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02 de octubre de 2010

Reproducimos extractos de la nota publicada en Política y Teoría Nº 11 de diciembre de 1986, escrita por el actual secretario del PCR de Córdoba (subtítulos de Hoy).

César Gody Alvarez, el camarada Antonio

Hoy 1207 / Así se forja el PCR

Es uno de nuestros treinta mil detenidos desaparecidos. Pero para nosotros no es uno más. Representa para nuestra organización revolucionaria -el PCR-, un ejemplo de convicción y de entrega a la causa liberadora de la clase obrera y del pueblo, a la lucha por el desarrollo del marxismo-leninismo-maoísmo y al fortalecimiento de la línea revolucionaria proletaria de nuestro Partido.
Firme luchador contra el oportunismo, el reformismo y el revisionismo, causas por las cuales rompió con el P"C". Fundador del Partido Comunista Revolucionario, miembro de su Comité Central y secretario del Comité Regional Córdoba.
En mi caso, lo conocí en el año 1968, año de grandes luchas obreras y populares en las que participé, con la ayuda del Partido y con la orientación de su línea y la atención permanente y persistente de Antonio y Pablo (seudónimo de René Salamanca), sobre todo de Antonio. En esos momentos luché para ser delegado de sección en la empresa Perdriel-Córdoba.
…Antonio fue una gran luz en ese camino de tomar y hacer nuestra la principal herramienta del proletariado: su Partido. Ese PCR que hasta ese momento había estado junto a nosotros y no habíamos tomado, pero que Antonio -con su dedicación y su entrega- nos hizo sentir nuestro, llevar y desarrollar su línea en la fábrica y luego, desde esa fábrica a otras, a la Universidad, al campo y al resto de las capas y sectores sociales…

El se integró a nosotros
No es fácil hablar de Antonio y separarlo de nosotros, en este caso de quien escribe. Ya que él primero se integró a nosotros y luego nos integró al Partido, siempre dentro de las luchas; de esta forma avanzó más en el conocimiento sobre la situación y las ideas de nosotros y de las masas… Nos decía: "la única forma de que seamos fuertes es fundirnos con las masas, la justeza de nuestra línea -si no cometemos graves errores- lo hará posible, ustedes son los principales protagonistas en este camino, en ustedes y el Partido está la victoria".
…Durante todo ese período, hasta el Cordobazo, Antonio vivió lleno de ansiedad, muy preocupado, durante todo el día en movimiento, lleno de iniciativas para todos y cada uno. El veía venir las cosas y su lucha era para llegar con el Partido y con nosotros en mejores condiciones. Es entonces cuando el Partido pone el centro en los Cuerpos de Delegados de sección y de grandes empresas de concentración proletaria, apuntando como principal vía de acumulación revolucionaria en el movimiento obrero, lo cual luego se expresaría en el Capítulo VI de las Resoluciones del II Congreso del Partido.
Si antes del Cordobazo Antonio vibraba y nos hacía vibrar, después estuvo más junto a nosotros y con Pablo a su lado a lo largo de todo un período de discusión. Nos hicieron tomar conciencia de que teníamos que ganar el Smata de Córdoba y que era posible.
Después del Cordobazo ya nada fue igual en Argentina, en especial en Córdoba. Tampoco nosotros -que habíamos sido los principales protagonistas de esa gloriosa jornada- éramos los mismos. El balance y las definiciones que el Partido sacó de esa jornada y del proceso anterior, hizo que nosotros viviéramos y sintiéramos que, por primera vez un partido tomaba nuestra lucha, nuestras experiencias y a nosotros mismos como principales actores. Vivimos esas conclusiones como el resultado de su perseverancia, su línea y su Partido.
Y ahí nomás y sobre caliente la consigna: tomar los Cuerpos de Delegados de sección como estado mayor de esas masas para derrotar a los jerarcas traidores del movimiento obrero y recuperar las organizaciones sindicales…
Para esto tuvimos que transitar por ese camino ya abierto durante todo el año ’69 y a comienzos del ’70; período en el cual creció la agrupación 1º de Mayo, se tonificó, fortaleció y creció el Partido. Y la figura de Antonio -sin temor a equivocarme- fue para nosotros lo principal al tiempo que ya Pablo se perfilaba con relieves salientes de dirigente obrero y político y, para nosotros, venía a ser como el hijo mayor de Antonio y el mejor ejemplo de lo que puede la línea del Partido, en lo que hace a la transformación de un obrero de fila en dirigente político revolucionario del proletariado…

Antonio y la toma de Perdriel
El partido valoró y estudió las luchas de los obreros de El Chocón y las verdaderas intenciones de algunas de sus cabezas dirigentes y como respuesta a la entrega y la traición lanzó la consigna: por un Chocón triunfante.
Esta propuesta del Comité Central fue tomada en Córdoba con Antonio a la cabeza y con un destinatario para llevarla a la práctica: los obreros de Perdriel. En esa lucha y en su organización, tomada por el Comité Regional, comprobamos la capacidad y la fuerza política y revolucionaria de la línea y del Partido y la capacidad y entrega total por nuestros objetivos de Antonio. Nos confió toda la organización y la dirección de la lucha, pero siguió al detalle, minuto a minuto, todo, en particular el estado de ánimo de las masas y el grado de unidad que nosotros, como dirección, teníamos con ellas. Siguió tan de cerca todo que estaba en la planta tres o cuatro veces por día -como periodista- durante los cuatro días que duró la toma de la fábrica.
El vivió esa lucha como lo más extraordinario que había vivido. Su garantía de triunfo nos la daba como una consigna permanente: "nadie negocia por ustedes, ustedes no negocian nada que no se apruebe por asamblea y que pueda perjudicar la unidad de la masa, ustedes lo deciden todo, ustedes unidos no conciliarán ni claudicarán y el ejemplo de esta lucha será tomado por la clase obrera, los estudiantes, etc.; ustedes desde esta batalla tienen que proyectarse y hacer una propuesta de lucha a toda la clase obrera con un programa".

"Vamos a proponerte algo muy importante"
En la segunda ocupación de Perdriel somos detenidos y sacados de la fábrica a la cárcel, luego liberados por la lucha de los obreros mecánicos, sus mujeres, las familias y todo el Partido. Al día siguiente de ser liberados Antonio me dice que me esperaba por su casa para conversar cuestiones importantes. Cuando llegué a su casa -que era en verdad una pieza en la cual vivía con otros dos compañeros- la encontré diferente, pintada y limpia. Allí me dijo: "Agustín, este es un día muy importante para nosotros, los del Partido de Córdoba. Ha venido el camarada Otto Vargas, nuestro secretario general y vamos a proponerte algo muy importante".
Conocerlo al camarada Otto me llenó de emoción y alegría. Ya no era como antes. Desde que conocí a Antonio mi vida había cambiado en, por lo menos, lo fundamental. Tenía la convicción de luchar por la clase obrera y la revolución y eso era lo mejor que me había pasado. De ahí que conocer a Otto era como la culminación de todo eso en un momento en que uno piensa que es muy difícil que se nos presente. Allí Antonio, en medio de esa mateada, y muy emocionado, me propuso la incorporación al PCR. Yo estaba igual, y sorprendido, le contesté: "¿cómo, yo no estoy afiliado?". Y me contestó: "¿vos te considerás afiliado?", "¿pero cómo es? -le dije- todo lo que nosotros hacemos es por iniciativa del Partido, en especial de vos y de Pablo", quien también estaba presente…
El Partido alcanzó un desarrollo muy importante que se efectivizó en el triunfo de la Lista Marrón en el Smata-Córdoba, en la dirección de centros estudiantiles en las facultades y escuelas secundarias técnicas. También tuvimos un desarrollo interesante en gremios de servicios como empleados públicos, municipales, etc. En la lucha democrática fuimos cabeza de un movimiento por las libertades y los derechos humanos con un grupo de profesionales que se ligaron a las luchas de la clase obrera y el pueblo, poniendo sus conocimientos a su servicio y abrazando su causa y sus banderas. De aquí se desprende la visión multifacética de Antonio que, sin perder la brújula de la línea en la lucha por la hegemonía del proletariado desplegó amplitud para unir los distintos sectores con un acertado manejo de la política de frente único, haciéndola girar sobre el fortalecimiento de la lucha proletaria…
El Comité Regional había tomado la iniciativa de poner los pies en el campo con el objetivo de organizar a los obreros rurales y campesinos pobres y medios; pero fue Antonio el que puso los pies en el campo con la propuesta de designar camaradas para esa tarea. También fue él quien organizó reuniones con esos camaradas y siguió de cerca los congresos de obreros rurales con su presencia en los lugares en los que se realizaron.

Un comunista
Dentro de toda esta experiencia y su gran lucha, es seguro que Antonio cometió errores, pero fue en su convicción marxista y en su vida colectiva del Partido la fuente en las que buscó el camino y el método para corregirlos. Aquellos que no reconocieron esto de Antonio -y también de Pablo- cayeron en el individualismo pequeño burgués, en el revisionismo, y, al no corregir, algunos de ellos fueron tomando distancia del Partido. Algunos son hoy plumíferos del revisionismo. Antonio tenía claro cómo eran pero, a la vez, siempre luchó por su transformación, porque también aprendió de ellos en la lucha de líneas dentro del Partido: diferenció a los equivocados de los recalcitrantes, sin ceder espacio al desarrollo revisionista y pequeño burgués, pero sin negarle a nadie el protagonismo como camino para su transformación dentro del Partido…
Antonio fue secuestrado el 23 de abril de 1976. Nuestra lucha por su aparición con vida es la lucha por devolverle a nuestro Partido, a la clase obrera y al pueblo a un dirigente inclaudicable en la lucha por la revolución; de un comunista que cimentó su vida en cómo llegar a esos grandes objetivos revolucionarios, comprendió a fondo los sufrimientos de su pueblo y puso su vida al servicio de una causa noble y difícil. Tomando y dando real valor a su experiencia y su práctica no incurriremos en errores graves y haremos posible esa causa.