Un policía de la ciudad mató de una patada a una persona por “entorpecer” el tránsito, dijeron las noticias, y el video del hecho se repitió hasta el hartazgo en los medios y redes sociales. Jorge Gómez, de 41 años, cayó contra al asfalto producto el golpe, y murió con el cráneo fracturado. Ni lerda ni perezosa, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich defendió al policía, y se quejó que “lo ideal hubiese sido que tuviera un arma Taser”, en referencia a las pistolas electrónicas no letales.
Este hecho demuestra el crecimiento de los casos de gatillo fácil desde la asunción del gobierno macrista. Datos de la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) manifiestan que “el gobierno de Mauricio Macri tiene un muerto cada 21 horas en manos de su Estado a través de los diferentes modos que adquiere la represión, ya sea a través del gatillo fácil. Un 38% de los casos es eso”.
El gobierno de la Ciudad es un fiel discípulo de la política macrista, y Larreta, calladito porque está en campaña electoral, es el principal responsable en CABA de este aumento de la brutalidad policial, como parte de su política de hambre y ajuste, que no pasa sin represión.
Hoy N° 1780 28/08/2019