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18 de enero de 2017

Brotes verdes sólo para las agroexportadoras

Monopolios imperialistas que rigen el mercado cerealero mundial

Tras un año de Mauricio Macri en el timón de la economía argentina, las grandes agroexportadoras asentadas sobre las márgenes del Paraná aparecen claramente como uno de los sectores más beneficiados, incluso en un contexto de bajos precios de los commodities y de mercados internacionales convulsionados y con tendencias de caída del comercio exterior.

Tras un año de Mauricio Macri en el timón de la economía argentina, las grandes agroexportadoras asentadas sobre las márgenes del Paraná aparecen claramente como uno de los sectores más beneficiados, incluso en un contexto de bajos precios de los commodities y de mercados internacionales convulsionados y con tendencias de caída del comercio exterior.
Una de las primeras medidas anunciadas por Macri, en diciembre del 2015, tuvo como objetivo central hacer un gesto al sector agroexportador: la baja de las retenciones a la soja (de 35% a 30%) y la eliminación de este tributo al maíz (de 20% a 0) y el trigo (de 23% a 0). Esa medida, sumada a la devaluación, el otro gran reclamo del sector para “ganar competitividad”, fueron el comienzo de un año de grandes ganancias para uno de los sectores más concentrados y extranjerizados de la economía argentina.
Pero esos anuncios no sólo eran gestos iniciáticos, sino que dejaba claro el rumbo de una política apuntada a profundizar un modelo económico apoyado en la exportación de productos agropecuarios (que durante el kirchnerismo y con precios y escenarios mundiales favorables fue sostén de las políticas públicas), y que en la actualidad con escenarios mundiales poco favorables, precios a la baja y atisbos de proteccionismo aparece como una exigencia por parte de las grandes jugadores multinacionales al Estado para compensar costos, mejorar la rentabilidad y establecer “nuevas reglas de juego”.
A fines de octubre el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, el jefe de Gabinete, Marcos Peña; y el ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, recorrieron varias terminales portuarias del cordón industrial santafesino, donde anunciaron inversiones por 32 mil millones de pesos en los próximos cuatro años.
Según los anuncios en conferencia de prensa en la empresa china Cofco, asentada en Timbúes, la inversión tendrá tres patas, una privada que aportará $21 mil millones, una de nación que aportará $ 10 mil millones y mil millones del gobierno santafesino. Según el ministro Dietrich, las inversiones servirán para “liberar el potencial del campo en Argentina, que genera una sucesión de valor que impactará en otros sectores” de la economía.
Miguel Lifschitz explicó que el aporte de la provincia tendrá que ver con obras viales, caminos y accesos “por un total de mil millones de pesos, en el denominado peine que va desde la Ruta Nacional 11 hasta el acceso a los diferentes puertos, por los que sale el 80% de la producción granaria del país”.
Un reclamo que tanto la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara) como el Centro de Exportadores de Cereales (CEC) y la Bolsa de Comercio de Rosario vienen realizando desde hace tiempo como condición para poder mejorar la rentabilidad y como premisa para “poder invertir en la región”.
Pero estos no son los únicos beneficios que el primer año de la coalición Cambiemos en el poder le ha conllevado al complejo agroexportador asentado en la rivera del Paraná.
La Cámara de Puertos Privados Comerciales (CPPC), donde se agrupan las principales multinacionales del sector expresó en un comunicado los beneficios para el sector de la política portuaria que, a través del subsecretario de Puertos y Vías Navegables Jorge Metz, llevó adelante en 2016 el macrismo.
“La eliminación del certificado de Transporte Argentino Protegido (TAP) lo que se tradujo en una reducción del 15% en los costos portuarios del tráfico de contenedores; la derogación de la disposición 1108 que prohibía los trasbordos de mercaderías en los puertos de Uruguay, la disminución del costo de practicaje que comenzaría a aplicarse desde abril del próximo año, la merma en el costo en dólares de los remolcadores en el peaje del Puerto de Bahía Blanca, en el estibaje, desestibaje de barcazas y en el uso de palas mecánicas en Puerto Gral. San Martín en Santa Fe”, explica la CPPC en torno a cómo mejoraron los costos del sector.
 
Los grandes ganadores
Esta serie de medidas tiene su reflejo en los números que deja el 2016 en el comercio exterior. Según el indicador de Intercambio Comercial Argentino publicado por el Indec hasta el mes de noviembre las exportaciones argentinas acumularon un total de 53.132, de los cuales según informa Ciara-Cec 22.266.616.125 dólares (casi el 42%) provienen del complejo agroexportador. La cifra del acumulado de los primeros 11 meses del año presenta una leve disminución del 0,4% en comparación con el mismo periodo del año anterior, pero no en todos los rubros.
El único gran rubro que creció fue el de Productos primarios, que tuvo un alza del 14,2% respecto a igual período del año anterior mientras que las exportaciones de Manufacturas Origen Agrario (agroindustria) cayeron 1,9%, las de Manufacturas de Origen Industrial (industria) 8,0% y las de Combustibles y energía 15,2%. De los primarios (sin elaborar y sin valor agregado como los porotos de soja, el maíz o el trigo) lo que más creció en exportación fueron los cereales con valores de 1.724 millones de dólares.
La caída de la exportación de autos explica gran parte de la caída del rubro industrial, que tuvo un saldo negativo de 1.163 millones de dólares.
Los números del intercambio comercial argentino son claros, en 2016 el sector primario fue el único que creció en el valor exportado y más de dos tercios se explicó por venta de granos del cual el 70% se concentra en solo dos subrubros: cereales y oleaginosas.
Los cereales exportados son centralmente el maíz y el trigo cuyas exportaciones totales de este año alcanzaron los 6.444, un 36,5% por encima de 2015. Mientras que las oleaginosas (la soja) alcanzaron exportaciones de 3.762 millones de dólares, cifra que significó una caída del 19,6% con respecto al año anterior.
Las exportaciones de trigo y maíz, favorecidas por la quita de retenciones, “le salvaron” el año a los agroexportadores que tuvieron un panorama sojero complicado por la caída de compras por parte de China.
 
Caída del intercambio y mayor déficit comercial
En medio de un mundo convulsionado y en crisis, las exportaciones a los principales socios comerciales cayeron con respecto al año anterior. Los números fueron negativos en torno a las exportaciones al Nafta, al Mercosur, a la Unión Europea pero principalmente a China. Lo que explica una parte importante de la caída en las exportaciones de oleaginosas ya que el gigante asiático es el principal comprador.
Pero no sólo Argentina le vendió menos, sino que además profundizó una tendencia que el comercio exterior argentino vive desde 2008, un gigantesco déficit comercial con el país conducido por Xi Jinping.
En los primeros once meses de 2016 la Argentina registró un déficit comercial con China de 5.176 millones de dólares, apenas menor a los 5.536 M/u$s del 2015. Con ninguna otra nación o región la Argentina registra un desbalance tan profundo.
 
Brotes secos para las economías regionales
Mientras la agroexportación hace gala de ganancias e inversiones, otros sectores vinculados al agro, como las economías regionales, ven pasar de lejos los brotes verdes.
Según consigna el nuevo Observatorio de la Cadena Láctea Argentina, en el país quedan 460 tambos en producción, lo que implica que se perdieron el 4% los tambos este año, “cifra que más que duplica la tasa promedio de los últimos años (entre 1,5 y 2%)”.
En torno a los motivos de esta debacle es interesante observar como las mismas medidas que favorecieron la agroexportación repercutieron negativamente en estos sectores.
El informe explica que además de las lluvias en exceso el principal problema que enfrentaron los tamberos este año fue el aumento del precio de los insumos, principalmente del maíz. A partir de que se le quitaron las retenciones la puja por exportarlo elevo el precio.
En los últimos meses ha mejorado la relación al costo, pero para muchos tamberos la mejora llegó tarde, después de tener que cerrar el tambo.
Sumado a esto, la apertura indiscriminada de importaciones en algunos rubros terminó rematando gran cantidad de emprendimientos, principalmente los vinculados a la cría porcina.
Según la Federación Económica de la Provincia de Buenos Aires (FEBA) en lo que va del año la importación de carne de cerdo aumentó más de un 100% comparado contra el año pasado, y esto contribuyó a que un 20% de los pequeños y medianos productores porcinos de Buenos Aires debieran dejar su actividad.
Claramente las prioridades las pusieron los exportadores. Por ejemplo, a comienzos de año se aceleraron las ventas externas argentinas sobre Brasil, que debió importar cereal para contener la escalada de los precios internos que afecta a los productores de porcinos y de pollos, y que moderó sus exportaciones por la caída de su cosecha. Aumento el maíz internamente para que en Brasil no aumente.
El precio que la producción, y al fin y al cabo la economía argentina, debe pagar para que un sector fuertemente extranjerizado gane. El precio que debemos pagar por no tener soberanía en el comercio exterior. 
 
* http://www.brujulacomunicacion.com/