El secretario de Seguridad Sergio Berni, en otra de sus conocidas bravuconadas fascistoides, expresó la semana pasada que “Estamos infectados de delincuentes extranjeros”. No se refería a Chevron (yanqui), Gazprom (rusa), Cnooc (china), Volkswagen (alemana), Total (francesa), Fiat (italiana), Telefónica (española), entre los otros tantos sectores imperialistas a los que este gobierno les abre las puertas de la entrega y les pone una alfombra para que les sea más cómoda su rapiña.
Berni hablaba de un hecho de inseguridad, en el que estuvieron involucrados ciudadanos colombianos. Usó esto para machacar con la necesidad de reformar el Código Procesal Penal, porque hay “laxitud judicial”, y volvió a clamar por la expulsión de “extranjeros que vienen a delinquir”.
Es notable como el “gobierno de los derechos humanos”, al tiempo que profundiza la entrega y el ajuste, apela cada vez más a un discurso que recuerda al de los oligarcas que, allá por 1902, impulsaron la sanción de la nefasta “Ley de Residencia”, que permitía al gobierno expulsar a inmigrantes sin juicio previo.