Este 14 de agosto se cumplen 66 años del fallecimiento de Bertolt Brecht, uno de los más destacados escritores del Siglo XX, no sólo como poeta, novelista y dramaturgo, sino también como autor de formulaciones teóricas que constituyen aportes insoslayables a la estética marxista. Brecht fue un intelectual entregado a la lucha ideológica y práctica por el comunismo y contra el nazismo que asoló su patria durante sus años de plenitud creadora. Pese a las persecuciones y el forzado exilio, se mantuvo fiel a sus ideas. Toda su obra está orientada a la denuncia de la explotación, la injusticia y a la reflexión filosófica desde las concepciones del materialismo dialéctico e histórico. Las líneas que siguen son extractos de una nota sobre Brecht escrita por Jorge Brega para la revista cultural La Marea.
Eugen Bertolt Brecht nació el 10 de febrero de 1898 en Augsburgo. En 1913 publica sus primeros poemas en una revista escolar. En junio de 1916 estará a punto de ser expulsado del liceo a causa de una refutación antibelicista del verso de Horacio “es dulce y honroso morir por la patria”, utilizado con fines propagandísticos por el imperialismo alemán.
Su primera obra, Baal, expresa una crítica limitadamente antiburguesa. Dirá Brecht años después que antes de leer a Marx “no fui nunca más allá de una crítica nihilista de la sociedad burguesa”: “No es suficiente hacer una burla cínica de la realidad; es preciso cambiarla”. Tal vez sea La ópera de dos centavos (1928) la obra que articula el período pre marxista de Brecht con su marxismo militante posterior.
Brecht escribe mucho después, ya madura su propuesta estética, en los versos finales de su poema “Los telones”, destinado a los actores: “Si el espectador se recuesta en su asiento / debe ver / con qué astucia preparan ustedes todo. / Debe ver / la luna de estaño que desaparece / y el techo de la casa cuando es colocado. / No le revelen demasiado, / pero sí revélenle algo. / Amigos, / dejen que el espectador descubra / que ustedes no hacen magia / sino que trabajan”.
Las técnicas teatrales brechtianas no eran desconocidas en los años 20. El teatro y la poesía de la época las utilizaban. Erwin Piscator ya había incluido el uso del cine y otros elementos no convencionales en su teatro obrero. Este “distanciamiento”, este “poner en pasado lo presente”, este “alejar lo cercano”, permite al espectador razonar. Sin embargo, el hecho de estimular el pensamiento y la actitud reflexiva, no implica para Brecht abolir la emoción.
La capacidad de trabajo y de generación permanente de ideas, de propuestas escénicas y de planteos estéticos, parece en Brecht inagotable. Su interés por la elaboración teórica, que fue simultánea con su producción artística, y dialécticamente interrelacionada con ella, está presente en él desde la primera juventud. También Brecht experimenta, pero se inclina a pensar que la esencia del arte “es simplicidad, grandeza y sentimiento; y la esencia de su forma: frescura”.
En 1930 el horizonte se había ensombrecido. La vida no vale mucho bajo la bota hitleriana que avanza hacia el poder. Los comunistas son un obstáculo que debe ser extirpado. Brecht escribe entonces La medida (con música de Hanns Eisler), obra que expone la necesidad del partido y las exigencias de su funcionamiento bajo condiciones de clandestinidad extremas. La obra es prohibida y Brecht es acusado de alta traición. El 28 de febrero de 1933, la familia Brecht parte al exilio.
Escribe innumerables artículos para publicaciones antinazis en el exilio. En 1935 viaja a la URSS, donde se reúne con destacados colegas (Eisenstein, Tretiakov, Piscator). En 1937 escribe Terror y miseria del III Reich y estrena en París Los fusiles de la señora Carrar, dedicada “a la heroica lucha del pueblo español por la libertad”. Los vínculos de Brecht con la URSS se debilitan a consecuencia del encarcelamiento de Tretiakov y de otros artistas amigos suyos.
En 1939 termina Madre Coraje, su gran obra antibelicista, En 1940 termina El buen alma de Sechuan, y en 1941 se traslada a los EEUU. Su estadía en Estados Unidos no es su mejor época. Tiene muy poco trabajo como guionista en Hollywood y Helene Weigel no consigue un sólo papel. Como todo “extranjero enemigo” tiene grandes restricciones. Con Chaplin hizo gran amistad. Se divertían haciendo chistes sobre los interrogatorios anticomunistas promovidos por el senador McCarthy.
Traduce “Pensamientos al sobrevolar la Gran Muralla”, de Mao Tsetung. El 18-1-49 escribe: “En el transcurso de todas estas semanas siempre ha estado en el fondo de mi mente el triunfo de los comunistas chinos, que modifica por completo el rostro del mundo. Es una idea siempre presente, que me ocupa cada tantas horas”.
A mediados de 1949 Brecht se instala en Berlín oriental, donde en enero había estrenado con gran éxito Madre Coraje, protagonizada por Helene Weigel, quien gana una enorme popularidad. Funda el elenco Berliner Ensemble. En 1952 confía a un grupo de amigos la posibilidad de que traslade su residencia a China Popular. Tiene muchos problemas con la burocracia partidaria, que cuestiona mucho sus obras.
En abril de 1953, muere Stalin. Pese a sus serias disidencias Brecht valoraba en modo superlativo el papel de Stalin en la derrota del nazismo. Continúa su trabajo febril en el Berliner Ensemble. Afina su método dialéctico luego de leer, en 1954, la tesis de Mao Tsetung Sobre la contradicción e incorpora a su dramaturgia la distinción entre contradicción principal y contradicciones secundarias. Este método se convierte en “la fuerza motivadora y en la justificación estético-social de su labor posterior. Brecht muere tempranamente el 14 de agosto de 1956, a los 58 años de edad.
Preguntas de un obrero que lee
¿Quién edificó Tebas, la de las siete puertas?
En los libros figuran los nombres de los reyes.
¿Acaso arrastraron ellos los grandes bloques de piedra?
Y a Babilonia, destruida tantas veces,
¿quién la volvió a construir? Quienes construyeron
la dorada Lima ¿en qué casas vivían?
¿A dónde fueron los albañiles la noche que fue terminada la Muralla China?
Roma la Grande está llena de arcos de triunfo. ¿Quién los erigió?
¿Sobre quienes triunfaron sus Césares?
¿Es que Bizancio, la tan cantada, tenía sólo palacios para sus habitantes?
Hasta en la legendaria Atlántida, la noche que el mar se la tragaba,
los que se ahogaban clamaban llamando a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India
¿El sólo?
César venció a los galos.
¿No llevaba siquiera un cocinero?
Felipe de España lloró cuando su flota
fue hundida. ¿No lloró nadie más?
Federico de Prusia venció en la Guerra de los Siete Años.
¿Quién venció además de él?
En cada página una victoria.
¿Quién cocinaba los festines del triunfo?
Cada diez años un gran hombre.
¿Quién pagó sus gastos?
Para cada historia, una pregunta.
Hoy N° 1925 10/08/2022