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16 de marzo de 2011

Los originarios de Formosa son un ejemplo de la lucha por la tierra. Roberto López dio su vida enfrentando las balas del kirchnerista Insfrán. No pararemos hasta hacer justicia.

Castigo a los asesinos de Roberto López

Hoy 1360 / Formosa: diez años de lucha de los Qom

En los últimos 10 años, no hay comunidad indígena en Formosa que no haya luchado. Podemos tomar el año 2002 como punto de inflexión, cuando el gobierno de Formosa ordenó cercar el B° Nam’Qom con 200 policías (de civil y uniformados) y reprimir salvajemente a su población, afirmando que un grupo de mariscadores del barrio había dado muerte al suboficial Barrios que revistaba en la UEAR (Unidad Especial de Asuntos Rurales). Desataron una represión brutal y violación de domicilios, apresaron, golpearon y torturaron a 87 hombres y mujeres y a una niña de 13 años, sobrina de uno de los mariscadores, la violaron en un baño del destacamento de la UEAR. A Mario Vega le destrozaron a balazos el intestino, a un joven lo dejaron sordo de un oído por los golpes en la cabeza y a Raúl García lo balearon en el estómago y lo golpeaban sobre la herida para aumentar su dolor y tantos otros casos de torturas que fueron conocidos y denunciados por la labor de la APDH (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos) y Endepa, junto a un grupo de abogados que se solidarizaron en el momento.
El pueblo de Nam’Qom restañó sus heridas, se organizó en asamblea y salió valientemente a la lucha. La CCC y el PCR se involucraron en el conflicto, junto a otras organizaciones. Las movilizaciones encabezadas por la CCC durante tres años, golpearon al gobierno, sistemáticamente; de los nueve detenidos, sólo quedaron tres con prisión preventiva.
Insfrán creyó, y creyó muy mal, que los qom se iban a conformar con la libertad de los seis. La lucha se intensificó, el gobierno quiso aislar a los tres presos: Hilario Torales Vega, Lucio Vega y Carlos Torrent, y contestamos con decisión y audacia, rodeando de solidaridad a los tres, acompañados por la APDH y la abogada Roxana Silva. Las marchas concentraban su reclamo en el juzgado de primera instancia y como no éramos recibidos o cuando lo hacían no contestaban nuestros reclamos, decidimos en una histórica asamblea dos puntos: uno, llevar el reclamo de justicia al Tribunal Superior de Justicia, y dos, ampliar la lucha a otras comunidades hermanas. La suerte de los qom estaba echada.
La movilización al Tribunal Superior dio sus frutos: mejoró las condiciones de los tres presos y aceleró el juicio oral. La solidaridad de otras comunidades llegó a su pico, cuando 100 compañeros qom de Navogoh-La Primavera se trasladaron en camiones hasta Nam’Qom y se unieron a los que ya estaban concentrados. Esa movilización fue un quiebre de la política de aislamiento de Insfrán-Ferreira.
En el juicio oral logramos la libertad de dos compañeros. Sólo quedó Hilario, el más débil físicamente y el más firme y entero. La comprobación médica de la gravedad de su estado de salud forzó al gobierno a anular el juicio y liberar a Hilario.
La lucha de Nam’Qom tiñó todas las relaciones futuras de los aborígenes con el gobierno, los qom se envalentonaron y los wichís (de Juárez, Las Lomitas, la interwichí) que ya venían acompañando, acrecentaron sus luchas. Los cortes de ruta se propagaron. Después de la lucha de Nam’Qom de tres años, nada iba a ser igual.

 

Las jornadas en Bartolo
El 28 de febrero de 2004, tres policías del destacamento de Bartolomé de las Casas, en estado de ebriedad, tirotean varias viviendas y centran su ataque en la de Narciso Ballestero, y cuando un grupo numeroso de vecinos se encamina hacia la gendarmería, los policías los dispersan a los tiros, a Narciso lo golpean y detienen junto a Medina, Gómez (enfermero) y un cuarto aborigen que caminaba con la cara sangrando por un cadenazo del suboficial Silva. A Narciso lo torturan y lo amenazan de muerte, le piden que confiese quién le envía los diarios que reparte y cuánto le pagan. Narciso, con total entereza les grita que lo maten que él sólo se confiesa ante Dios. Esto exaspera a Silva que saca su pistola y la martilla, otro policía reacciona y le dice a Silva que deje de joder, que ya la termine y lo deje en paz a Narciso. La comunidad se había movilizado hacia la gendarmería, y los tres policías deciden llevar a Narciso a la comisaría de Cte. Fontana. Ahí, lo niegan, quieren disimular las heridas, pero es imposible, lo tienen como desaparecido dos días. La presión de la comunidad hace que lo trasladen como está, a la capital. Llegan en la madrugada del 3 de marzo. Un policía del hospital lo blanquea y llama a la CCC. Cuando llegamos, vimos a Narciso desconocido por los golpes, lo queremos llevar y nos dicen que no está detenido, pero quieren darle la antitetánica, parecía una broma. Los compañeros de Nam’Qom ya estaban movilizados y marchando hacia el centro, algunos medios (El Comercial-Radio 1, Radio Fantasía) se conmueven de lo que salimos denunciando por las radios que desconocían que habían secuestrado a Ballestero. Quien, al liberarlo denuncia que lo secuestraron y golpearon por luchador, y por vender 30 periódicos hoy.

 

Navogoh-La Primavera: la lucha por la tierra
En el mismo 2004 comienzan los reclamos en Navogoh-La Primavera. El ICA (Instituto de Comunidades Aborígenes) hace circular un plano sin el sector norte de la colonia (más de 2.000 has). Se realiza la primera asamblea por las tierras. Van a consultar al cacique Sanabria al respecto. Don Sanabria con casi 90 años, aún lúcido, niega que haya firmado tal concesión. Ante lo cual la asamblea decide viajar a la capital, a reclamar al ICA y al mismísimo gobernador. En el ICA les informan que es un pedido de Parques Nacionales “para cuidar el ambiente ecológico” y que “ellos estarán mejor”. El gobierno hace traer de inmediato al cacique a la capital. El cacique le pregunta a Insfrán cuánta tierra le van a dar a cambio y dónde. Insfrán da por terminada la entrevista y queda suspendido el saqueo. Hacia 2008, vuelven por las tierras de Navogoh y el viejo litigio con los Celía. Insfrán, antiguo amigo de ellos, les había entregado 2.000 has para pastaje u otra tenencia precaria, y los qom con Félix Díaz al frente reclaman su devolución. Félix es citado a una dependencia policial, junto a la abogada Silva, a “hablar” con el juez, el intendente de Laguna Blanca y el comisario de la misma. Donde lo “informan” que si no firma un acta que diga que las tierras no le pertenecen a los aborígenes, ellos van a reprimir a toda la comunidad, justamente con un destacamento especial que estaba acantonado dentro de la colonia, en las cercanías del Parque Pilcomayo. Ante tal amenaza, Díaz y la abogada firman para evitar una masacre. Dos años después, vienen con el cuento de la “donación” de Celía, para construir una universidad de 600 has., sabiendo que en la UBA las facultades de Agronomía y Veterinaria ocupan apenas 15 has. Pensaron que si les iba bien, continuarían con las 5.000 has restantes y darían un ejemplo para las demás comunidades. El mismo Insfrán declaró que los aborígenes tienen en posesión 350.000 has, mientras la CTA denunció que son 700.000. Un negocio redondo: rematar a extranjeros sedientos de tierra y agua dulce o sojizar y entrar en el saqueo total.
Esta situación es el desencadenante de la lucha de los qom de Navogoh-La Primavera. Por eso, cortaron la ruta 86 durante 4 meses. Por eso, enfrentaron a más de 150 policías uniformados y civiles, a los Celía armados como para una guerra, al juez cómplice y al genocida comisario Muñiz que organizó la escuadra que atacó a tiros a los qom. Escuadra seleccionada por Muñiz entre sumariados de la policía, que fueron extorsionados para que dispararan a matar.