Noticias

09 de noviembre de 2022

Otto Vargas sobre cómo se restauró el capitalismo en China

China es un país imperialista

Nuestro Partido, y en particular el querido camarada Otto Vargas, secretario del PCR fallecido el 14 de febrero de 2019, denunciaron desde fines de la década de 1970 cómo se había restaurado el capitalismo en la patria de Mao Tsetung. Así lo reflejan estos párrafos extractados de su libro “¿Ha muerto el comunismo?”, reeditado en el 2008 por Editorial Ágora.

Pese a lo que dijeron los actuales jerarcas chinos en el reciente 20 Congreso del Partido “Comunista” de China, donde ha sido reelecto para un tercer período al frente del Partido y del Estado Xi Jinping sobre “el socialismo con peculiaridades chinas”, China hoy es un país imperialista, una gran superpotencia económica que disputa los mercados de todo el mundo con los otros imperialismos, y que va dando pasos en el terreno militar con las fuerzas armadas más grandes del mundo.

Decía Otto Vargas en “¿Ha muerto el comunismo?”, págs. 123 y siguientes: “Los maoístas lucharon hasta que fueron derrotados por la derecha en el Pleno de diciembre de 1978. Nosotros viajamos a China en abril de 1979 y tuvimos una entrevista con Hu Yaobang, que ya era el dirigente del partido.

Formalmente todavía estaba Jua Kuo-feng, pero el dirigente real, el hombre que expresaba la línea dominante de Teng Siao-ping era Hu Yaobang. Yo lo había conocido personalmente muchos años antes. En varias ocasiones habíamos estado juntos y teníamos un relativo conocimiento. Para nosotros también era un momento difícil, pues 1979 fue el año de la persecución más dura contra nosotros. En el período posterior al Mundial del 78 la dictadura se fijó como objetivo la liquidación de los maoístas; dio el gran golpe contra Vanguardia Comunista y comenzó la política de cerco y aniquilación de nuestro partido. Hu Yaobang, basándose tal vez en ese viejo conocimiento que teníamos, creyó que íbamos a ser seducidos por las reformas que ellos intentaban. Recordaba seguramente aquél antecedente de nuestros camaradas que no habían querido levantar el libro de Lin Piao, y que nosotros no habíamos sido un partido obediente a ninguna batuta exterior, ni pekinesa ni de ningún lado. Nos mostraron las reformas que habían hecho, y para nosotros quedó claro que esas reformas significaban la restauración del capitalismo en China. Cuando regresamos lo dijimos y lo escribimos en un Informe que el partido discutió internamente, con grandes dudas sobre la justeza o no de lo que decíamos allí, porque en el partido había una profunda ilusión, una profunda confianza; ¡y cómo podía ser posible que en China sucediera eso! Nosotros, a partir de un análisis leninista del Estado, planteamos que eso ya no era posible de revertir. Existían maoístas, pero no se podía revertir esa restauración. Solamente se podía revertir a partir de una lucha por el poder, porque había cambiado la esencia del poder, se había restaurado el capitalismo bajo la forma de capitalismo de Estado, expresamente reconocido, por otro lado, por la nueva dirección del PCCh, que dice defender no ya la dictadura del proletariado, sino la “dictadura democrático-popular”. Pero a diferencia de la Revolución Cultural, en la que los maoístas tenían el control de las palancas fundamentales del Estado, y desde allí pelearon contra los revisionistas, ahora era exactamente al revés…

En China, se ha retrogradado todo. Se han eliminado las comunas populares, que eran un organismo económico, político, administrativo y militar en el que las masas ejercían el poder. Era un organismo económico con jurisdicción no solamente sobre la producción agropecuaria, sino también sobre la producción industrial de la zona geográfica aledaña.

Al mismo tiempo, era una unidad administrativa y política, lo que permitió una participación plena de las masas en la discusión política general y particular. Además, como la comuna era la base de la milicia popular, permitía la organización militar autónoma de las masas.

Ahora se ha vuelto a lo que existió en China desde hace milenios y que fue la base del feudalismo chino: la explotación familiar del agro. Esto todavía está encubierto, porque las tierras son entregadas a las familias en arriendo…

En China se sigue este camino. ¿Y cuál es el resultado? Mientras los campesinos de las regiones más pobres, los que tienen mayor cantidad de hijos pequeños, las viudas, los que tienen familiares inválidos a cargo, etc., sufren el peso de esta diferenciación con respecto a aquellos que tienen mejores condiciones para avanzar por el camino de la acumulación de capital, estimulados por el Estado por medio del crédito, generando privilegios escandalosos que ya asombran a los visitantes de la China actual. Mientras la gran masa de la población campesina trabaja con sus pies en el lodazal de los arrozales, un puñado de campesinos se enriquece aceleradamente y tiene acceso no sólo a los medios de consumo capitalista, sino a la explotación creciente de mano de obra asalariada. Inclusive existen en China actualmente capitalistas que explotan a centenares de obreros y poseen varias fábricas. Se ha restablecido el capitalismo. Nosotros opinamos esto…

La vida ha enseñado, también en el caso chino, que no porque se canten loas a la tranquilidad, a la unidad, a la fraternidad, al fin de los “disturbios” (entendiendo por “disturbios” las cosas que sucedieron bajo la Revolución Cultural), se acaba la lucha interna en el partido. Muerto Mao, un sector del partido intentó cambiar a su favor la dirección del mismo. Era el sector izquierdista que fue llamado la “Banda de los Cuatro”. Dentro de este sector figuraban camaradas que tuvieron una participación muy activa en la Revolución Cultural y fueron líderes de la misma, pero a la muerte de Mao produjeron un enfrentamiento donde en la práctica facilitaron, por las formas y contenidos de su lucha, que la derecha del partido reivindicara a todos los que habían sido derrotados por la Revolución Cultural. Esto lo digo por los datos con que contamos, que no son todos, y es posible que los hechos hayan sido diferentes, pero así aparecen. A través de un proceso, esas reivindicaciones se utilizaron para garantizar una determinada dirección del partido. Si se quiere saber qué sucedió en China, basta ver quiénes eran los protagonistas de la Revolución Cultural, quiénes eran sus enemigos y quiénes están hoy en el poder. Son los que eran enemigos de la Revolución Cultural. Es el caso concreto de Teng Siao-ping, que junto a Yang Shan-kung aparecen como protagonistas principales de la sangrienta represión de la Plaza Tienanmen.

De Teng Siao-ping dijo Mao poco antes de morir: “Esta persona no se empeña en la lucha de clases, nunca ha mencionado esta clave. Sigue todavía con su gato blanco o gato negro, sin hacer distinción entre el imperialismo y el marxismo. No sabe nada de marxismo-leninismo; representa a la burguesía”. El “gato blanco o gato negro” se refiere a una famosa frase de Teng Siao-ping, allá por el año 62, cuando dijo que no importaba el color del gato con tal que cazase ratones. Es decir, no importaba si un técnico o un dirigente era comunista o de ideas burguesas, con tal que hiciera bien su trabajo y garantizase el desarrollo de la producción. Por esto ya había sido el blanco de la Revolución Cultural. Después se autocriticó. En 1972 volvió a la dirección del partido. Nuevamente cometió errores por los que fue castigado; y después de la muerte de Mao regresó a la dirección del partido.

 

Hoy N° 1938 09/11/2022