Noticias

29 de noviembre de 2012

Desalojos y apropiaciones forzosas: nuevas cumbres en los negociados de la burguesía monopolista china. Amnistía Internacional informa ahora sobre lo que viene creciendo desde hace una década.

China: la burguesía crece a fuerza de topadoras

Hoy 1447 / Funcionarios y mafias de la construcción expropian y demuelen viviendas

Un informe reciente de Amnistía Internacional (A.I.) contribuye a desocultar los secretos del “milagro” económico de China. El mismo día en que el escritor chino Mo Yan recibía en Oslo (Suecia) el Premio Nóbel de Literatura, la organización humanitaria mundial publicó un extenso informe sobre la creciente ola de desalojos de hogares en muchas ciudades de la potencia oriental, y sobre el creciente “malestar social” que eso está generando.

Un informe reciente de Amnistía Internacional (A.I.) contribuye a desocultar los secretos del “milagro” económico de China. El mismo día en que el escritor chino Mo Yan recibía en Oslo (Suecia) el Premio Nóbel de Literatura, la organización humanitaria mundial publicó un extenso informe sobre la creciente ola de desalojos de hogares en muchas ciudades de la potencia oriental, y sobre el creciente “malestar social” que eso está generando.
La advertencia se produjo apenas días antes del inicio –el jueves 8 de noviembre– del 18º Congreso del partido “comunista” de China, y cuando día tras día nuevas evidencias desmienten la pretendida “sociedad armónica” que la burguesía burocrática monopolista china dice querer construir. El 22 de noviembre recorrió el mundo la imagen de una nueva “casa clavo” (como se denominan en China las casas que las autoridades y los “desarrolladores” inmobiliarios no pueden demoler por falta de acuerdo con sus dueños, pero a las que aíslan demoliendo todas las construcciones a su alrededor dejándola sin agua, luz ni comunicaciones para obligarlos a “acordar” por la fuerza). En este último caso se trata de una casa de cinco plantas en la provincia de Zhejiang, completamente aislada en medio de una autopista ya construida.

Acosos, golpizas,
extorsiones y asesinatos
Estallada la crisis económica mundial en 2008, el inmenso paquete de estímulos financieros que lanzó el gobierno chino por 600.000 millones de dólares se volcó principalmente a proyectos de construcción. A partir de allí se multiplicaron los desalojos violentos de vecinos y familias, que en muchos casos incluyen acosos, golpizas, extorsiones, encarcelamientos y asesinatos. En reiterados casos la desesperación llevó a los desalojados a inmolarse prendiéndose fuego.
La crisis llevó a nuevas cumbres los negociados de la burguesía monopolista china a costa del pueblo. A través de los bancos estatales, el gobierno central facilitó capital a manos llenas. Los gobiernos locales se endeudaron con esos préstamos. Funcionarios de los gobiernos locales se confabularon con promotores inmobiliarios para confiscar propiedades y luego vendérselas a esos mismos “desarrolladores” para pagar los préstamos tomados. Su mayor fuente de financiación es la “venta de tierras” (en realidad se trata de usufructo, ya que en la letra la tierra aún es pública y su apropiación privada, aunque se produce de hecho, no está legislada).
A pesar de los lamentos y proclamaciones, en la práctica el gobierno central sigue impulsando la “reactivación” económica a cualquier precio, y promoviendo a los funcionarios que la propugnan mediante la construcción de más rutas, fábricas, centros comerciales y barrios residenciales. Aunque se adoptaron algunas medidas que parcialmente frenaron la especulación en la construcción, la “burbuja” inmobiliaria condujo a fines de 2010 a un brutal endeudamiento de los gobiernos locales que se calcula en 10,7 billones de yuanes (1 billón 690.000 millones de dólares). Las autoridades tuvieron que vender cada vez más suelo para devolver los créditos que habían tomado para los proyectos de construcción.
Así, la “venta” de tierras en Beijing en septiembre superó el total de los ocho meses anteriores. Sólo en ese mes, el municipio de la capital recibió más de 4.000 millones de dólares por esas ventas, de modo que la situación tiende a crecer exponencialmente. En los últimos dos años se aceleraron los desalojos violentos: decenas de miles de residentes fueron echados de sus casas en el campo y en las ciudades. Amnistía describe 40 casos de desalojos forzosos; en nueve de ellos se produjo la muerte de personas que se resistieron. Dos casos son especialmente estremecedores: en la ciudad de Wuhan (capital de la provincia de Hubei), una mujer de 70 años fue enterrada viva por una excavadora cuando intentaba evitar que derribaran su casa. En la ciudad de Wenchang (provincia de Sichuan), la policía se llevó a un bebé y se negó a devolvérselo a su madre hasta que firmara la orden de desalojo.
Otras tácticas de los gobernantes y promotores inmobiliarios para expulsar a los residentes consisten en el corte de servicios esenciales como el agua y la electricidad, el inicio de los trabajos de excavación para las fundaciones de los nuevos edificios aislando completamente a los habitantes que se resisten a ceder sus casas, y la contratación de matones para apalear a los pobladores.