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26 de octubre de 2020

Carta abierta al gobernador jujeño Morales

Este lunes 26 el gobernador Morales recibió a los padres de Alejandra Alvarez, víctima de feminicidio, no permitiendo a la abogada patrocinante Mariana Vargas participar de la misma, quien escribe esta carta.

Hoy al medio día acompañé a la familia de Alejandra Alvarez, a quien patrocino legalmente, víctima de feminicidio, por pedido del papá de ella, a una entrevista con Usted en las oficinas de la Ciudad Cultural.

Esperamos bastante, mientras el bebé de Alejandra dormía en los brazos de su abuelo.  Alejandra Martínez -titular del Consejo Provincial de la Mujer y de Igualdad de Género- se encargó de decirnos que el gobernador solo recibiría a la madre y al padre, sin que yo pudiera ingresar. Expresé que me parecía que era bueno que se me dejara acompañar a José y a Deolinda, ya que había muchas cuestiones relacionadas con la asistencia en estos momentos trágicos que era importante que yo pudiera comunicar, ya que la experiencia reiterada en estas situaciones permite saber qué cuestiones son importantes y necesarias desde la vida cotidiana de las familias atravesadas por los femicidios. Cuestiones que José y Deolinda enfrentan por primera vez, aprendiendo sobre la marcha.  Me dijo Alejandra Martínez que en todo caso yo podía hacerle llegar después mis planteos. Cuando regresaron del despacho del gobernador, insistí con ella en lo mal que me había parecido que no se me dejara acompañar, cuando había sido el pedido del papá de Alejandra. La respuesta fue que podía pedir una nueva reunión con el gobernador, que ellxs sabían cómo asistir, y que yo no debía utilizar el nombre de la familia cuando había un buen vínculo con el gobernador. Esto porque le dije que lo que no me permitieron expresar lo volcaría en una carta abierta, y que quien avisa no traiciona.

Otra vez comprobamos que nuestros reclamos desoídos en forma constante solo podemos garantizar que sean escuchados cuando tienen la marca de lo colectivo, el sonido del grito que aunque se quiera acallar, silenciar, negar, suprimir, resuena con la fuerza del dolor y de la necesidad de que algo y todo cambie.

 

Señor Gobernador, la Ley Brisa recién va a   poder ser percibida por los abuelos del bebé de Alejandra cuando la causa penal por femicidio se eleve a juicio oral. Hasta tanto ello ocurra, es necesario ver qué subsidio mensual equivalente puede percibir el bebé a través de sus abuelos y desde la provincia.

 

Señor Gobernador, hay dos trámites importantes a realizar: la guarda/tutela de ese bebé en los Tribunales de Familia, y luego la supresión del apellido paterno en los juzgados de primera instancia. Necesitamos que ambos trámites gocen de Justicia Gratuita. El primero hace a todas las cuestiones que hoy requiere el bebé: obra social, iniciar trámites de Ley Brisa, y un perito de oficio asistente social como trámite indispensable, que es un costo que las familias de víctimas de femicidio deben tener garantizado.

 

Señor Gobernador, la Dirección de Niñez y Adolescencia, debe estar a disposición de estos trámites en forma urgente, con los informes que garanticen rapidez, debiendo ser una política de Estado. Sabemos que esa Dirección hoy no asiste en forma inmediata a pesar de llamados, y que a veces selló “entregas” de adolescentes en situaciones de servidumbre y explotación sexual.  La Dirección de Niñez y Adolescencia deber ser una Dirección de Protección de Derechos, y especialmente hoy a hijas e hijos de víctimas de feminicidio. Aquí también necesitamos que algo y todo cambie. También debe garantizar acompañamiento psicológico a amigas de Alejandra y a hijas e hijos de victimas de femicidio.

 

Señor Gobernador, un poder general para juicios y un poder especial para ser querellantes particulares en la causa penal son cuestiones que desde el ejecutivo se pueden resolver sin dificultad ante cualquier escribanía, y para esta familia y todas las familias atravesadas por los feminicidios.

 

Señor Gobernador, hasta que salga la tutela, ¿Qué obra social va a tener este bebé? ¿Qué ingresos extra tendrá la familia que hoy tienen que ver como resuelven una mamadera, leche  y un chupete para un bebé que ya no tiene el pecho de su madre? ¿Qué reglamentación urgente puede resolver la cobertura del ISJ en este caso y todos los casos similares? Sabemos cuánto esperó la bebé de Nahir Mamani para obtener la obra social de su abuelo, y la asignación por la Ley Brisa.

 

Señor Gobernador, desde la Multisectorial de Mujeres y Disidencias de Jujuy (es mi participación en ella la que me acercó a la familia de Alejandra a través de mis compañeras) venimos proponiendo desde 2007 la necesidad de que se declare la emergencia. Ya son dos cuestiones que consideramos  imprescindibles en medio de esta escalada de violencia machista: el piso mínimo de las nueve medidas que planteamos y aportamos con más de tres mil firmas en la legislatura, y que dicha emergencia se llame Ley Iara, porque el quiebre que hubo en Jujuy, ya no tiene retorno. Ni en lograr menos que esas nueve medidas para preservar nuestras vidas, ni el olvido de la búsqueda de Iara, sin el Estado, que marcó para siempre y en profundidad, que los femicidios son evitables, y que es la ausencia estatal la que permite que nos maten. Por eso hablamos de feminicidios.

 

Señor Gobernador, tenemos jóvenes como Alejandra, que sufrieron y sufren la violencia de género en el noviazgo, y no supieron, ni saben,  ni ella ni quienes la rodearon y sabían de esas violencias, que el femicidio íntimo no es el primer acto, sino el último acto de una escalada de violencia.  El victimario de Alejandra no se iba de la puerta de la casa cuando ella terminaba la relación, porque se sentía su dueño. Hubo violencia física que ya se acreditó en el expediente. ¿Cuántas jóvenes más terminarán como Alejandra si el Estado no garantiza que la violencia machista se pueda visibilizar en vez de considerarla natural?  ¿Cuánta educación sexual integral se implementará de verdad y en forma transversal en las escuelas para educar en igualdad todos los días? Un centro de atención a víctimas de violencia en el barrio de Alejandra, campañas intensas y efectivas de difusión en cada dependencia estatal, que incluya salitas, escuelas, dependencias municipales, policiales, de asistencia, son imprescindibles, como reclamamos en cada barrio y comunidad, porque necesitamos que la violencia machista deje de llevarse a nuestras mujeres y jóvenes.

 

Señor Gobernador, hay una escalada de violencia machista a la que el Estado está aportando en forma sistemática, estigmatizando  a quienes salen a luchar para garantizar políticas estatales efectivas, porque todo femicidio es evitable;  porque hoy desde las máximas autoridades gubernamentales se apaña en vez de sancionar  penal y administrativamente a funcionarios públicos que en vez de actuar en forma inmediata, garantizando el acceso a la Justicia a víctimas y familiares de víctimas, no hacen lo que deben, como recibir denuncias sin obstaculizarlas, como comunicar en forma urgente a la Fiscalía las denuncias y exposiciones, o como no tomar las medidas urgentes de búsqueda y asistencia. Porque comprobamos que no buscan si no se corta una ruta, si no se publica en redes, si no se obliga y constata, y como dijo la mamá de Cintia Tolaba (desaparecida hace cuatro años en Santa Clara) sabemos que le arrancan las fotos de su hija que ella pega en las paredes de las seccionales policiales.

 

Señor Gobernador, no reproducimos su soberbia, solo desde acompañar en el dolor, y llorar junto a las familias,  aprendemos y ponemos en agenda las políticas públicas que necesitamos. Es irrespetuoso que se nos cierre la puerta en la cara, cuando el único fin es  argumentar con el aprendizaje que nos deja saber lo que atraviesan las familias de Georgina Vera, Andrea Bellido, Nahir Mamani, Romina Aramayo, Rita Soruco, Zulma Valencia, Alejandra Oscari, Gladis Choque, Camila Peñalva, solo para nombrar a algunas de las familias a  quienes acompañamos, sostenemos, y por quienes hemos aprendido lo que hubiésemos deseado jamás aprender, jamás nombrar siquiera, porque  lloramos los crímenes, que estamos firmes en garantizar que  se frenen, con un sistema y políticas públicas que dejen de fallar, porque nos quedan las otras hijas, las otras jóvenes, las otras mujeres cuyas vidas queremos preservar, y que vivan en libertad.

 

Señor Gobernador, espero lea esta carta abierta, y cambie un poco y todo lo que sabemos es necesario cambiar.

 

Mariana Vargas