Un día antes del comienzo de la Copa América de fútbol, cerca de 200 mil personas marcharon en Santiago, capital de Chile, contra la política educativa del gobierno de Bachelet.
Los estudiantes secundarios y universitarios, junto a los gremios de profesores, reclamaron en varias ciudades chilenas por la abolición de las cuotas en las escuelas y universidades y el libre acceso a todas las instituciones educativas.
Un día antes del comienzo de la Copa América de fútbol, cerca de 200 mil personas marcharon en Santiago, capital de Chile, contra la política educativa del gobierno de Bachelet.
Los estudiantes secundarios y universitarios, junto a los gremios de profesores, reclamaron en varias ciudades chilenas por la abolición de las cuotas en las escuelas y universidades y el libre acceso a todas las instituciones educativas.
El gobierno reprimió con dureza las manifestaciones, con nueve heridos y 44 detenidos en enfrentamientos al fin de la marcha por la capital chilena.
Con la consigna “ganar el partido por la educación”, miles de jóvenes marcharon con una enorme copa de color dorado con la inscripción “Copa de la Gratuidad” haciendo referencia a una de las mayores demandas de los estudiantes: educación pública, gratuita y de calidad, que acabe con el sistema desigual, legado de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
En las marchas se critican las propuestas oficiales en varios aspectos. Por un lado, los gremios de profesores dicen que no se garantiza la estabilidad laboral, que los sueldos serán menores al salario mínimo, y con un gran aumento en la carga horaria, en detrimento de la calidad educativa.
Por el lado estudiantil, el eje de las denuncias está puesto en que la reforma no garantiza la gratuidad. Tras la marcha, en la que también se rechazó el gran gasto en la Copa América porque se tendría que haber invertido en educación, se anunciaron nuevas movilizaciones. Al mismo tiempo, se tomaron varias universidades y colegios secundarios.