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24 de julio de 2013

Chancho limpio también engorda

BREVES DE LA HISTORIA ARGENTINA

Con esta jocosa frase, Miguel Hernández, se refiere a la actitud política y económica de los ingleses, que luego de hacer aprietes y anexiones, en todo el mundo, pretendían explicar su conducta con relatos convincentes (Ver Osvaldo Guglielmino, El hermano de Martín Fierro, Buenos Aires, 1954, Librería Perlado, Pág.114).

Con esta jocosa frase, Miguel Hernández, se refiere a la actitud política y económica de los ingleses, que luego de hacer aprietes y anexiones, en todo el mundo, pretendían explicar su conducta con relatos convincentes (Ver Osvaldo Guglielmino, El hermano de Martín Fierro, Buenos Aires, 1954, Librería Perlado, Pág.114).
El capitalismo inglés, anexaba colonias en Africa y en Asia, durante el siglo 19, momentos que en América, ya existían los estados nacionales, con sus disputas internas y externas, sus múltiples vínculos con diversas potencias de la época, y sus intentos de penetrar y someter. Argentina no fue una colonia directa.
Así luego del exabrupto, y el apriete del Dr. Manuel Quintana, amenazando con bombardear la ciudad de Rosario, durante el conflicto por la sucursal del Banco de Londres, en 1876, se produce el acuerdo de los ingleses con el gobierno nacional del presidente Avellaneda, y estos necesitaron dar una justificación de la patoteada de Quintana.
Entonces, el diplomático inglés St. John explica así el hecho: Haber despachado un buque de guerra a Rosario, era por si hubiese ocurrido un movimiento popular, podía aquél, en caso de necesidad absoluta, haber prestado auxilio a las autoridades locales, si estas lo pidiesen, así como a los súbditos ingleses y sus bienes, si las autoridades argentinas lo hubieran permitido…
Por supuesto estas honestas explicaciones, fueron aceptadas de inmediato, por el nuevo canciller argentino, Rufino de Elizalde, con lo que el conflicto diplomático quedó cerrado.
Corrido Quintana de la negociación por sus patrones, viajó a Buenos Aires el propio presidente del Banco de Londres, George Drabble, quien también sería director del Ferrocarril, y dueño de estancias en La Pampa, residiendo por varios años en Campana, donde fundó un frigorífico inglés, con su barrio destinado al personal de jerarquía.
Pudimos averiguar, que la cañonera inglesa que partió desde el puerto de Montevideo se llamaba Beacon, al mando del capitán Dunlop, que ostentaba el cargo de jefe de las fuerzas navales británicas en el Río de la Plata, cargo que existió en la Marina británica durante décadas.
Estanislao Zeballos y Miguel Hernández denunciaron el incidente en el parlamento argentino, en distintos momentos históricos. González Arzac lo estudió en el siglo 20, y nos pareció nuestro deber divulgarlo en esta columna. Visto en su conjunto, además del incidente, es evidente, que los bancos ingleses acompañaron los negocios de sus empresas, radicaban sucursales donde existía exportación, manejando los ferrocarriles, los puertos, los seguros y el transporte naval.
Contrataban abogados del foro local, como el Dr. Manuel Quintana, que cuando asumió el cargo de presidente de la República Argentina, en 1904, renunció a sus cargos de abogado del Banco de Londres, y de los Ferrocarriles ingleses en Argentina, por una cuestión de ética. Otro chancho limpio, podría decir Hernández.