Tras el intento de golpe de sectores bolsonaristas el pasado 8 de enero, miles de personas se movilizaron en Brasil reclamando la investigación y el castigo a los promotores del asalto al Planalto, el Congreso y el tribunal supremo en Brasilia.
Movimientos sociales, sindicatos y partidos de izquierda convocaron a marchar en distintas ciudades en apoyo al gobierno de Lula, y exigieron la detención de Bolsonaro, así como de los empresarios fascistas que financiaron a los bolsonaristas que acampaban frente a los cuarteles pidiendo un golpe militar. También pidieron la remoción de las cúpulas policiales y militares, cómplices del asalto a las sedes del ejecutivo, el parlamento y la justicia.
El gobierno de Lula avanzó en conseguir que tanto el Senado como la Cámara de Diputados, en donde está en minoría, ratificaran el decreto de intervención federal en el Distrito Federal.
Con el correr de los días, aparecen más elementos que muestran que el ataque fascista en Brasilia “fue financiado por empresarios agroindustriales, quienes proporcionaron transporte y alimentos a los bandidos. Los empresarios deben pagar la factura de la destrucción, además de ser arrestados y responsabilizados por sus delitos”, dice el periódico A Verdade del PCR de Brasil.
Además “El ataque fue orquestado con la total complicidad de las fuerzas armadas y la policía. Caravanas de varias partes del país, junto con grupos que pedían la intervención militar, ingresaron fácilmente a la ciudad.
“No hubo resistencia para ocupar el congreso nacional, el STF y el Palacio del Planalto. Los bandidos, escoltados por la Policía Militar del gobierno del Distrito Federal, partieron a pie desde el Eje Monumental hasta la Explanada dos Ministérios, llegando a los edificios de los tres poderes”.
Recordemos que la Corte Suprema ordenó la detención del comisario bolsonarista Anderson Torres, exministro de Seguridad de Brasilia, quien se encuentra en Estados Unidos, donde se reunió con Bolsonaro.
El ataque del domingo 8, cuidadosamente planificado y orquestado por los bolsonaristas, tanto civiles como militares, muestra, a una semana de la asunción del gobierno de Lula, la determinación de estos sectores de nuevas acciones destinadas a erosionar al nuevo gobierno, y si pueden dar un golpe. Al día siguiente de los ataques, miles de los bolsonaristas se replegaron a los campamentos frente al Cuartel General del Ejército, La Procuradoría de Brasilia investiga quién dio la orden a carros blindados del Ejército de entorpecer a los policías que buscaban detener a los manifestantes. Más de 2000 se fugaron, y un poco más de mil fueron detenidos.
Muestra de los objetivos de los bolsonaristas es la voladura de tres torres de energía en los estados de Paraná, en el sur y Rondonia, región amazónica, y un fallido intento de hacer volar el aeropuerto brasiliense con un camión tanque cargado con dinamita colocada por uno de los extremistas que pasó algún tiempo en el fortín protegido por el Ejército.
Damos toda nuestra solidaridad con el pueblo brasileños, que con su lucha reclama un castigo ejemplar a Bolsonaro, a las cúpulas militares y a los sectores empresarios que financiaron la intentona golpista.
Semanario Hoy N° 1946 18/01/2023