Sarmiento tenía una virtud, escribía lo que pensaba, no especulaba. Sus ideas salen a la luz con solo leerlo. En general, sus ideas están vinculadas a formas metafísicas de entender el progreso.
Sarmiento tenía una virtud, escribía lo que pensaba, no especulaba. Sus ideas salen a la luz con solo leerlo. En general, sus ideas están vinculadas a formas metafísicas de entender el progreso.
En cambio Mitre escondía sus verdaderos objetivos. Sin embargo a Sarmiento también es necesario verlo históricamente, y entender sus mutaciones. Aunque no compartamos sus objetivos y menos sus métodos, es difícil entender la historia de nuestro país, sin estudiar lo que Sarmiento escribió. Existe un Sarmiento que escribió el Facundo, un libro político contra Rosas, que al mismo tiempo es un intento de describir la realidad argentina. Existe un Sarmiento que en Recuerdos de Provincia describe con cierto grado de verdad la ruina de todas las economías regionales y del interior, con posterioridad a Mayo de 1810. Lógicamente, no tiene explicación para este fenómeno, simplemente lo detecta y lo describe.
Existe un Sarmiento que viaja a Europa y se desilusiona con el viejo continente. Pasa posteriormente a buscar el modelo en Estados Unidos. Existe un Sarmiento enamorado de Estados Unidos y la democracia burguesa en ese país, con una ingenua creencia de que se podía reproducir en el Río de La Plata. Sus lecturas de Tocqueville y su obra La democracia en América, lo transformaron en un divulgador de las instituciones norteamericanas.
Existe un Sarmiento presidente, al cual el sector mitrista de la oligarquía trató con cierta disconformidad, según puede inferirse de los comentarios del diario La Nación de la época, comentarios que no son otra cosa que el correlato de lo sucedido en la elección presidencial, dado que el candidato de Mitre era Rufino de Elizalde, un amigo de los ingleses y de Brasil. Existe un Sarmiento derrotado y exiliado, que de viejo escribe con odio… oligarcas bosteros.
El romanticismo literario, y el historicismo filosófico de Sarmiento, no podía entender nunca los cepos estructurales que este país tenia, y en consecuencia sus escritos se asemejan a una foto, nunca a un análisis que concibe una sociedad en movimiento.
Sin embargo, no se puede prescindir de las elaboraciones de Sarmiento si uno quiere conocer la conformación histórica del estado Argentino, y las ideas políticas que lo alimentaron.
Algunas de sus ideas, aunque expresadas en forma reaccionaria y antipopular, estaban vinculadas a la posibilidad del progreso, a la ilusión de que la sociedad podría evolucionar hacia una democracia y una libertad modernas, tal como había observado en sus viajes.
Encontramos en sus escritos principios generales para organizar una sociedad, según los valores de la burguesía, leyes de educación, y la formulación teórica de la necesidad del trabajo y cierto reparto de la tierra, principios éstos que no se podían aplicar sin un cambio de hegemonía en las clases dominantes del momento histórico que permitiera romper el cepo estructural que los terratenientes habían impuesto.
Las mutaciones políticas de Sarmiento son en cierta medida el reflejo de las disputas y cambios en las clases dominantes, con décadas de guerra civil y degüellos, que no tenía ninguna posibilidad de ser Estados Unidos, porque arrastraba temas no resueltos desde la colonia, y además comenzaba a ser penetrada por diversas potencias, en el periodo pre-imperialista del capitalismo.