Mónica Alejandra Sullings (Violeta). Falleció en la noche de la víspera del Picnic, que tantas veces la encontró como una organizadora del contingente de los campesinos y pobres de los barrios de la zona agraria del Gran La Plata.
Con profundo dolor, el PCR y la JCR de La Plata, Berisso, Ensenada y Chascomús la velaron, junto a su familia y a su compañero. El domingo 7/12, pasado el mediodía se despidieron sus restos en un crematorio de Berazategui.
Habló su hermano, que agradeció “a todos los que nos acompañaban” y el camarada Jorge Smith dijo: “Era una chica buena, que desparramaba amor y que tenía la virtud de mostrar lo que nosotros somos. Siempre preocupada por la gente sencilla y para que éstos hicieran suyas la ideología que con firmeza ella mantenía. Con la dignidad con la que luchó, fue la dignidad con la que peleó y murió en la terrible enfermedad que la acosó”. Sus restos fueron llevados a su pago natal de Chascomús.
Fue una gran comunista revolucionaria
Una luchadora infatigable, en particular junto a las mujeres campesinas pobres del cinturón florihortícola del Gran La Plata, por los derechos y las necesidades de los ignorados del campo. Y así fue recordada en un saludo especial que se le envió desde el Primer Encuentro de Campesinos pobres el pasado 22 y 23/11.
Muchas son las tareas que tuvo en su paso por el Partido. En la cultura en ese gran movimiento que fue el MAYA de Chascomús, y muchos los compañeros y gente sencilla que apuntaló y ayudó. En el trabajo con el semanario, en el trabajo femenino, en educación.
Siempre solidaria frente al dolor y el sufrimiento de las masas. Era franca y directa y no se callaba sus opiniones, siempre uniendo en el Partido y entre el trabajo de masas. Persistiendo ante las dificultades y enfrentando con firmeza los ataques del enemigo. Irradiaba cariño por el Partido y las organizaciones de masas en el que éste trabajaba.
Como dijo un camarada que trabajó mucho con ella: “La Viole se fundió y ganó el corazón de los más pobres del campo y de los barrios”. Como dijo una de esas mujeres pobres y luchadoras de Romero: “era una de nosotros”. “Nos enseñó a no tener vergüenza de ser pobres y de ser mujeres, nos enseñó a pelear por nuestros derechos contra el enemigo y dentro de las organizaciones como la Asoma en las que estamos”.
Trabajadora incansable, empujaba el arado de la lucha por los sufrimientos concretos de la gente, el hambre, el dolor, la injusticia, la necesidad de organizarse. Se puede decir que ataba ese arado a la estrella de la revolución y el comunismo, peleando por el crecimiento del Partido, por la afiliación y la asimilación de los camaradas nuevos. Por el acceso a la política de las masas.
Como dijo Bertold Bretch, se nos fue una imprescindible.
02 de octubre de 2010