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03 de octubre de 2010

Flexibilización y mano de obra barata para los monopolios: lejos del modelo de capitalismo

Chile volvió a las calles

El movimiento obrero y popular contra las políticas proimperialistas de Bachelet

Miles de trabajadores y diversas organizaciones sociales chilenas ganaron las calles de Santiago, Valparaíso, Rancagua y otras ciudades en la jornada de paro y movilización contra el gobierno de la socialista Michelle Bachelet convocada el miércoles 29/9 por la Central Unitaria de los Trabajadores.
En muchos casos la movilización salió por presión de las bases y por encima de las direcciones propatronales y reformistas, empezando por la de la mayoritaria CUT, que viene de traicionar recientes reclamos laborales y sociales como los de los obreros forestales del sur, los mineros de Codelco, los estudiantes secundarios y la movilización contra el sistema Transantiago (de transporte urbano).
A los sindicatos se sumaron organizaciones como el Colegio Médico, el Colegio de Profesores, la Confederación de la Pequeña y Mediana Industria y la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales.

Fuegos de medianoche
El miércoles el centro de Santiago amaneció bajo un impresionante operativo policial. En los suburbios se multiplicaron las ya clásicas acciones descentralizadas con clavos miguelitos, barricadas y botellas incendiarias para cortar el tránsito. Y hasta armas caseras para contrarrestar la brutal represión de los carabineros.
El gobierno “socialista” hizo casi 700 detenidos (un 30 por ciento menores de edad). Unos 200 serán ahora perseguidos judicialmente por “desórdenes en vía pública”. Pero las fuerzas represivas no la sacaron gratis: 33 carabineros resultaron heridos.
Los enfrentamientos de grupos de jóvenes con la represión se extendieron hasta la medianoche en los barrios periféricos con barricadas, fogatas y cortes de luz, como ocurría en las jornadas de resistencia contra la dictadura pinochetista.

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La gran movilización popular volvió a sacar a luz la realidad de un país propagandizado como modelo de capitalismo “exitoso”, consecuencia de políticas entreguistas aplicadas sin pausa durante 17 años de pinochetismo más otros 17 años de “Concertación” de “socialistas” y democristianos con políticas económicas y sociales calcadas de las de la tiranía proimperialista de Pinochet. Una realidad de trabajadores subcontratados, bajos salarios, eliminación de prestaciones de salud y jubilaciones, de mano de obra barata para los monopolios extranjeros y locales exportadores de vegetales, maderas y frutas que “los mercados” mundiales compran a “precio competitivo” gracias al trabajo semi esclavo de las temporeras o de los obreros forestales.
Una realidad que contrasta con las fabulosas ganancias de los bancos, las grandes tiendas y los monopolios extranjeros que se llevan el cobre.
Todo esto fue desnudado por la movilización de decenas de miles de manifestantes, entre los que seguramente son mayoritarios los que llevaron a la presidencia a la propia Bachelet.

¿Que se vayan todos?
Con la “socialista” Bachelet el doble discurso estilo Kirchner se convirtió en doctrina oficial. “En democracia y en mi gobierno los trabajadores siempre podrán expresar pacíficamente sus demandas y defender sus derechos”. Eso sí, amenazó, “hay un límite y quiero que todos lo entiendan muy bien”.
A renglón seguido puso en marcha una “comisión” de 48 miembros para “estudiar” una reforma impositiva “para disminuir la desigualdad”, cuyos miembros son los principales responsables de las políticas ultraliberales vigentes. Los ministros clave del gobierno pertenecen al grupo Expansiva, reducto de los teorizadores del más rancio neoliberalismo. El ministro de Hacienda Andrés Velasco es partidario abierto de la privatización de la empresa estatal del cobre Codelco.
El mismo miércoles por la tarde, diputados y senadores de los partidos oficialistas –incluidos algunos que apoyaron de palabra la jornada de protesta– aprobaron por un voto la “reforma previsional”: las pensiones privatizadas de los trabajadores, hasta ahora un coto exclusivo de las llamadas Asociaciones de Fondos de Pensiones (AFP), ahora podrán ser también un negocio de los grandes bancos nacionales y extranjeros.
Por eso no sorprende que en el trasfondo de la protesta se muestre también el repudio a todo el corrompido sistema de la “democracia” electoral y parlamentaria, que al igual que en los días del “Que se vayan todos” de este lado de los Andes viene traduciéndose en cifras de abstencionismo electoral cercanas al 50 por ciento.