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25 de febrero de 2015

Los acuerdos del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner con el presidente chino Xi Jinping han puesto sobre la mesa la pregunta ¿qué tipo de país es China?    

China es un país imperialista

Cómo se restauró el capitalismo. Nota 1 de 2

Nuestro Partido, ya en 1979 afirmó que China había cambiado de color, y que se había restaurado el capitalismo. Mao Tsetung había muerto en septiembre de 1976, y dos años después, los maoístas fueron derrotados en la dirección del Partido Comunista de China por el sector derechista encabezado por Deng Xiaoping. Allí comienza una política de reformas para liquidar las conquistas socialistas, y abrir paso a un desarrollo acelerado del capitalismo. 
Casi 40 años después, ese desarrollo capitalista transformó a China en una de las principales potencias imperialistas del mundo. 
 
La Revolución Cultural Proletaria
China había atravesado, entre mediados de la década del 60 y la del 70, esa “revolución dentro de la revolución” que fue la Revolución Cultural Proletaria. Ésta fue una gigantesca batalla, como la llamaron los maoístas chinos, “contra los seguidores del camino capitalista”, derrotándolos parcialmente a lo largo de 10 años. Mao, que había estudiado la restauración del capitalismo en la URSS a partir del 20 Congreso del PCUS en 1957, sintetizó la teoría de la continuación de la revolución en las condiciones de la dictadura del proletariado. La Revolución Cultural Proletaria fue la puesta en práctica más grande en la historia de la humanidad de esta síntesis, expresando la convicción de que a lo largo de toda la etapa de construcción del socialismo “existen clases, contradicciones de clase, lucha de clases, existe la lucha entre el camino socialista y el capitalista, existe el peligro de la restauración del capitalismo y existe la amenaza de subversión y de agresión por parte del imperialismo”, como escribió Otto Vargas. 
Escapa a este artículo extenderse sobre este tema. Recordemos solamente que en la última etapa de la Revolución Cultural Proletaria, Mao desplegó la lucha contra la línea derechista de Deng Xiaoping, quien fue destituido de sus cargos en el partido y enviado a trabajar entre los campesinos criando chanchos. 
 
Cómo se restauró el capitalismo
Al ganar el sector derechista encabezado por Deng, se tomaron una serie de medidas económicas para desalojar a los obreros del poder del Estado. Lo primero fue revertir la inmensa reforma agraria destruyendo las comunas populares –experiencia que avanzaba sobre las cooperativas y donde las masas ejercían el poder en lo económico, político, administrativo y militar-. En el campo se volvió a la propiedad familiar, y al poco tiempo se permitió que los campesinos contraten trabajadores, vendan sus excedentes y arrienden tierras. Esto permitió un nuevo proceso de concentración de la tierra en pocas manos.
Se implantó a una nueva burguesía en el control de las palancas claves del Estado, usurpando la dirección de las industrias en todas las áreas estratégicas. Con los años se crearon las “zonas especiales” de desarrollo industrial, con la intervención de las principales potencias imperialistas y sobre la base de la superexplotación de millones de campesinos desplazados y obligados a migrar a las ciudades. Se consolidaba una nueva burguesía al frente de poderosas industrias estatales en áreas como minería, petróleo, siderurgia, a la par que crecía el sector privado.
Una pequeña enumeración nos permite conocer un poco más de las consecuencias nefastas de esta restauración para los trabajadores y el pueblo chino:
Las fábricas de las zonas económicas especiales someten a los obreros a jornadas insoportables, comida de mala calidad, apiñamiento en los dormitorios y maltrato, que han desatado una gran oleada de huelgas, logrando mejoras parciales en salarios y condiciones de trabajo.
Los funcionarios se enriquecieron acaparando enormes extensiones de tierra para construcción de viviendas, desalojando a miles de campesinos, lo que ha sido respondido con miles de protestas a lo largo de estos años.
Como muestra el reciente año nuevo chino, son cerca de 300 millones los campesinos e hijos de campesinos obligados a migrar del campo a las ciudades en busca de trabajo. Entre 1995 y el 2000, las empresas estatales despidieron a 48 millones de obreros.
Se ha desmantelado el sistema de salud pública rural, con las consecuencias de enfermedades y epidemias que habían sido erradicadas por la Revolución China en tiempos de Mao. También en el campo, la desaparición de las comunas ha llevado a que las escuelas rurales cobren una matrícula, con lo que muchos hijos de campesinos pobres no acceden a la escolaridad. 
En las ciudades, mientras una minoría se enriquece, decenas de millones viven en condiciones de extrema pobreza. En el caso de las mujeres, se ha multiplicado la prostitución, y hasta la trata de niñas al exterior.
Como se ha visto en recientes revueltas, son cada vez más los chinos que enfrentan las graves consecuencias ambientales del desarrollo desenfrenado del capitalismo, con una gran contaminación en las ciudades, donde la polución en el aire impide respirar normalmente, con decenas de ríos contaminados por los desechos industriales, y la destrucción de reservas forestales.
Deng Xiaoping, responsable principal de este “milagro económico” como lo calificaron los jerarcas capitalistas de todo el mundo, sintetizó este proceso en consignas como “no importa si el gato es blanco o negro, con tal de que cace ratones”, y “enriquecerse es glorioso”.
Estas medidas económicas sólo fueron posibles de la mano de liquidar la democracia grande para las amplias masas populares, y establecer un régimen policíaco y represivo. Se terminó con los grandes actos de masas, y con el debate democrático en los lugares de trabajo y estudio. Se prohibieron los sindicatos independientes. Lo que comenzó con la prohibición de los Da-zibao (carteles de grandes caracteres donde las masas expresaban sus críticas a los funcionarios y dirigentes del PCCh), culminó en 1989 con la terrible represión de la plaza Tienanmen, en la que el ejército chino avanzó con tanques y masacró a centenares o millares de personas que protestaban contra el gobierno. Luego de esta infame represión (3 de junio de 1989), el gobierno emprendió un gran número de arrestos para suprimir todos los focos de resistencia obrera y estudiantil, expulsó a la prensa extranjera y controló estrictamente la cobertura de los acontecimientos en la prensa china. Tal fue la enorme acumulación primitiva en la que se basó el desarrollo capitalista en china luego de la derrota de la Revolución. El principal ingrediente del “milagro chino” fue la sobreexplotación de los trabajadores.
 
El capitalismo se hace imperialista
En China el proceso de restauración capitalista tiene particularidades propias, que lo diferencian de lo que pasó en la URSS. En primer lugar, China al momento del golpe del sector derechista en 1978, era un país del tercer mundo, que había solucionado el hambre, la educación, la vivienda y el trabajo de las masas, pero no tenía el desarrollo industrial que tenía la URSS cuando se restauró el capitalismo en 1957.
Esto implica ver cómo se desarrolló el capitalismo en China, bajo el paraguas de la “economía socialista de mercado”, esa justificación teórica que inventaron los jerarcas del PCCh para justificar tanto la creación de las “zonas especiales” con gigantescas industrias por las que China es el país con mayor inversión directa extranjera en todo el mundo, como el desarrollo de las gigantescas corporaciones estatales. 
Como dicen las Resoluciones del 12 Congreso del PCR: “La burguesía monopólica imperialista de estado de China desde un inicio se propuso mantener los sectores básicos de la economía en manos del Estado, así sucede con el petróleo y gas, el acero, cemento, carbón, aluminio, vidrio, la flota marítima y la infraestructura vial. La apertura al capital extranjero, la inversión extranjera directa impulsada a partir de 1978 se propuso atraer capital y tecnología de punta del resto del mundo.
“Entre los años 1980 y 2010 la inversión extranjera directa sumó cerca de un billón (millón de millones) de dólares, más precisamente 962.873 millones, el año récords fue 2010 con 105 mil millones de dólares. Atrajeron inversiones sobre la base de ofrecer salarios bajísimos en relación al capitalismo occidental desarrollado, ventajas impositivas y posibilidades de colocación de sus mercancías en el mundo. En 1980 el salario promedio industrial que se pagaba en las zonas especiales era de 80 dólares. A partir de esta base la estructura de costos del mundo capitalista que compite en el mercado internacional se trastocó drásticamente y la competitividad de lo que provenía de China fue desplazando a sus competidores en varias ramas de la producción. Los monopolios capitalistas de EEUU y Europa hicieron ganancias fabulosas. De los 500 monopolios imperialistas más grandes del mundo 450 se han establecido en China. Pero el origen de estas inversiones es en un 33,32% provienen de la Gran China (Hong Kong y Taiwán)… 
“Otro aspecto a tener en cuenta en el estudio del actual desarrollo desigual del mundo capitalista es que principalmente a partir del 2000, la inversión china en el extranjero ya supera el total de las inversiones recibidas entre 1980 y 2010… Entre 2009 y 2010 según el Financial Times los Bancos Chinos estatales, el China Development y el China Export-Import Bank prestaron a gobiernos y compañías de países del Tercer Mundo un monto de 110 mil millones de dólares, 10 mil millones de dólares más de lo que prestó el Banco Mundial”.