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08 de marzo de 2017

Los días 3, 4 y 5 de marzo, jóvenes agrarios de diferentes localidades de Chaco, Santa Fe, Buenos Aires y Catamarca protagonizamos un campamento nacional de jóvenes por la tierra en defensa de la producción nacional y el arraigo de la juventud.

Campamento nacional de jóvenes por la tierra

Para que ni un pibe más se vaya del campo

El campamento se llevó a cabo en Maciel provincia de Santa Fe (perteneciente al Distrito 6 de Federación Agraria Argentina), una localidad que cuenta con una importante historia de lucha del sector agropecuario, sede del primer corte de ruta de la rebelión agraria del 2008 con el Vasco Paillole a la cabeza y cuna de grandes dirigentes federados como Mariano Echaguibel. Estuvo presente también en cada momento la figura de Mártires López, dirigente campesino, originario y fundador de la Federación Nacional Campesina.
Jóvenes desde los 12 hasta los 30 años de diferentes localidades de Chaco, originarios qom y wichis, productores de La Plata y de Santa Fe, nucleados en la FNC (de la Unión Campesina y de Asoma) y en FAA, pudimos encontrarnos y compartir las experiencias de cómo es producir y vivir en cada lugar mediante talleres, charlas y otras actividades. No faltó la cumbia, el fútbol, la pileta y un poco de lechón y pollo asados que gentilmente nos donaron productores de la zona.
Con los talleres y con la charla que nos dieron Pablo Paillole, director del Distrito 6 de FAA, y Santiago, colaborador de la FNC, fuimos avanzando en precisar cuál es el modelo productivo en el campo y cómo es posible resolver nuestras necesidades.
 
¿Quién es el verdadero ganador de este modelo?
Luego de 12 años de kirchnerismo, que llevó a la desaparición de más de 60.000 productores, y tras 15 meses del gobierno de Macri, el modelo productivo de la Argentina se mantiene intacto y la situación de los campesinos pobres y chacareros se agravó por la política de ajuste macrista, como la del resto del pueblo. 
La estructura dependiente y latifundista de Argentina se reforzó con el modelo agropecuario de monocultivo sojero, llevando a que otras producciones no sean rentables. Esto genera no sólo la desaparición de actividades agrícolas como el ganado, la lechería y demás cultivos o economías regionales, sino también la desaparición de pequeños y medianos productores de todo el país que no encuentran otra alternativa que dejar sus producciones, arrendar sus tierras o finalmente venderlas. 
Este modelo productivo tiene un objetivo: que ganen los terratenientes, pooles de siembra, fondos de inversiones y las agroexportadoras para seguir manteniendo el latifundio y la concentración. 
 
La situación de la juventud agraria es grave
Los compañeros de La Plata contaron cómo la ciudad fue afectada por un fuerte temporal, llevando a que productores del cordón verde de hortalizas y verduras perdieran toda la producción, incluso la posibilidad de seguir produciendo ya que los invernaderos fueron destruidos. Se calcula que la pérdida ronda los 500 millones de pesos y hasta diez años de trabajo para poder recuperar tanto las estructuras como la producción.
En el caso de Chaco pudieron compartir cómo es en sus distintas zonas, donde en muchos casos falta el agua o deben consumirla contaminada, llevando a la mayoría a enfermarse. Los pueblos originarios aún hoy siguen luchando por producir en tierras que ancestralmente les pertenecen y  siguen siendo expulsados de ellas con represión, empujándolos a migrar a las grandes ciudades donde muchas veces terminan engrosando los cordones de pobreza. En el caso de los jóvenes trabajadores del algodón, o los “golondrina”, deben desarraigarse de sus ciudades, no pudiendo estudiar y trabajando en condiciones paupérrimas.
Santa Fe cuenta con las tierras más fértiles de toda Argentina llegando a costar una hectárea hasta 20 mil dólares, por lo que teniendo en cuenta que una familia de cuatro personas necesita 100 hectáreas para poder subsistir. Se hace imposible acceder a un pedazo de tierra propio, llevando a que muchos deban alquilar o trabajar tierras de grandes terratenientes. 
El desarraigo se profundiza fuertemente por lo que los pueblos son cada vez más chicos y faltos de oportunidades. Por todo esto se dificulta permanecer trabajando en el campo, empujando a los jóvenes a ser trabajadores golondrina en las temporadas de siembra o cosecha.
 
Conclusiones
Los jóvenes pudimos encontrarnos en la Marcha Multisectorial de las Economías Regionales el 4 de noviembre de 2016; llegamos a la conclusión de que a pesar de todas las diferencias nos vemos atravesados por el mismo problema: la tenencia de la tierra. El proceso de extranjerización, concentración de la tierra y de la producción en el que está inmersa la Argentina nos tiene que encontrar en pie de lucha para que los negociados de los terratenientes y de las grandes empresas  no nos corran de nuestras tierras ni de los pueblos y para que los gobiernos no vendan nuestra soberanía.
Es por eso que jóvenes de toda la Argentina, provenientes de diferentes sectores e integrantes de diferentes organizaciones que luchan y trabajan en el campo y en los cordones verdes de las grandes ciudades, encaramos esta pelea por la producción en el campo, por tierra para vivir y trabajar, en defensa de los territorios originarios donde viven los campesinos pobres y medios, en contra del desarraigo. Nos proponemos ponernos a la cabeza de la lucha contra la extranjerización de la tierra y del latifundio terrateniente, y organizarnos en toda la Argentina para luchar por un millón de chacras y hacer posible la reforma agraria integral que necesitamos.
De ahora en adelante nos preparamos para protagonizar la segunda gran Marcha Multisectorial de las Economías Regionales convocada para el 19 de abril con el objetivo de ampliar la unidad con jóvenes agrarios de todas las provincias de la Argentina, para que junto con los jóvenes trabajadores y estudiantes, volver a poner en la agenda política del gobierno la problemática de la juventud en su conjunto, exigiendo principalmente tierra para vivir y trabajar para que ni un pibe más se vaya del campo.