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09 de noviembre de 2022

El triunfo de Lula estimula la lucha en toda América Latina

Brasil: ceden los bloqueos golpistas

Horas después del anuncio de la victoria de Lula en las elecciones presidenciales, camioneros y otros manifestantes bloquearon cerca de 300 rutas en cerca de 25 estados de Brasil.

En Brasilia, la capital, cientos de policías se posicionaron en la avenida que pasa frente a los edificios de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial para protegerlos ante “un posible acto convocado por redes sociales”. El apoyo de la Policía a los bloqueos fue evidente, por lo que el Supremo Tribunal Federal  tuvo que actuar para que las fuerzas policiales despejen las carreteras bloqueadas y decidió que si el director general de la Policía Federal de Carreteras no actuaba se le aplicara una multa personal de 100.000 reales por hora, y hasta podía ser detenido en flagrancia por desobediencia.

Recordemos que la Policía Federal de Carreteras, el día de las elecciones, realizó centenares de operativos para impedir que los votantes de Lula llegaran a los lugares de votación.

El lunes siguiente a las elecciones, con la consigna “Ja” (Ya), se llamaba a tomar las rutas y luego entrar en las ciudades. “Nosotros somos el pueblo. No seremos ultrajados en nuestra patria. Comunismo aquí no”, decían las convocatorias. En general los manifestantes cantaban el himno y se negaban a hablar con los periodistas. Los cortes derivaron en la cancelación de vuelos por no poder acceder a los aeropuertos.

Por el lado de los partidarios de Lula, hubo varias manifestaciones callejeras celebrando la victoria. Incluso, consigna A verdade, periódico del PCR de Brasil “En algunos lugares, la población está combatiendo a los alborotadores y limpiando los caminos ellos mismos. En Angra do Reis (RJ), obreros metalúrgicos destruyeron barricadas y ahuyentaron a los golpistas, ante el descuido de la PRF, que, aparentemente, olvidó hoy el Código de Tránsito brasileño”.

Las Asociaciones de Conductores de Automotores y la Confederación Nacional de Trabajadores del Transporte y Logística, así como el Frente en Defensa de los Camioneros se pronunciaron contra los cortes y en defensa del resultado electoral. Recién el viernes 4 casi todos los bloqueos habían sido abandonados.

Jair Bolsonaro, tras mantenerse en silencio durante casi dos días, el martes 1 de noviembre habló menos de dos minutos, y en un discurso ambiguo agradeció a sus votantes y dijo que los “movimientos populares”, es decir los bloqueos, eran el resultado de la indignación y el sentimiento de injusticia “por cómo se llevó a cabo el proceso electoral”. También dijo “La derecha ha surgido realmente en nuestro país” y que es un “honor ser el líder de millones de brasileños”.

A partir de ahí el ministro de la Presidencia, Ciro Nogueira, responsable del proceso de transición, habló de Lula como presidente electo. Previamente, solo el vicepresidente, el general retirado Hamilton Mourao, había enviado un mensaje protocolar al compañero de fórmula de Lula con una felicitación. Aún después del discurso de Bolsonaro hubo manifestaciones en la puerta de varios cuarteles de las fuerzas armadas pidiendo su intervención para que no asumiera Lula.

El viernes 4, el vicepresidente electo Alckmin se entrevistó con Bolsonaro, tras lo cual dijo que el actual presidente expresó “la disposición del Gobierno para proveer informaciones para que la transición esté marcada por el interés público”.

 

Lula tiene un camino complicado

La situación para Lula es difícil. En el Congreso el Partido Liberal de Bolsonaro tiene la mayor bancada en ambas cámaras, a lo que se suman Republicanos. Además logró ganar por primera vez la gobernación de San Pablo, el estado más poblado de Brasil, con 46 millones de habitantes y generador de un tercio de la riqueza del país.

Lula, quien asume la presidencia  el 1 de enero de 2023, encabezó una alianza de 10 partidos. Quiere realizar una política contra el hambre –en un país con cerca de 33 millones de personas con problemas de alimentación-, no privatizar Petrobras, volver a proteger la Amazonia y aumentar los impuestos a los más ricos.

Si bien en el último año hubo una baja de la inflación y un crecimiento del empleo, la situación económica se prevé con muchas dificultades para el año próximo. Para gobernar, Lula tendrá que integrar sectores ajenos al PT, y seguramente más de derecha.

En cuanto a las iglesias, es conocido el apoyo de las diversas iglesias protestantes a Bolsonaro, mientras que la iglesia católica felicitó a Lula, señalando que queda mucho trabajo por hacer y enumerando un programa de respeto por las minorías indígenas y las comunidades tradicionales, contra el acaparamiento de tierras y el saqueo de los recursos naturales, entre otros.

Escribe Alicia Sourges

Hoy N° 1938 09/11/2022