El déficit fiscal, es decir, el saldo negativo que el Gobierno tiene entre sus ingresos y egresos totales (incluyendo los pagos de la deuda pública), ascendió a $56.391 millones en apenas cuatro meses de 2015, entre enero y abril, según el informe de Ejecución Presupuestaria distribuido la semana pasada por ASAP (Asociación Argentina de Presupuesto) basado en cifras oficiales. Es un 789% superior al déficit de igual período de 2014, que fue de $6.344 millones. Y muchísimo más con respecto al primer cuatrimestre de 2013, cuando las cuentas públicas habían arrojado un superávit de $9.968 millones.
En sólo cuatro meses, el déficit fiscal ya supera el déficit total calculado en el Presupuesto Nacional vigente para todo el año que fue aprobado con un “déficit” de $50.078 millones y que, por ampliaciones del Ejecutivo, fue reestimado en $53.048 millones.
A este ritmo del gasto, el déficit en 2015 superará los $250.000 millones, contando con transferencias y ayudas de la Anses y Banco Central por más de 100.000 millones de pesos. Ambos números, déficit y ayudas del BCRA y Anses, son récord en materia fiscal. En total, el déficit puede trepar a 7% del PBI.
Lo que pasó entre enero y abril de este año fue que los ingresos crecieron sólo el 26,9% , mientras que los gastos primarios subieron casi un 46,8% (a pesar que los subsidios al sector energético se desaceleraron como resultado de la caída de los precios internacionales del petróleo y sus derivados). Los intereses de la deuda sumaron $22.400 millones, una suba del 35,6%.
Esta suba de los intereses es producto del cambio del verso del desendeudamiento por un verdadero festival de bonos. Comenzó en marzo colocando una nueva emisión del Bonar 2024 (1.459 millones de dólares, equivalente a unos $13.000 millones al cambio oficial), a la fabulosa tasa del 9% en dólares, y siguió con los Bonac en pesos a una tasa del 27% en pesos, con los que ya suma otros casi $20.000 millones más de deuda, con vencimientos hasta septiembre de 2016, es decir, a cargo del próximo gobierno, lo mismo que sus intereses.
Además, el gobierno pagó el viernes la segunda cuota del “arreglo” usurario con el Club de París, de 683 millones de dólares, dejándole los $8.000 millones de dólares restantes al próximo gobierno (a los que habría que agregar los intereses usurarios de los bonos entregados a Repsol y a demandantes del Ciadi, aparte de las otras deudas pendientes, como con los holdouts).
Por otro lado, a este endeudamiento hay que agregarle $263.000 millones del llamado déficit cuasi-fiscal del Banco Central, producto de la deuda que el Gobierno le ha cargado para financiar al Tesoro. Además, a este stock de letras del BCRA (Lebac), hay que sumarle los más de $75.000 millones de pesos anuales en concepto de intereses. Todo para la bicicleta con la que se sostiene el “dólar quieto”, otra “bomba de tiempo” que se sigue agrandando con la política inflacionaria del kirchnerismo.