Unas mil personas manifestaron violentamente el sábado 28 ante las oficinas del gobierno local de la ciudad china de Qidong (este del país, cerca de Shanghai), en contra del vaciado de los desechos generados por una planta papelera japonesa.
Unas mil personas manifestaron violentamente el sábado 28 ante las oficinas del gobierno local de la ciudad china de Qidong (este del país, cerca de Shanghai), en contra del vaciado de los desechos generados por una planta papelera japonesa.
Ante una numerosa vigilancia policial, los manifestantes irrumpieron en el edificio de gobierno, volcaron automóviles, rompieron vidrios, destrozaron computadoras y arrojaron documentos por la ventana mientras sus compañeros en la calle los alentaban con consignas. Según algunas fuentes, los manifestantes “secuestraron” y exhibieron en la vereda cajas de vinos y cartones de cigarrillos que los funcionarios reciben con frecuencia como soborno.
Los manifestantes portaban pancartas y gritaban contra el plan que pretendía vaciar en el mar los residuos de la papelera, del grupo japonés Oji Paper Group. Numerosos manifestantes se enfrentaron con la policía frente a la sede gubernamental.
Restauración y polución
Los vertidos de la tubería de evacuación de la papelera sumarían unas 150.000 toneladas diarias de aguas residuales cuando la empresa estuviera plenamente operativa.
El viernes, ante el descontento generalizado las autoridades de Qidong habían anunciado la suspensión del proyecto para hacer una nueva evaluación sobre sus efectos, pero los pobladores dijeron que no creían en las promesas y que era “demasiado tarde”. Lo que reclamaban era el cierre total de la papelera, situada en Nantong, a unos 100 kilómetros de Qidong. El mismo sábado el municipio local debió anunciar que la tubería que transporta aguas residuales de la papelera hasta Qidong sería cerrada definitivamente.
En los últimos años en China hubo decenas de protestas similares contra proyectos industriales contaminantes del agua, el aire o la tierra, en zonas tanto urbanas como rurales. A principios de julio en Shifang, provincia de Sichuan (suroeste), los manifestantes enfrentaron a la policía hasta que obtuvieron garantías de no realización del proyecto para construir una planta metalúrgica contaminante. De modo que con la de Qidong es la segunda vez en un mes que se cancela un proyecto industrial, apenas unos meses antes del congreso del partido “comunista” de China donde se elegirán nuevas autoridades del partido y del Estado. El año pasado habían trascendido protestas por motivos similares en las ciudades de Dalian (noreste) y Haimen (sur de la provincia de Guangdong).
Desde la derrota del socialismo y la restauración capitalista –que ya lleva más de tres décadas– la sed de ganancias rápidas de la nueva burguesía monopolista que dirige el país creó y sigue creando gravísimos problemas de contaminación ambiental.