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02 de octubre de 2010

Para derrotar la política kirchnerista y romper la trampa electoral, como en octubre de 2001 vote en blanco, anule o no vote.

Castigue con el voto bronca

Hoy 1269

1.La bancarrota de General Motors
General Motors (GM), monopolio insignia del poderío del imperialismo yanqui durante décadas, cayó en bancarrota. Gravemente herido por la crisis, Bush y Obama le inyectaron 20.000 millones de dólares, pero no bastó. Ahora el Estado se hará cargo de la empresa (72,5% de las acciones) para lo que deberá desembolsar 30.000 millones de dólares más, sumando, como socios minoritarios, a los trabajadores (17,5% de las acciones), y los acreedores (10%, con opción de compra por otro 15%). Hay serias desconfianzas en que el “paquete” de auxilio alcance.
El desplome de GM agravará las consecuencias que fue trayendo su agonía en Estados Unidos y en el mundo. El plan negociado entre el Estado, los sindicatos y los acreedores, incluye cierre de plantas, rebajas salariales y despidos. Luego de una dura negociación, hubo un acuerdo sobre la Opel alemana (integrante de GM). Pero es incierto el futuro de Vauxhall (de GM en Inglaterra). ¿Qué pasará con el resto de la red mundial de GM? No se sabe, todo dependerá de la lucha de los trabajadores.
La Organización Internacional del Trabajo advirtió que el aumento de la desocupación será mayor de lo que había estimado: podría llegar hasta 239 millones de trabajadores en el mundo. La estabilidad del empleo pasó a ocupar el primer lugar de las preocupaciones en el mundo: crecen las luchas y la bronca. En Europa temen un estallido social, sobre todo de la juventud obrera y estudiantil, lo que lleva a gobiernos derechistas como el de Francia, a medidas en los colegios como si fueran cárceles.
La crisis económica del sistema capitalista imperialista avanza sin que se vea el fondo. El debilitamiento de la economía yanqui golpea al dólar como “moneda patrón” mundial. ¿Hasta cuándo resistirá la emisión desenfrenada de Bush y Obama para los “salvatajes” de sus bancos y monopolios?

2. Las mentiras kirchneristas
La Argentina es una isla paradisíaca según las mentiras del IndeK, repetidas por Cristina Kirchner como lorito: la economía crece, cae la desocupación, no hay hambre ni inflación…
La realidad es otra. En mayo cayeron las ventas minoristas un 10,5%. En marzo, la superficie a construir de los permisos de edificación cayó el 22,7% respecto al mismo mes del año pasado; también cayeron el empleo en blanco, el transporte de carga, la demanda eléctrica y el turismo. Hasta Moyano habló del aumento de la desocupación, lo que fue retrucado por CK en base a los índices del IndeK.
En cambio, los que especularon con bonos del gobierno (Discount, en dólares y con la legislación de Nueva York), ganaron en mayo un 45% y no pagan impuestos. Los K le prestarán $ 400 millones a las automotrices extranjeras. Desde mediados del año pasado a ahora se fugaron del país 40.000 millones de dólares; ¿el kirchnerismo no ve esta sangría de la economía, o está “prendido”?
Así es la verdadera distribución K de la riqueza. Los cuatro recaudadores de los K –Massa (jefe de Gabinete), Boudou (Anses), Echegaray (AFIP) y Villaverde (Onca)–, vienen de las filas de la Ucede de Alvaro Alsogaray, del riñón de la oligarquía más reaccionaria. A los K no hay que calificarlos por lo que dicen, sino por quién les cuida el bolsillo.

3. La calle
El dengue crece, pero ya no se habla. El gobierno especula que lo frene el frio. Con el frío crece la gripe común y se extiende la gripe porcina, mientras la “garrafa social” no existe y es feroz el tarifazo del gas.
CK fue a Río Tercero, donde el menemismo y su jefe militar, Balza (actual embajador de los K en Colombia), hicieron volar la Fábrica Militar para ocultar negociados, provocando muertos, heridos y destrozos. La presidenta anunció indemnizaciones, olvidándose que ya las había prometido hace dos años y no cumplió. Habló en un palco rodeada de los candidatos del Frente para la Victoria. Le hicieron un tractorazo. “Son bandas fascistas”, dijo Néstor Kirchner, cuando le preguntaron por los escraches a la campaña electoral K. Para los Kirchner, los que reclaman justicia son “fascistas” y los que garantizan la impunidad y mienten con sus promesas son “progres”.
Aunque se han agudizado las contradicciones por arriba, a partir de la nacionalización en Venezuela de tres empresas del grupo italiano Techint; los K, Clarín, La Nación, Perfil, la Sociedad Rural, De Narváez, Macri, Prat Gay, entre otros, consideran que los escraches son “antidemocráticos”. ¿Por qué va a ser antidemocrático ejercer el derecho de manifestarse? Si Scioli va a Lobería y lleva militantes de otros lugares para poder llenar un cine, los habitantes de esa localidad tienen derecho a manifestar su repudio a un gobierno que sólo se acuerda de ellos para pedirles el voto.
Los escraches, aunque nacieron antes, tomaron carta de ciudadanía en el 2001, con una consigna histórica: ¡Qué se vayan todos! Desde entonces son parte de los derechos democráticos del pueblo. Lo que envenena a todos los sectores de las clases dominantes, desde Kirchner hasta Biolcati, es que los trabajadores y el pueblo se expresen en las calles. No es un problema de “tránsito”: los actos electorales lo interrumpen igual que los escraches y los piquetes. Lo que los enloquece es que en la calle las masas populares los marcan tal como son: mentirosos, hambreadores, corruptos, entreguistas, etc. La calle es el principal instrumento de lucha para derrotar la política que descarga la crisis sobre el pueblo y hacérsela pagar a los que se benefician con ella. Por eso todos los candidatos del sistema, los que son oficialistas y los opositores, quieren sacar al pueblo de la calle.
No se trata sólo de lo que pasa en las localidades agrarias de Buenos Aires. “Desde hace más de un mes, en la Patagonia petrolera transcurre una convulsión social larvada, con heridos, tomas de plantas y destrucción de instalaciones. La Argentina estuvo a punto de quedarse sin gas por un sabotaje hace apenas una semana” (La Nación, 1/6). A lo que hay que sumar la lucha de Terrabusi-Kraft, el paro de la CTA con cortes de ruta como el Astillero Río Santiago en La Plata, la lucha de Mahle, la de los autoconvocados metalúrgicos de la agroindustria, los paros bancarios, portuario, de la carne, de gastronómicos, la lucha de los desocupados y mayores, etc. Todo esto en una situación en la que el gobernador de La Pampa habría pedido que no viaje CK a inaugurar la ciudad judicial: la provincia hierve por la lucha de los estatales. Los tamberos discuten un plan de lucha: reciben menos del 20% del precio en las góndolas.
La “paz social” que empujan desde arriba es para posibilitar que las elecciones sean una “interna” de los grupos de poder.

4. Un mazazo de bronca
Con algunas excepciones, que no van a cambiar las líneas gruesas de la correlación de fuerzas, tanto el gobierno para sostener su política reaccionaria, como la derecha emboscada en la oposición, necesitan “paz social” para imponer, después de las elecciones, un “ajuste” que profundice la descarga de la crisis sobre las espaldas del pueblo. Por eso los candidatos promocionados no tocan los temas centrales: hambre, despidos, paritarias, situación de los pequeños y medianos productores agrarios y de la industria nacional, deuda externa, tierra, etc.
De ahí que lo único que puede romper esa trampa electoral es un masivo voto bronca, en blanco, nulo o no votando, que sea un mazazo que contribuya a derrotar a la política del gobierno kirchnerista, como ocurrió en las elecciones de octubre de 2001 contra De la Rúa.
Hay un camino abierto, como se recordó en Córdoba en el gran acto nacional de la CCC por el 40 aniversario del Cordobazo en el lugar donde cayó asesinado Máximo Mena. Con las brasas del Argentinazo encendidas, con la experiencia reciente de la rebelión agraria, avanzando por ese camino, con la reorganización y recuperación de los cuerpos de delegados en las fábricas y zonas rurales, con la unidad en las multisectoriales, y con el voto bronca, se puede marchar hacia un paro nacional activo obrero, chacarero y popular, creando las condiciones para conquistar un gobierno de unidad popular, patriótico y democrático, que abra el camino a la liberación nacional y social.