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19 de octubre de 2012

En el marco de las actividades del Encuentro Nacional de Mujeres, las compañeras de la Federación Nacional Campesina de Paraguay compartieron con las encuentreras su opinión sobre la situación que está viviendo el pueblo paraguayo luego de la destitución del expresidente Lugo.

Campesinas paraguayas en el Encuentro de Mujeres

Hoy 1441 / Augusta Caballero y Dora Flecha, de la FNC de Paraguay

Augusta Caballero abrió la charla y definió a Paraguay como país dependiente. Historió sobre la división que existe en su patria entre el Partido Liberal y el Partido Colorado, pasando por la dictadura de Stroessner, hasta la sucesión de distintos gobiernos democráticos que fueron agravando la situación de pobreza y dependencia del país hermano: “Año tras año, elección tras elección, los mismos discursos, las mismas promesas, las mentiras de siempre. Mientras nuestro país se sumerge en la miseria, el desarraigo, el despojo, todo esto con los supuestos representantes del pueblo, el Congreso ni qué decir, los administradores de la Justicia, quienes han inmoralizado y viciado el patriotismo y las instituciones públicas vendiéndose al mejor postor, y cuyos enjuiciamientos son imposibles puesto que se amparan y se esconden tras su fuero, protegidos por los poderosos que están en el poder.”
En este contexto, continuó Agusta: “emergió la figura de Lugo, un monseñor que brindaba una imagen más independiente, al menos sin vínculo aparente con los partidos tradicionales. Una persona que podría elevar al país a algo mejor. Desde nuestro análisis sostuvimos que lo imponía la oligarquía y los imperialismos, porque el Partido Colorado con sus desgastes y pérdida de credibilidad ya no servía. Un religioso, dentro de la idiosincrasia de los paraguayos, bien podía despertar el interés y la confianza. Generó expectativa y esperanza pero ¿con quién va Lugo? Primero se identificó con un movimiento denominado Peoyoyá (andar en igualdad o vivir bien, vivir mejor), conformado principalmente por intelectuales de capas medias, ONGs pero muy desconectado con la masa. Más adelante hizo alianzas con otro movimiento de izquierda, y por último concretó una alianza con el Partido Liberal -una fuerza política tradicional, una expresión de las clases dominantes de nuestro país, que siempre pugnó con el Partido Colorado por el poder-; para nosotros una alianza enrarecida, de por sí contradictoria, si nos atenemos al discurso innovador de Lugo y lo que ha expresado en su devenir histórico el Partido Liberal. Su progresismo era discursivo, contradictorio y escasamente fiable. Eso dio origen a la Alianza Patriótica para el Cambio.
“También sostuvimos que no era fácil derrotar un partido tradicional que estuvo durante 70 años en el poder, a no ser que haya alguna mano larga del imperialismo que permita eso. Y en realidad ya existía esa mano larga.
“Lugo empezó a recibir el respaldo de los oligarcas, de todos los poderosos, de la prensa, el Vaticano, concediéndole la venia correspondiente. Entonces pasó a ser la figura mimada de los latifundistas y los imperialismos. La mano de los imperialismos se vio claro cuando días antes de las elecciones se instalaron observadores de la OEA. Además de todos esos apoyos, llamativamente también, una fracción del Partido Colorado alentaba a votar por Lugo, no abiertamente pero sí indirectamente.
“El 20 de abril de 2008 triunfó Lugo. Fue un acontecimiento político importante para nosotros, para el pueblo en general. Muchos lo calificaron como un hecho histórico, nosotros nos mantuvimos un poco más cautelosos, observando elementos de su programa, como la reforma agraria y muchos planteos progresistas. El 15 de agosto de 2008, la FNC conjuntamente con otros sectores como la Corriente Sindical Clasista y los docentes, realizamos un congreso nacional, con cinco mil delegados participantes en la plaza. De ahí nos fuimos en marcha a llevarle nuestro programa de la FNC sustentado en la necesidad de tener una reforma agraria en nuestro país, la reactivación productiva y la industria. Su respuesta fue ‘cien días para que pueda instalarse’. Pasaron los cien días de gobierno, y dijo que un proceso de sesenta años no se puede revertir en cien días. Seguimos cautelosos. Luego, planteó la reforma de la constitución nacional. Dijimos que estaríamos acompañando.
“Pasó un año. Ahí ya se vislumbraba que el gobierno de Lugo iba careciendo de sustento popular y para nosotros no era una sorpresa: Un gobierno progresista apenas sustentado por una alianza de un partido tradicional liberal, era un agrupamiento electoralista. El Partido Colorado seguía dentro de la estructura, influyendo en las decisiones. Toda esa situación fue volviéndolo un gobierno débil, amañado y sin voluntad para aliarse con sectores populares.
“El año pasado, en la gran marcha campesina en el Bicentenario de nuestro país, la FNC marchó con el eslogan: ‘Por la conquista de la segunda independencia’. Ahí le hemos dicho que si aun quiere hacer algo de lo que prometió como la reforma agraria, nosotros respaldaríamos esa decisión con todas nuestras fuerzas y convicciones, porque es el momento para confrontar a la derecha,  a los latifundistas, a los agroexportadores, pero no fue así. Porque no se pudo recuperar ni siquiera los lotes mal adjudicados. Entonces, mucho menos va a poder expropiar, confiscar o comprar.”

 

"Lugo no se la jugó por el pueblo”
A su turno, Dora Flecha explicó: “Lugo acumuló muchísimo desencanto. Por sus promesas incumpli das y una práctica de asistencialismo puro para paliar tantas necesidades del pueblo paraguayo -por poner un ejemplo, repartía migajas con programas como el Pro País-. Mientras, la derecha iba acechando con todo. Los Franco seguían despotricando contra Lugo, y se preparaban para hacer alianzas.
“Durante este proceso todo intento de lucha por la tierra quedó en la nada. La derecha se empeñaba para desprestigiar las luchas: ‘los sin tierras terroristas’, las luchas populares criminalizadas, día a día fueron buscando una excusa para arremeter con todo en contra de Lugo. Con el planteo de la reforma agraria, Lugo logró aglutinar a un grupo de dirigentes campesinos (Los Carperos) y los empujó hacia la búsqueda de la tierra mal habida. Con lo cual Lugo justificaba la posibilidad de la concreción de la reforma agraria. A la vez ese grupo de dirigentes campesinos amigos del gobierno inició un proceso de acomodamiento en cargos públicos para desde ahí ir buscando el ‘cambio’ con una posición meramente electoralista.
“En este contexto se formó la Liga Nacional de Carperos, quienes con esa denominación iban negando el carácter de los sin tierra. Aparecen en ese proceso como actores sociales de nuestro país que era parte de la amistad que tenían con Lugo. Ante una ocupación de los carperos en Ñacunday, donde la directiva era el diálogo, no entrar con armas sino tratar de dialogar, los policías, presionados por sectores oligarcas entraron en las carpas y realizaron un cateo buscando armas. Ahí hubo una contradicción con la directiva del Ministerio del Interior y del gobierno mismo de hacer solamente cateo.
“Aparece también en este proceso la lucha por la tierra de Morombí -con esa promesa de Lugo de la reforma agraria-. Esa tierra pertenecía al estado y Riquelme, un colorado terrateniente de la época de Stroessner, se la había apropiado. En nuestro país la necesidad de tierra es real, y estos campesinos se dispusieron a ganar esas tierras. Y ahí jugó la propaganda del gobierno que dijo que estos campesinos fueron engañados, utilizados. La oligarquía, en la prensa internacional y local, lo que más decía era que estos campesinos eran utilizados, queriendo negar así la necesidad real de la tierra. Pero la disputa venía desarrollándose y faltaban muy pocos elementos para concluir el libreto que venían preparando los sectores de derecha. Porque no es que saltó con la muerte de los campesinos y los policías en Curuguaty, sino que era un libreto y faltaba una gota que colmara el vaso. Se logró así la destitución de Lugo, y el juicio político pasó a ser la última parte del libreto.
“Lugo tampoco se la jugó. Como tampoco se jugó antes por el pueblo o por la posibilidad real de realizar el cambio que tantas veces había prometido durante su campaña electoral. Porque Lugo cree que este Estado es el que debemos defender y desde donde es posible transformar las condiciones de miseria de la mayoría. No estamos de acuerdo con la destitución porque evidentemente es la concreción del avance de sectores históricamente reaccionarios; además entendemos que el pueblo es quien tiene que juzgar a sus gobernantes.
“Toda la derecha se unificó, acumuló y dio un paso para que nuestro país ‘se vuelva a sentar a la derecha de dios padre’ [el imperialismo yanqui]. El gobierno actual recibe críticas por todos lados: desde los que los tildan directamente de golpistas -principalmente allegados al anterior presidente-, pasando por representantes de los otros partidos y la oligarquía que ya se está colocando con el consenso de las elecciones de 2013. Las críticas que recibe son por el avance de la entrega de la soberanía nacional, de nuestras riquezas naturales, a grandes corporaciones imperialistas. Desde el Parlamento recibe trabas en las solicitudes de presupuesto; pues es bien sabido que en la coyuntura electoral, la caja del estado es un factor importante para torcer la balanza. Este gobierno va quedando aislado cada vez más.
“El primer decreto que firmó Federico Franco fue la habilitación de las semillas transgénicas de algodón. Va entregando la soberanía de nuestro país a grandes corporaciones para ir fortaleciendo a los agroexportadores, a los banqueros, y la mano del imperialismo está ahí en nuestro país. Porque nosotros entendemos que nuestro país es un punto neurálgico muy importante para el control de la región”.