La metáfora agrícola de origen bíblico dice “quien siembra vientos, cosecha tempestades”, y en estos días en que el gigante chino Evergrande está al borde del colapso le cabe bien la proposición marxista de que “si se siembra capitalismo se cosecha crisis de sobreproducción”. Hoy el 20 por ciento del parque inmobiliario de China está sin ocupar y la burbuja inmobiliaria ha creado “ciudades fantasmas”, que son hasta una atracción turística. Una quinta parte del Producto Bruto Interno de China se relaciona con el mercado inmobiliario especulativo, de allí la magnitud de la crisis. El precio de las viviendas residenciales lo marcan los inversionistas privados y no el Estado. El capitalismo de la China de hoy es el resultado de la restauración capitalista impuesta en diciembre del año 1978 por la dirección del Partido Comunista de China tras la muerte de Mao Tsetung en 1976. Para horror de la nueva burguesía imperialista de China la caída de Evergrande, según varios analistas, corre el riesgo de convertirse en lo que fue en su momento el caso Lehman Brothers para la crisis de Estados Unidos en el año 2008, está por verse que hará el gobierno.
La deuda de Evergrande es de 305.000 millones de dólares y equivale aproximadamente al 2% del Producto Bruto Interno (PBI) de China. En los últimos años recurrió al sistema financiero y a la inversión de pequeños ahorristas para financiar la construcción de viviendas, la fabricación de automóviles eléctricos, parques de diversiones, embotelladoras de agua, la compra de un equipo de fútbol de Guangzhou y el negocio del turismo. La empresa tiene en desarrollo 1.300 proyectos en más de 250 ciudades de China y la cantidad de vivienda en construcción son un millón y medio. Sobre fines de este mes de septiembre anunció que no puede pagar sus deudas financieras ni devolver el dinero a los chinos compradores de sus viviendas. Evergrande emplea a 200 mil personas y en forma indirecta a 3,8 millones. La compañía llegó a ser parte de Global 500, el club internacional de las empresas más grandes del mundo por el nivel de sus ingresos monetarios. El miércoles 22 hubo movilizaciones de los chinos estafados por la empresa.
El propietario multimillonario se llama Xu Jianyin, en un momento el hombre más rico de China y un mimado del Partido Comunista, a punto tal de que él le ha atribuido su éxito al Partido. En una ocasión reciente Xu aseguró “sin la reforma y la apertura del país (de 1978), Evergrande no es lo que es hoy”, y “todo viene dado por el Partido y el Estado”. En el año 2018 fue invitado a dar un discurso en el Congreso del Partido y según la consultora Cercius Group, especializada en la política de la élite china, Xu se benefició de las estrechas conexiones con Zeng Qinghong, ex vicepresidente del país en la década de 2000. En los actos del centenario del Partido Comunista del mes de julio pasado fue invitado y fotografiado en los actos en la Plaza Tianamen, según el periódico inglés Financial Times.
Mientras esto ocurre el presidente chino, Xi Jinping, el martes 21 de septiembre en su discurso en el debate general de la 76ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas como expresión política e ideológica de la burguesía imperialista dijo entre otras cosas: “El éxito de un país no implica necesariamente el fracaso del otro porque en el mundo caben plenamente el crecimiento y el progreso conjuntos de todos los países” y “En el mundo solo hay un sistema, que es el sistema internacional centrado en la ONU”. Obviamente cuando caracteriza al régimen vigente en China se refiere al “socialismo con características chinas” y que se encuentran en la “etapa primaria del socialismo”, definición que comparten todos los revisionistas del marxismo del mundo que en vida de Mao, cuando se construía el socialismo y se denunciaba al socialimperialismo soviético, eran sus enemigos, convertidos ahora en apologistas prochinos.
Escribe: Carlos Aramayo
Hoy N° 1883 29/09/2021