiva, según cuenta Gómez el estrés se agudiza debido a la cantidad de horas bajo máscaras N95, escafandras y antiparras siliconadas para hacerle barrera al virus, durante el tiempo que se requiera medicar, cambiar un suero, cambiar o higienizar a un paciente. Una tarea que es muy desgastante. “En una sala con Covid-19 moderado tenés que darle oxígeno, se entra más de una vez a la sala con todas las protecciones puestas”.

Cuenta el delegado del Ramos Mejía que otras de las luchas libradas fueron los espacios para mantener el distanciamiento del personal. “No podíamos tener el mismo hábito: los office de enfermería estaban dentro de la sala de internación. Ahora, esa sala es para los pacientes, y el office de enfermería se tuvo que sacar al pasillo. El lugar de descanso tiene que estar alejado de esa sala, por la carga viral. Tuvimos que reclamar que los compañeros tuvieran un lugar donde descansar. Se tuvo que pensar el hospital de otra manera. Tuvimos que salir a buscar las aulas que no se estaban usando para que pudieran desayunar con distanciamiento. Eso nos costó mucho debate con la gremial médica que no querían resignar un espacio que no estaban usando”.

Hoy el Ramos Mejía tiene 400 enfermeros. De todo el personal, hay unos 200 contagiados, y el  60% de éstos son de enfermería. “Ese compañero que se enfermó hace el aislamiento de 14 días o más, dependiendo de cómo evolucione el cuadro”.

 

Un balance positivo

Dentro de toda esta situación, analiza Gómez que el balance es positivo: “en una primera etapa conseguimos los equipos de protección, después los testeos. La tercera, más personal y la cena para el turno noche. También hemos conseguido licencia interna de diez días hábiles en dos partes -a pesar del DNU presidencial donde se suspendieron las vacaciones-, porque la gente de marzo a fin de año está agotada, ahora los compañeros van a poder estar unos días con sus familias, alejados del hospital.

“En la cuarta etapa vamos por un plus sanitario. El gremio lo tomó, y es un reclamo para los 34 hospitales de CABA: un 30%, una suma fija, que vaya al sueldo”, reclaman. Una quinta etapa que encararon es el proyecto de ley para declarar a los trabajadores de salud como trabajo insalubre. “Eso también va a tener un gran impacto en los trabajadores de la salud, porque van a poder jubilarse diez años antes. Hoy los varones se están jubilando a los 65 años y las mujeres a los 60. El estrés de la pandemia viene causando estragos en la salud de los trabajadores que estamos en contacto con la persona, con su drama, y en el medio nosotros organizando desde asamblea hasta cadena de oración por ese compañero, haciendo colecta o sosteniendo a la familia”, finalizó.

 

Hoy N° 1830 02/09/2020