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11 de octubre de 2012

 

Ganó Hugo Chávez, con el 54% y casi 10 puntos de diferencia sobre la oposición unificada. Derrota de la coalición oligárquica y proimperalista, y desafíos del movimiento popular.

Chávez, una vez más

Hoy 1440 / Venezuela: primeras estimaciones

La gran masividad de la participación electoral en Venezuela —más del 80% del padrón, en elecciones no obligatorias— remachó la cuarta victoria de Hugo Chávez, que sacó casi 10 puntos de ventaja a Henrique Capriles, candidato de un frente que por primera vez unificó a toda la oposición encabezada por las fuerzas oligárquicas y proimperialistas.

La gran masividad de la participación electoral en Venezuela —más del 80% del padrón, en elecciones no obligatorias— remachó la cuarta victoria de Hugo Chávez, que sacó casi 10 puntos de ventaja a Henrique Capriles, candidato de un frente que por primera vez unificó a toda la oposición encabezada por las fuerzas oligárquicas y proimperialistas.

 
Así, en una elección absolutamente polarizada, Chávez obtuvo 7,4 millones de votos (el 54,4%), y ganó en casi todas las gobernaciones; Capriles obtuvo 6,5 millones de votos (el 44,9%). Tanto el chavismo como la oposición superaron sus resultados de 2006. Los otros cuatro candidatos no llegaron a sumar el 1%.
 
Con ese gran respaldo, Chávez iniciará un nuevo mandato de 6 años hasta 2019, completando así dos décadas en el gobierno.
 
En el triunfo de Chávez pesaron la memoria popular de los 40 años de alternancia oligárquica de “adecos” y “copeyanos” (1958-1999), y avances sociales del período chavista como las “misiones” que consiguieron la reducción de la pobreza y del analfabetismo, el acceso gratuito al sistema de salud y otros. También, indiscutiblemente, la propia figura de Hugo Chávez, quien más allá de apoyarse en el verticalizado Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) aparece como irremplazable, sin sucesor y sin plan pos-Chávez.
 
El imperialismo yanqui y las oligarquías proimperialistas de toda América Latina aspiraban básicamente a la derrota de Chávez. Fracasada en 2002 la vía golpista por el amplio apoyo popular y de la fuerza armada al presidente, trabajaron intensamente para unificar a la oposición, maquillándola de “democrática” y hasta de solidaria con las reformas sociales del chavismo aunque crítica de sus rasgos “autoritarios”. Pusieron el acento en la crítica a la “corrupción”, la “inseguridad”, la burocracia de los gobiernos regionales, etc. Inflaron la figura de Capriles y sus perspectivas electorales, enmascarando su pasado de “escuálido” golpista de 2002 y logrando que calara en sectores de capas medias e incluso en sectores populares descontentos con algunos de aquellos aspectos del gobierno chavista. Con su potencial triunfo pretendían golpear no sólo al proceso de reformas bolivarianas de Venezuela, sino al gran auge de luchas populares en la región que lleva ya una década y que está en el trasfondo de la serie de gobiernos nacionalistas y reformistas como los de Evo Morales y el del propio Chávez —y también de otros neo-desarrollistas o “reformistas sin reformas” como los de Lula y Dilma, Correa y los Kirchner— que llegaron al gobierno en la última década y media. Y aspiraban a obstaculizar la creciente convergencia o integración regional en foros como Unasur o Celac que por primera vez en más de medio siglo excluyen a los Estados Unidos.
 
La victoria de Chávez tendrá efectos en toda la región. Contribuirá a limitar la contraofensiva que desde mediados de la década anterior viene intentando el imperialismo norteamericano a través de tratados de “libre” comercio y del aliento a golpes de estado como los que se impusieron en Honduras y Paraguay.
 
El triunfo de Chavez reafirma las conquistas logradas en estos años por el pueblo y la nación venezolana, y puede permitirle avanzar en la lucha por una mayor democratización de la propiedad de la tierra y de las nacionalizaciones, previniéndose de los “cantos de sirena” de otros imperialismos que, como los de Rusia y China, tratan de aprovechar la crisis y el retroceso yanqui para avanzar en sus posiciones e influencia en la región.