Las marchas se hicieron a pesar de las prohibiciones de las intendencias y gobernaciones de celebrar el Año Nuevo en la calle, de las restricciones al transporte o la ocupación de espacios públicos por fuerzas represivas. Las más importantes manifestaciones se dieron en la ex Plaza Italia en Santiago, en el centro de la ciudad de Concepción y en el Puente Perales en Talcahuano, pero las protestas se multiplicaron en todo el país, en distintas ciudades y poblaciones.
En Santiago
Decenas de miles de chilenos recibieron el año nuevo en Plaza Dignidad (ex plaza Italia), epicentro de la rebelión popular que vive el país desde hace ya más de dos meses. Desde muy temprano el paseo se fue poblando de jóvenes con banderas chilenas y mapuches. En un momento se intentó tirar abajo el monumento al general Baquedano, quien en el siglo 19 ocupara a sangre y fuego la Araucanía, lo que no pudo consumarse. Pero, como dijo un manifestante que pujaba con sus compañeros tirando de una cuerda amarrada a la cabeza del general, “tarde o temprano va a caer, como caerá Piñera”.
En otro costado de la plaza, grupos de jóvenes distribuían las mesas para la cena de fin de año. Identificados con pañuelos rojos que decían “zena cero”, preparaban las comidas mientras recibían donaciones de gaseosas, postres y otros alimentos entregados por vecinos de la zona. Entretanto, ya se escuchaba por los parlantes de “Radio Plaza Dignidad, montada por los manifestantes, la “nueva música-protesta chilena”.
Si bien en el centro de la plaza no había despliegue represivo, a pocos metros de donde se elaboraba y repartía la comida se arrojaban gases lacrimógenos, los carros hidrantes echaban agua con químicos tóxicos y se atacaba con brutalidad a distintas filas de las llamadas “primeras líneas”, que resistían la embestida de carabineros para impedir su avance sobre la plaza. Varios manifestantes sufrieron diversas heridas que rápidamente eran atendidas por los cuerpos sanitarios que colabolaban voluntariamente.
A partir de la hora cero del nuevo año la plaza se vio iluminada por los fuegos de artificio, petardos, bengalas y rayos láser. Sobre una pared cercana se proyectaban textos alusivos a la lucha por la tierra encabezados con la palabra de combate “Mariciweu” junto a una bandera mapuche.
La multitud acompañaba este impresionante escena coreando “el pueblo unido jamás será vencido”, “Piñera es igual a Pinochet”, y otras consignas que reflejan muy bien por qué este pueblo continúa la lucha “por la dignidad”, en las calles de todo Chile.
También se homenajeó a los 29 muertos desde el inicio del conflicto, el 18 de octubre de 2019 y se levantó un altar para recordar a Mauricio Fredes, un joven de 33 años, quien falleció durante la jornada de protesta del viernes 27 de diciembre (la última del 2019) luego de caer a un foso de agua en las proximidades de plaza Italia cuando escapaba de la brutal represión desatada por Carabineros.
Ya avanzada la madrugada, se repitieron enfrentamientos con carabineros en la avenida Alameda. El estudiante Diego Lastra perdió allí la vista de su ojo izquierdo tras recibir el impacto de una granada de gas lacrimógeno. En sus redes sociales el joven, alumno de la Facultad de Medicina de la Universidad Diego Portales, agradeció las muestras de solidaridad que ha recibido y escribió que si desean ayudarlo “no dejen de luchar”.
En Valparaíso
Otro de los puntos de concentración popular para el Año Nuevo fue Valparaíso. Allí fue “inaugurada” la Plaza de la Resistencia en el sector de la plaza Aníbal Pinto. Previamente se desarrolló una actividad denominada “Súper Barricadas”, que consistió en la realización simultánea de diferentes intervenciones artísticas en once puntos diferentes de Valparaíso denominadas “Fuego: Acciones en Cemento. El arte fuera de las aulas”. Una vez finalizados estos eventos, los manifestantes colocaron en la plaza dos afiches, uno de ellos con el nombre Plaza de la Resistencia, y el otro que dice “Gobierno asesino”. Ya de madrugada, se desató una vez más, la brutal represión de carabineros. Allí el joven Matías Orellana recibió el impacto directo una granada de gas lacrimógeno que le provocó el estallido ocular del ojo derecho con pérdida total de la visión.
El doctor Bonilla, integrante de la Asamblea de Cerro Alegre de Valparaíso, e integrante de la Comisión de Derechos Humanos del Colegio Médico, dijo al visitar a Matías Orellana en la clínica donde se encuentra internado: “Vine a ver a Matías. La lesión es de gravedad, porque hay estallido ocular y agregó: “Quiero hacer un llamado a la solidaridad internacional por los crímenes de lesa humanidad que se cometen en Chile. Basta de represión, basta de criminalizar las protestas, basta de mutilar y asesinar chilenos. Matías, me dejó muy impresionado por la entereza y valentía que tiene; es un ejemplo de coraje para seguir luchando”.
Un amigo de Matías expresó que “esto es terrorismo de Estado. No es sólo Matías, son miles de torturados, de violados y violadas. Aquí hay un estallido social, hay demandas legítimas, existe organización, se están generando Asambleas y Cabildos, y desde ahí queremos lograr las transformaciones. El intendente de Valparaíso pretende que esto no sea algo político, pero es político, es fundamentalmente político”.
La lucha no se detiene
El viernes 3 de enero se realizó la primera marcha del 2020, la que coincidió con la conmemoración de los doce años del asesinato a manos de Carabineros del joven mapuche Matías Catrileo. Miles de chilenos acudieron a la convocatoria en las distintas ciudades del país. La concentración en Santiago comenzó a las 18 hs en el cerro Santa Lucía, y continuó a las 19 en Plaza Dignidad. En otras regiones las protestas se realizaron en los puntos ya habituales de las multitudinarias manifestaciones, mientras que en Viña del Mar hubo una concentración nocturna en Plaza O´Higgins.
El Estado chileno no ha podido ni podrá “disciplinar” a este heroico pueblo. Al proceso no lo detiene ni la política de criminalización de la protesta ni pactos espurios por arriba. Más de dos meses en las calles expresan que este auténtico plebiscito ya muestra un resultado contundente, en tanto que el proceso fue pariendo instituciones donde se ejerce la democracia directa (asambleas autoconvocadas, cabildos populares, centros coordinadores como la Mesa de Unidad social, etc.) que deliberan sobre qué bases construir un nuevo país.
Mientras algunos “analistas” venían opinando que el verano haría diluir las protestas, las calles y plazas de Chile muestran que nada de eso ocurrirá. La revuelta no se detiene. Por el contrario, se multiplicará cuando en marzo decenas de miles de estudiantes vuelvan a clase.
La rebelión del pueblo chileno estimula el combate en nuestro país y en toda América Latina. Hacemos llegar desde aquí un abrazo fraternal y toda nuestra solidaridad a los hermanos chilenos en lucha.